Santiago es ciego, pasó años buscando trabajo hasta que decidió tener su propia fábrica

El joven de 26 años perdió la visión a los 18 y supo reponerse antes las adversidades de la vida. “Le agradezco a la desgracia, me hizo dar cuenta de cosas que no me daba cuenta”, afirma.

01 Dic 2019
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Foto LA GACETA

A los 18 años le ocurrió algo que cambiaría su vida para siempre: un desprendimiento de retina en uno de sus ojos y luego en el otro, le provocó a Santiago De la Cuesta una ceguera progresiva.

Muchos años después el joven de 26 años celebra la inauguración de una fábrica de conservas, un momento que venía soñando desde hace tiempo. Pero tuvo que hacer un largo camino para llegar a este momento.

“Me costó mucho el día a día pero esto me hizo mejor persona”, relata el joven emprendedor desde su negocio ubicado en calle Rivadavia, en el macrocentro salteño.

Allí atiende al público junto a su hermano Celedonio De la Cuesta. Es que detrás del emprendimiento de Santiago hay una familia y un grupo de amigos que han ayudado a hacer posible el sueño del joven.

“Me quieren apoyar y contenerme”, afirma y cuenta que entre sus principales sostenes anímicos están su hermano, su novia Fátima y sus padres

Un largo camino

Desde los 18 años, Santiago tuvo diferentes trabajos pero para él las dificultades han sido grandes a la hora de tener algo estable.

Hizo artesanías, mercadeo en red, trabajos sociales ad honorem pero hasta el momento no había podido hacer algo que sea rentable y le ayude a tener independencia económica.

En 2017 comenzó el sueño que llevar a cabo un emprendimiento de venta de conservas, inspirado en el talento de sus padres para la cocina.

Así fue que en septiembre de ese año consiguió un crédito de una fundación y pudo adquirir un autoclave, una máquina que se utiliza para la esterilización en el proceso productivo de las conservas.

Sobre el tiempo transcurrido desde ese momento hasta la actualidad, el joven emprender afirma: “me formé mucho, estudié mucho”.

Santiago, orgulloso en su local de conservas. Foto LA GACETA

El sueño hecho realidad

Finalmente, la semana pasada Santiago pudo hacer realidad el sueño por el que tanto peleó. Inauguró “Atacopampa”, su propio emprendimiento.

“Esta es la fábrica de mis sueños y es el comienzo de un futuro prometedor”, sostiene el joven. Sobre el nombre elegido cuenta que así se llamaba una finca en Coronel Moldes “en donde pasé muy buenos momentos”, indica Santiago sobre sus sueños a futuro.

En su local vende conservas de poroto blanco, poroto negro, berenjena, ají locoto y hongos. Con una producción aproximada de 1000 frascos mensuales, Santiago afirma que le gustaría “poder estar en todos los comercios de Salta, después del país y después poder exportar.

Haciendo frente a la adversidad

“Yo soy ciego pero soy muchas cosas más antes de ser ciego, soy valiente y me esfuerzo”, sostiene con determinación el joven emprendedor y haciendo referencia a su situación agrega: “esto me complica pero no me frena”.

Si bien su vida no ha sido la misma a partir de la ceguera, Santiago supo salir adelante. “Le agradezco a la desgracia, me hizo dar cuenta de cosas que no me daba cuenta y valorar cosas que antes no valoraba”, afirma.

Por último, reflexiona: “es durísimo lo que me pasa a mí pero con esto me siento útil y digno”.

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