Ser madre hoy: entre el estudio, el trabajo y la desigualdad

Nelida y Jazmín fueron mamás jóvenes. Ambas lograron continuar sus estudios y trabajar.

20 Oct 2019
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Jazmín y Farid. Foto de Ailin Cardoso

“Me demostré a mí misma que una es capaz de lograr cosas siendo mamá y que tus hijos no dejan de quererte, ni tu familia te deja de valorar como mamá”, cuenta Nelida Pucheta sobre su experiencia de maternidad.

A los 22 años dio a luz a Luján y cursó el embarazo mientras se encontraba terminando la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Al momento de recibirse Luján tenía un hermanito: Benjamín.

“Cuando quedé embarazada comencé a pensar en que yo quería ser mejor persona para que mi hijo se sienta orgulloso de su mamá”, comenta Jazmín Rodríguez, quien a los 21 años tuvo a Farid. Jazmín realiza un abordaje de los sentidos de la maternidad en jóvenes estudiantes desde una perspectiva comunicacional, como tema de su tesis de Licenciatura, también en la carrera de Ciencias de la Comunicación.

Para ella ser madre la cambió en muchos aspectos de su vida. “Yo venía a mil, como una topadora, creía que nada iba a frenar mi objetivo de estudiar y aprobar todo”, recuerda Jazmín.

Pero al quedar embarazada comenzó a pensar en otras cosas: “empecé a sacar lo mejor de mí y ya no quería estar sola, empecé a integrar grupos y a no pensar solo en aprobar”. Según su relato, esta perspectiva la llevó a construir relaciones colectivas y a querer “construir un mundo diferente”, ya que “ahora no soy solo yo, sino que viene alguien atrás mío”.

“Creo que muchas mujeres que ahora son grandes sufren esta frustración de haber abandonado sus sueños personales por ser mamá”, sostiene Nelida y sobre su propia experiencia cuenta: “sentí culpa de querer lograr mis cosas, como conseguir mi título, de llevarla a Luján a que estudie conmigo pero sin embargo ella hoy que habla e interpreta no lo ve así, cuando lo cuenta en su inocencia dice ´yo la ayudé a mi mamá a que termine su carrera´”.

Nelida, Luján y Benjamín.

Un camino cuesta arriba

Jazmín tuvo su primer embarazo a los 20 años, pero cuando cursaba el octavo mes lo perdió. Cuatro meses después quedó embarazada de Farid.

En ese momento estaba cursando el tercer año de la Facultad, y debía aprobar doce materias. “Intenté promocionar todas las materias y las dos que me quedaron las rendí ese mismo año para que me queden solo las materias de cuarto”, relata la joven, pronta a recibirse.

Lo que no ha sido nada fácil para ella es tener que dejar a su bebé en casa o decir que no a algunas actividades para pasar más tiempo con Farid.  “Él necesita tiempo y yo también necesito tiempo de él”, cuenta y agrega: “a veces lo extraño mucho y me pasó de tener que viajar y lloré demasiado por tener que desprenderme de él”.

Por otro lado, la maternidad para ella requiere conseguir un difícil equilibrio entre las actividades personales y el tiempo que le dedica a su hijo. “Tenés que cocinarle, que bañarlo todos los días, estar atenta, es un tiempo que tenés que equilibrar con todas tus actividades”, dice y suma que “también hay que trabajar porque con la asignación no alcanza y mi mamá no puede pagar todo”.

Es por eso que Jazmín elabora masas para vender y de esa manera cubrir las necesidades materiales de su hijo.

Por su parte, Nelida terminó su carrera entre la maternidad, el trabajo y el estudio. “Para mi significó mucho terminar la carrera, en muchas ocasiones pensé en no terminarla, en el medio trabajé de muchas cosas, tenía que trabajar”, cuenta.

Después de que nació Luján, perdió un embarazo y tiempo después, junto a su esposo, fueron padres de Benjamín. “Él me dio el impulso final”, afirma la joven.

Sobre la forma en que terminó de estudiar, la Licenciada en Ciencias de la Comunicación cuenta que “al trabajo de campo lo hacía con Luján en un coche o a la hora de la siesta la llevaba conmigo a estudiar”.

“Fue difícil, me costó un montón pero lo hice”, afirma.

Jazmín realiza un abordaje de los sentidos de la maternidad en jóvenes.

Ser joven y mamá

“En el primer embarazo no asumía el hecho de haber quedado embarazada teniendo 20 años, siempre soñé con ser mamá pero no a esa edad, no era mi objetivo, quería recibirme, de hecho amo mi carrera”, relata Jazmín.

Y agrega: “cuando quedé embarazada fue muy duro, lo sufrí mucho, no lo aceptaba pero por mis valores quería hacerme responsable de mi hijo en ese momento, lamentablemente lo perdí y lo atribuyo al hecho de que estuve tan angustiada”.

