ACV: tomado a tiempo se reducen las secuelas
Ante el primer síntoma, la indicación es llamar al 107.
Hay dos tipos de ACV: el isquémico, que se produce cuando se obstruye una arteria, lo que deja de irrigar una parte del cerebro; y el hemorrágico, causado por la rotura de una arteria, lo que produce sangrado y riesgo de que se forme un coágulo.
Se calcula que cada 4 minutos una persona sufre un ACV en Argentina, y que se producen 18.000 muertes anuales, a pesar de que casi el 90% del riesgo está dado por factores tratables: hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, tabaco, alcohol y sedentarismo.
Conocer los síntomas es clave para el llamado “período de ventana terapéutica”, es decir, el tiempo hasta que el paciente recibe el tratamiento, que permite salvar su vida y reducir, a veces de forma considerable, las secuelas.
La señal más característica es un dolor repentino de cabeza extremadamente fuerte; falta de movilidad o adormecimiento de un brazo, una pierna o la mitad del cuerpo; mareo súbito, que generalmente provoca una caída.
“Suele hablarse de una ventana de cuatro horas y media, pero si se actúa dentro de las dos primeras horas el porcentaje de éxito es del 66%; si se demora más, baja al 16% -explicó el coordinador general del Programa Provincial de Ataque Cerebro Vascular, Julio Fernández-. Y ante la menor señal (incluso si esta desaparece) llamar con urgencia al 107”.
La sede del programa es el hospital Padilla.
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