El desesperante relato de la conductora que quedó atrapada en su auto

Con la sorpresiva tormenta del sábado pasado Paola quedó atrapada en su auto, a punto de ahogarse. Cinco hombres que observaron la situación la salvaron. Según su relato ni el 9-1-1, ni el SAMEC, ni Emergencias de la Municipalidad pudieron socorrerla.

07 Nov 2019

Parecía un sábado más de noviembre entre el calor que superaba los 30ºC y las probabilidades de tormentas anunciadas. Paola Saltos, de 24 años, estaba trabajando en su vehículo como siempre, llevando los productos que vende a zona sur, por Avenida Ex Combatientes de Malvinas.

Cerca de las 20, Paola manejaba su Peugeot 207 modelo 2009 por Ruta 68 y comenzó a llover fuertemente. Era una intensa tormenta con vientos fuertes. El tráfico estaba colapsado, el estacionamiento de YPF más cercano tenía su playa colmada de autos. “Más de 80 autos había ahí”, cuenta Paola a LA GACETA.

“Decidí dirigirme al estacionamiento de la heladería Grido que está cerca  e intenté avanzar unos metros más pero ahí había un desagüe que no se veía y se formó un remolino de agua de más de un metro de profundidad. A esa altura apagué el auto que patinaba por el agua y no avanzaba y empezaba a inundarse por dentro”. Paola estaba sola en el vehículo con el cinturón de seguridad puesto.

En esos momentos comenzó a sentirse desesperada: “Habían  cortado la luz, la tormenta era intensa, corría mucho viento y yo no podía sacarme el cinturón ni abrir la puerta del auto”, cuenta Paola, con la mente presente en ese momento en que el tiempo se detiene y la situación no parece tener fin.

Según recuerda, no llegó a maniobrar. El auto estaba apagado, los desniveles en la calle, el remolino y el gran desagüe, eran una trampa mortal. “El agua tapaba mis pies dentro del auto, entraba por el capó y empecé a ver que se tapaba. Uno de los vidrios se aboyó primero y luego se rompió. Tocaba la bocina que apenas funcionaba pidiendo auxilio a las personas que veía afuera. Fue desesperante”, recuerda.

Dos empleados de YPF y tres hombres que estaban ahí resguardándose de la tormenta se acercaron a auxiliarla. Para llegar a ella, cruzaron la calle con el agua a la cadera. “A mí me llegaba a la nariz, el auto estaba volcado del lado del conductor. Con un taco golpeé el cinturón de seguridad, rompieron el vidrio y me sacaron de ahí”.

Así retiraban el vehículo del desagüe. IMAGEN LA GACETA WHATSAPP

Lo que vino después fueron momentos de angustia: su vehículo 100% destrozado, la grúa privada que tenía su seguro le dijo que había una demora de seis horas y los servicios públicos que no llegaron a asistirla debidamente: “Nunca vino una ambulancia, ni el 9-1-1. Yo me ahogué en un momento. Emergencias ambientales de la Municipalidad tampoco llegó. Solo vino la Policía a constatar lo sucedido pero mucho no podía hacer”, recordó y agregó que la gente colaboro un montón porque, además de salvarle la vida, la asistieron en la YPF calmándola y haciendo llamadas a los servicios de asistencia.

Paola decidió hacer luego una denuncia en la Policía relatando lo sucedido y la poca asistencia recibida. 

Acá es lugar donde el vehículo queda inclinado hacia abajo de el agujero del desagüe. IMAGEN LA GACETA WHATSAPP

Ahora espera una respuesta, su vida está a salvo pero no se siente segura en las calles de Salta. “Todos los que me asistieron me dijeron que esto sucede siempre en esa zona porque no arreglan nunca ese desagüe”, insistió. Su vehículo y principal medio de trabajo está con daños del 100%: “fui a la municipalidad pero nadie me da una respuesta”, subrayó.

Ese sábado llovió lo que llueve durante todo el mes de noviembre: en aproximadamente una hora de tormenta cayeron 110mm, cuando el promedio del mes es 74mm. Los vientos fueron de 57km/h y, según indicaron después funcionarios municipales, cuando superan los 40km/h ya traen complicaciones. Paola, pudo contar su historia y se siente bendecida, pero no quiere que ningún salteño más pueda vivir una situación similar nunca en su vida.  

La profundida del desague de las cloacas. LA GACETA WHATSAPP

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