Luego cuando quedó embarazada de Farid pensó: “tengo que asumir este embarazo de otra manera, si quiero seguir con este embarazo yo tengo que poner todo de mi para que este embarazo se lleve de la mejor manera”.

Una de las cosas que más le costaron fue aceptar los cambios que sufriría su cuerpo. “Parecen cosas rebanales, pero a los 20 años sí importa si engordás o cambia tu cuerpo, pensás en cómo te van a mirar los demás o en que te van a juzgar”, admite.

Por otro lado, estaba el miedo de haber perdido un embarazo y que esta vez le ocurriese lo mismo. “No quería que me vuelva a pasar algo así, porque fue el golpe más duro de mi vida”, entonces quería cuidarlo todo el tiempo y tomaba todas las precauciones posibles”, cuenta la joven.

Luego de ser madre se fueron algunos miedos, que fue resolviendo, pero llegó la sensación de soledad. “En el hospital al lado mío había una mamá que estaba con el marido, y yo estaba sola con mi hijo y ella con su marido que la llevaba de acá para allá, súper pendiente, un amor súper hermoso y tener ese choque de realidad más allá de que yo elegí llevar mi maternidad sola, en ese momento sí te pega y te duele”, recuerda.

Nelida vive con el padre de sus hijos, Agustín, con quien se casó y con quien decidió formar una familia. A pesar del apoyo de su pareja hubo cosas que no dejaron de ser difíciles.

“Cuando quedé embarazada de Luji decidí tenerla pero yo estaba estudiando y no estaba en mis planes ser mamá en ese momento, aunque sí lo pensaba para un futuro”, relata.

Esta situación “me cambió todo porque venía estudiando de forma mediocre y nunca le puse fecha de finalización porque no me importaba y Luji hizo que eso se acelere. Todas las materias me las saqué ese año, y me quedaron dos materias que terminé de cursar con ella en brazos”, cuenta la joven profesional.

Por otro lado, “me cambió el ritmo de vida, antes estudiaba de madrugada y en el embarazo tuve que cambiar porque me descomponía; tener que moverme con ella, un coche y con un bolso fue totalmente diferente a estar sola; en cuanto al estudio, y los proyectos de vida, yo pensaba en viajar, mi objetivo era andar de mochilera por el mundo y con Luji eso pasó a ser secundario”, indica.

Pese a las dificultades, para Nelida “ser mamá es lo más lindo que me pasó, por la felicidad que me da y más allá del trabajo que implica”.

“Cada cosa que hace tu hijo o ver que va creciendo te enorgullece y con cada ocurrencia te alegra el día”, expresa.

Miradas ajenas, prejuicios y construcciones sociales

“El ser mamá es una construcción social, cultural e histórica. A lo largo de la historia nos han dicho que nuestro rol como mujer es ser mamá y en realidad es una función ser mamá, esto de que tengamos la elección de ser madre”, sostiene Jazmín y sobre su vivencia cuenta: “yo elegí ser mamá, hoy con 23 años, siendo más grande y teniendo una visión totalmente distinta, yo quizá no elegiría ser mamá de nuevo”.

También sus experiencias la han llevado “a replantearme qué es la felicidad, en mi caso la maternidad me ha dado una segunda oportunidad pero creo que es una elección y una decisión de cada una de nosotras”.

Por su parte, Nelida cree “que las mujeres estamos preparadas naturalmente para ser madres, pero esto no quiere decir que tengamos que serlo”. Según su visión “traer un hijo al mundo significa mucho desde el lado del cariño porque en ellos depositás todo el amor que tenés”.

Para ella la sociedad aún está lejos de aceptar la maternidad y de generar condiciones de igualdad en ámbitos como el laboral. “No en todos lados te admiten por ser mamá, no en todos los ambientes te aceptan con dos hijos y es como decir que tenés dos obstáculos”, afirma y agrega que “aún no se sacó la idea de que la mujer se tiene que hacer cargo de las cosas de la casa”.

Celebrar el amor

El día de la madre no deja de ser otra construcción cultural que establece un día en el año para agasajar las virtudes de las mujeres que eligen ser mamás. Pero para algunas es la oportunidad de dar y recibir amor, un día en un mundo lleno de dificultades.

“Siempre pensé que todos estos días son muy comerciales pero cuando Luji me muestra lo que para ella significa el día de la madre es como que siento que es mi día y soy su mamá, y los chicos me ven como lo mejor del mundo”, afirma Nelida.

Por su parte Jazmín comparte que “al día de la madre lo vivo muy intenso, porque tengo una madre que me crio sola entonces el día de la madre es súper importante para agasajarla a ella y hoy es importante para mí porque yo no entiendo de donde saqué las fuerzas para ser madre”.

“Y ahí te das cuenta que lo que uno sacrificó e hizo por sus hijos ellos te lo devuelven de mil formas o mil veces más, ella me dijo que para el día de la madre ella tiene mucho amor para darme”, completa Nelida.

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