Sexualmente hablando: el sexo durante el embarazo

03 Nov 2019
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Tener relaciones sexuales -esto lo sabemos- durante el embarazo es una práctica muy saludable, salvo situaciones específicas en las que haya que ser cautelosos respecto de esta y de otras conductas. Pero son excepciones: las condiciones están dadas para que las personas puedan continuar disfrutando del sexo sin que esto implique ningún peligro o riesgo. Por el contrario, la actividad sexual reporta una serie de beneficios físicos y anímicos tanto para la embarazada -y su bebé- como para el vínculo con la pareja.

El sexo y el orgasmo son un gran antídoto contra el estrés, lo que fortalece el sistema inmunológico. También contribuyen con la salud de la presión arterial y el sistema circulatorio en general. El placer puede incluso llegar a ser más intenso durante el embarazo: los genitales están más sensibles y lubricados.

Las relaciones preparan el cuerpo para una mejor recuperación postparto y, algo muy importante, favorecen la autoestima de quien atraviesa una transformación tan radical en su cuerpo. Además, como siempre ocurre, estar “activos” estimula el deseo sexual (el sexo pide sexo) y es un hábito que une a los amantes y suaviza los desencuentros que fatalmente ocurren frente a los cambios que se avecinan.

Desde luego que a lo largo de los nueve meses las “ganas” irán variando de acuerdo a muchos factores (el segundo trimestre suele ser el más estimulante en este sentido).

Comodidad y placer

Es obvio que la panza, sobre todo cuando el embarazo es avanzado, obliga a adoptar posiciones para hacer el amor que eviten las molestias y favorezcan el placer.

Una de las más recomendadas son la “cucharita”, un clásico entre las panzonas (algunas sugieren colocar almohadas debajo del vientre y las rodillas), aunque puede tener la contra de una penetración poco profunda.

La mujer encima, sentada, también es conveniente. Pero puede resultarle cansador porque debe trabajar más. Ella también podría ubicarse boca arriba justo al borde de la cama, con las piernas hacia fuera mientras él hace lo suyo parado o arrodillado. Otra posibilidad es el popular “perrito”, que libera totalmente la presión sobre el abdomen y la pelvis de la mujer.

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