“Que las reuniones tengan siempre la presencia de un adulto”

Lucas Haurigot Posse, director de IEPA.

13 Oct 2019
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DE LA REDACCIÓN EN TUCUMÁN.- “Pretender que nuestros hijos nunca prueben una bebida alcohólica es un objetivo por lo menos dificultoso, por eso considero importante que se hable sobre el tema. Estamos en un momento donde la idea de consumir alcohol es sinónimo de diversión, de pasarla bien, de relajarse, de desenchufarse. Esta idea, que la tenemos los adultos, también impacta en los adolescentes. Por eso me parece importante poder empezar a poner sobre la mesa familiar qué opinan nuestros hijos sobre esto. Qué mirada tienen sobre el consumo de alcohol y qué sintieron si alguna vez bebieron algo”, explica Lucas Haurigot Posse, director del IEPA.

Para el especialista, la idea es poder escuchar a los jóvenes antes que sermonearlos. Está convencido de que lo que no se habla y lo que es prohibido, siempre al ser humano lo atrae más. “Como papás debemos empezar a orientar y a contener. ¡Ojo! Debemos tener en cuenta nuestra propia conducta al consumir bebidas alcohólicas. Porque de nada sirve llenar de palabras y de prohibiciones a nuestros hijos si nuestros actos dicen otra cosa”, sostiene.

- ¿Qué hacemos con la previa? ¿Le permitimos tomar en casa con sus amigos?

- Con respecto a la previa, se recomienda que las reuniones sean siempre con presencia de un adulto responsable, que no solo esté controlando la situación sino que pueda intervenir cuando las conductas se tornen complejas. Es mejor que los chicos se reúnan en grupos no muy numerosos y que se trate en lo posible de que no todo gire en torno al alcohol. Que haya espacio de música, de preparación de alimentos (asado, hamburguesas u otras comidas), de juegos, etcétera.

- Cada tanto mi hijo toma “un poco de más”. ¿Qué hago?

- Cuando sucede que el adolescente ha bebido un poco de más, hay que hablar con él al día siguiente. Y poder hacer que cuente esa experiencia y poder mostrarle que los excesos son malos. Si esto se vuelve recurrente y ya empieza a tornarse inmanejable y otras áreas de su vida se vuelven dificultosas, como por ejemplo el nulo interés por el deporte que tanto amaba, o el desinterés y bajo rendimiento escolar o constantes faltas de conducta en el casa y en la escuela o colegio, se debe recurrir a realizar una consulta con un profesional de la salud mental. Tal vez estaríamos ante un consumo problemático.

- ¿Desde qué edad lo dejo beber?

- Se recomienda que antes de los 18 años no se deben consumir bebidas alcohólicas porque se daña el proceso de maduración del sistema nervioso central y esto puede traer consecuencias cognitivas y emocionales. Pero en la actualidad tenemos un promedio de inicio de consumo de 14 o 15 años, lo que nos pone en una situación preocupante. Por eso es importante hablar con los chicos desde edades tempranas, como lo son los siete u ocho años. Donde la opinión de los padres no es cuestionable y el niño pueda empezar a reflexionar sobre esta conducta de consumo que muchas veces se torna de riesgo. Con esto no quiero decir que hay que hablarle al hijo sobre las distintas marcas de cerveza, pero sí poder mostrarle con ejemplos claros sobre lo que produce el consumo excesivo de alcohol. Y vuelvo con el concepto de menos palabras y más ejemplos.

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