Alperovich toma licencia para “aclarar la verdad”

“La imputación es absolutamente falsa”, expresó en el pedido formal.

26 Nov 2019

A la distancia, y en medio del escándalo por la denuncia de abuso sexual en su contra, el senador nacional por Tucumán, José Alperovich, inició ayer los trámites ante la presidenta de la Cámara Alta, Gabriela Michetti, para obtener licencia sin goce de sueldo y sin plazos para reintegrarse en el cargo.

El ex gobernador (2003-2015) le confirmó a LA GACETA que solicitó ese permiso. Y advirtió que, una vez que regrese al país -estaba previsto que fuera hoy, pero podría ser mañana- se reunirá con su abogado, Mariano Cúneo Libarona, para analizar los pasos legales a seguir en las dos causas, surgidas a partir de las denuncias efectuadas por su sobrina segunda, de 29 años, en los fueros judiciales provincial y porteña.

El viernes, cuando la joven dio a conocer su versión a través de una carta pública, Alperovich se encontraba con su familia de viaje en Miami, Estados Unidos. En ese momento había señalado que no estaba dispuesto a tomar licencia en la banca. “No hice nada”, había sido la expresión del ex mandatario, electo senador en 2015.

Ayer, sin embargo, Alperovich resolvió apartarse de manera momentánea de su cargo, por lo que retendrá sus fueros, aunque acatará los requerimientos de algunos de sus pares en el Congreso, como la senadora Norma Durango y la diputada Victoria Donda Pérez.

Los escritos

Alperovich dirigió una nota a la vicepresidenta, Michetti, en su carácter de máxima autoridad del Senado de la Nación. “En estos días, como es de público conocimiento, he sido víctima de denuncias promovidas en mi contra”, indicó. Luego, insistió en rechazar la versión de su sobrina segunda. “La imputación es absolutamente falsa, lo cual demostraré, a la corta o a la larga, ante la Justicia”, advirtió. Y agregó: “a fin de dedicar mi esfuerzo y mi tiempo a desbaratar la infamia, aclarar la verdad y reparar mi honor, le pido expresamente que me confiera licencia sin goce de haberes en mi honorable cargo”. Por último, expresó un formal saludo a la vicepresidenta.

El otro escrito, en tanto, lleva la firma de Silvia Pini, secretaria privada del senador tucumano, y tiene por fin ratificar el permiso solicitado ante la presidenta de la Cámara Alta. El documento tiene el sello de “recibido”, con fecha de ayer, por parte de la jefa de despacho de Federico Pinedo, presidente provisional del Senado.

Este último, precisamente, dio a conocer ayer las medidas administrativas adoptadas en el caso en torno a la denunciante, quien además de ser sobrina de Alperovich formaba parte de su equipo, como integrante del staff de asesores de la senadora Beatriz Mirkin.

“Se dispuso su traslado del lugar donde trabajaba y ahora va a quedar afectada a la Secretaría Parlamentaria del Senado”, indicó Pinedo en declaraciones a la prensa.

Explicó que, junto a Michetti, firmaron la resolución para “proteger a la supuesta víctima”. “Ante la denuncia que hubo contra el senador (Alperovich) se activó inmediatamente el protocolo (contra la Violencia de Género, que rige en el Congreso). Además, establecimos que la joven denunciante no prestará servicios en su nuevo lugar de trabajo hasta nuevo aviso”, añadió el senador. Detalló que la medida tiene dos objetivos: que la mujer “no esté expuesta a situaciones que la vayan a revictimizar” y a que el proceso siga “sin trabas”.

“El único momento en el que se requiere quitarle los fueros (a un senador) es cuando el juez pide que vaya a prisión. Hasta ese momento no funciona el desafuero. Independientemente, el Senado puede tomar la decisión de desafectar a uno de sus miembros, pero para eso se requiere cumplir con una serie de procedimientos y trámites”, aclaró Pinedo.

PRIMERA MISIVA. La secretaria privada del senador, Silvia Pini, ratifica el pedido de la otra carta a Michetti.

SEGUNDA MISIVA. En una de las notas, el senador Alperovich pide licencia y se considera una “víctima”.

Análisis

Soledad, descompresión e incomodidad

Por Álvaro José Aurane / LA GACETA

El pedido de licencia al que apeló el senador José Alperovich es un signo de debilidad incontrastable. Por supuesto, él lo esgrime como una decisión ética: se ratifica inocente y esta decisión se ensaya en esa línea. Es un “gesto”. Pero hay un acontecimiento que también lo convierte en “rictus”. Durante la mañana, otro ex gobernador, el bonaerense Felipe Solá, hombre próximo al presidente electo Alberto Fernández, dijo que él, si estuviera en el lugar de tucumano, solicitaría, precisamente, licencia del cargo. El hombre que es mencionado como el futuro canciller le dijo al ex mandatario tucumano, de manera diplomática, que se encuentra políticamente solo.

Con la licencia solicitada -y ya aceptada-, Alperovich descomprime dos situaciones que prometían devenir irritantes. La primera iba a darse mañana mismo: juran para asumir en sus bancas 24 senadores nacionales de Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de las vecinas Salta y Santiago del Estero. ¿Cómo iba a saludar al par denunciado? ¿Con abrazos y besos? ¿Con formales apretones de manos o saludos a la distancia? ¿Con sonrisas?

La segunda molestia que se conjura es la fiesta del 10 de diciembre, cuando asumen Alberto y Cristina Fernández de Kirchner nada menos que en el Congreso que aún integra el ex gobernador.

La vía judicial recién comienza. Pero Alperovich ya incomoda al PJ.

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