Un poeta de la pintura y el paisaje

06 Oct 2019

... Viene de la página I.

- ¿Cómo trabaja los colores?

- No veo el mismo color que ves vos. El verde se hace con negro, con amarillo y azul, esa es la base, ahora si querés meterle otro color, hacelo. No hay que tirar los colores fuertes hacia fuera del cuadro porque la vista se va afuera, se desplaza el eje. Por qué no vas a poner un árbol, pero si querés ponerlo, hacelo, pero no le des importancia, que quede ahí para componer otro, pero que no llames la atención. Entonces uno pone el acento donde quiere. Vos ponés un mismo color acá y allá, son dos focos y esos focos tiran, entonces vos captás uno u otro, hay que hacer que un color sea más bajo que el otro. Después, ver, porque es difícil ver. Vos empezás a ver y a descubrir. El paisaje lo traga a uno, entonces uno tiene que mirar para ver qué es lo que vamos a hacer.

La mirada

- ¿Qué diferencia hay entre la mirada del pintor y la de una persona que es una simple observadora?

- A mí lo que me interesa es poder mirar yo, no pensando en un observador. Hay que copiar al máximo, hay que meterse y después dibujar para desdibujar. Vos ya sabés copiar bien, entonces ahora, qué ponés vos. Hay dibujos que podés pintar, y hay otros que son dibujos en sí. Yo decía que el que dibuja bien, pinta bien y no es así porque hay dibujantes que no pintan como Aurelio Salas. Todo pintor dibuja. Nieto Palacios era el más culto de todos. Linares es para mí bárbaro. Nieto Palacios pasó por todas las escuelas de vanguardia, pero no tenía personalidad. Nieto ha sido un hombre muy tímido y romántico y parece que le molestaba ser romántico, demostraba lo contrario. Iba en contra de sí mismo, entonces no se puede. Porque si uno no se encuentra... Yo me aislaba y hacía mis cosas para evitar influencias.

- Dicen que era un solterón empedernido ¿Es cierto que se casó presionado por Sarita (Chaklián)?

Sarita interviene: “No, para nada. El que lo presionó fue el maestro Spilimbergo. Una noche, él le prometió que se iba a casar dentro de un mes. Me llama por teléfono y me dijo: ‘dentro de un mes nos casamos’, y yo le dije: “¡qué bueno!” Pero al día siguiente como se había levantado muy bien, ya quería posponer. Y el maestro le dijo: ‘no, compañero, usted anoche me dio la palabra de que se casa dentro de un mes’”.

- No es que le huía al matrimonio, sentía que no estaba para casarme. La calle me ha enseñado. Mis amigos me han alimentado. Después he tenido la suerte de ser muy querido, respetado. Me casé contra la voluntad de toda mi familia, y me ha ido muy bien en la vida, gracias a Dios.

- Tiene fama de buen bagualero ¿Quién le enseñó?

- A mi papá le gustaba mucho el canto y era muy folclorista, rascaba la guitarra. Cuando éramos chicos en Trancas nos hacía bailar. Y en unas vacaciones, ya trabajaba yo y le dije a mi hermano que fuéramos a Cafayate. Yo ya dibujaba y conocimos a un hombre, era día de elecciones, y estaban haciendo vino en un caserón. Escuchamos a unos bagualeros, divinos, y ahí he aprendido. Me gustaba mucho y creo que yo cantaba lindo. Tengo unas coplas que dicen: “el cielo es cuero e’ mi caja, las nubes se han vuelto tiento y las palomas de mi alma se amachinan con el viento. Ahí va otra: Los cerros son mis paredes, las piedras son mis fogones, con los árboles hago leña y con el viento mis canciones… Todo tengo, nada soy, me voy, me voy…”

© LA GACETA

Roberto Espinosa - Periodista.

Autor del diccionario La Cultura

en el Tucumán del Bicentenario.

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