“Enseñar cambia vidas”: la historia de Marco, entre el Jiu Jitsu y las matemáticas

El profesor de 38 años es un apasionado de los números y las artes marciales. El fin de semana pasado organizó un evento del que participaron más de 200 personas de todo el país.

21 Dic 2019

“Enseñar cambia vidas, ayuda a que las personas mejoren”, expresa Marco Leila con la convicción de quien ha encontrado en la docencia una forma de vida. A sus 38 años vive sus días entre el trabajo en una entidad bancaria, la enseñanza de Jiu Jitsu y las matemáticas.

Fue precisamente el deseo de estudiar matemática lo que lo trajo a Salta en 2011 dejando atrás a su Tucumán natal. “Los primeros ocho meses acá pasé hambre”, relata el profesor de Jiu Jitsu y de matemáticas sobre lo difícil que le resultó establecerse en esta ciudad.

Luego de atravesar dificultades pudo conseguir un trabajo estable que le permitió prestar atención a otro de sus sueños: enseñar Jiu Jitsu brasilero.

“El Jiu Jitsu es el arte de hacer amigos y es desafiante todos los días”, indica Leila quien comenzó a practicar este arte marcial a los 22 años.

Foto LA GACETA

Luego de hacer Judo desde los 15 años, conoció este arte marcial a través de un grupo de amigos y todos quedaron impresionados con esta disciplina que alcanzó notoriedad con los luchadores de la UFC (Ultimate Fighting Championship), la mayor empresa de artes marciales mixtas en el mundo.

Es en la década de los ´90 cuando los combates televisados de las artes marciales mixtas empiezan a transmitirse en varias partes del mundo teniendo una buena recepción por parte de los televidentes de diferentes países, como el caso de Argentina.

En japonés Jiu Jitsu quiere decir “arte suave” o “arte gentil” y entre sus principios básicos está el respeto, la humildad y el cuidado del compañero. “Se cuida mucho al compañero”, sostiene Leila.

Esta disciplina de origen japonés toma su propio rumbo en Brasil, en donde se desarrollan otras técnicas y se abren grandes escuelas con influencia en varios países de Latinoamérica.

Una de esas escuelas es Checkmat, cuya filial en Salta está a cargo de Leila, quien llegó a participar en un mundial de Jiu Jitsu en Las Vegas, Estados Unidos, el año pasado.

En los últimos años este arte marcial ha tenido un crecimiento notable en la capital salteña. “Hace ocho años había seis personas haciendo brasilian Jiu Jitsu en Salta, hoy somos más de 120”, asegura el profesor.

Marco observa a sus alumnas sobre el tatami. Foto LA GACETA

Aprender y enseñar

Tras llegar a Salta, Marco estudió matemáticas, abrió un gimnasio propio y ejerció la docencia en el nivel secundario.

Pero entre las dificultades que atravesó a lo largo de los años, la crisis económica de los últimos meses hizo que cerrara el gimnasio y alquile otro lugar solo para dar clases de Jiu Jitsu.

“Me gustaría poder abrir de nuevo un gimnasio”, afirma aunque admite que están cómodos en el lugar en donde da clases ahora junto a otros dos profesores.

El grupo que tiene a cargo es bastante heterogéneo: si bien la mayoría son varones hay algunas alumnas mujeres y las edades de los aprendices van desde los 14 a los 60 años.

“No puedo dejar de enseñar”, sostiene Marco y afirma que “la docencia me mejoró, la docencia te cambia, desde que enseño no dejo de aprender”.

Hilando aún más fino, el profesor dice que “la docencia te genera empatía” y que él la necesita para “entender lo que el otro necesita”, ya que tanto en un aula como en el gimnasio las personas llegan con diferentes necesidades.

Algunos se contactan con Marco para aprender técnicas de defensa personal, otros llegan con el fin de hacer actividad física, otros quieren competir y algunos solo quieren hacer amigos.

“Acá todos vienen con diferentes motivos y yo tengo que entender lo que necesitan”, sintetiza el docente.

“Acá se cuida mucho al compañero”, sostiene el profesor. Foto La Gaceta

Ambiente familiar

El que hace Jiu Jitsu siempre lleva el kimono a todos lados”, afirma Marco y agrega que esto hace que fácilmente se puedan desarrollar vínculos entre personas de diferentes lugares que practican esta disciplina.

Si bien la fama que alcanzó este arte marcial fue con las “peleas en jaula” de la UFC, el profesor sostiene que con el tiempo quisieron alejarse de esa imagen ya que “este es un ambiente muy familiar y deportivo”.

Al igual que en el Judo, en el Jiu Jitsu se busca hacer perder el equilibrio al contrincante arriba del tatami con más técnica que fuerza.

“La victoria siempre es personal y no sobre el otro”, dice Leila y agrega que “siempre hablamos de mejorar al menos un 1% diario”.

Foto LA GACETA

El Open Salta

El sábado pasado se llevó a cabo el Open Salta, una competencia de Jiu Jitsu que congregó a más de 200 luchadores del país y de Bolivia.

En el club San Martín hubo competencias en 57 categorías diferentes para adultos, infantiles y juveniles. La escuela Checkmat fue la que más competidores tuvo entre salteños, chaqueños, tucumanos y jujeños.

También llegaron luchadores de Buenos Aires, Córdoba, Catamarca, Neuquén y de Bolivia. El profesor Felipe Manchinha, oriundo de Brasil, participó con su academia de Tarija, Bolivia.

Además hubo hasta una familia completa que llegó a competir. Padre, madre y tres hijos, se subieron al tatami.

Comentarios