La mujer asesinada en Cerrillos tenía custodia policial

Quizá Liliana del Valle Flores pensó que después de hacer la denuncia en la comisaría y con un oficial plantado en la puerta de su casa estaría a salvo de su exmarido, también policía. Se equivocó: minutos después de ingresar a su casa, el efectivo Hedgar Exequiel Almirón le pegó un tiro delante de sus tres hijos y luego se mató.

Todavía hay datos confusos sobre lo que pasó, anoche, en Cerrillos, a minutos de la capital salteña. Todavía hay gente llorando la muerte de Liliana.

Todo comenzó durante la madrugada: Ezequiel Almirón fue a la vivienda de Liliana. Habría ido borracho. Ella le reclamó el pago de la cuota alimentaria, por los tres hijos que tienen en común. Él respondió con violencia. Liliana fue a formalizar la acusación a las 3:45 de la madrugada y regresó a su casa con una consigna policial, ante la desmedida violencia de su ex pareja. A las 4:09 se escucharon los disparos. Por lo menos dos. El policía que estaba de consigna, afuera, en la puerta de ingreso a la casa, entró a la casa y encontró los dos cuerpos, ya sin vida. Sólo atinó a sacar a los niños de la casa.

Un cabo suelto es justamente cómo el hombre ingresó a la casa. Son viviendas pequeñas, de un barrio todavía en desarrollo: ¿Cómo pudo para la consigna policial? Una hipótesis es que ingresó por detrás. Pero las imágenes de la vivienda muestran que ese ingreso era fácil de custodiar. ¿Hubo negligencia policial? ¿Por qué no pusieron más policías a custodiar el hogar?

Los hijos en común tenían 7, 5 y 2 años. Ellos estaban ahí cuando el dedo apretó el gatillo del arma reglamentaria.

Claudia, hermana de Liliana, dijo que no era la primera vez que Ezequiel era violento. Sin embargo, no lo habían denunciado para evitar que pierda su trabajo.