“Sin el Braille dependemos de otra persona para saber dónde estamos”

Se cumplen 168 años del nacimiento de Luis Braille, el creador del sistema con el que las personas ciegas pueden escribir y estudiar.

04 Ene 2020
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LA GACETA / ANA DANERI

TUCUMÁN.- “A pesar del avance de la tecnología, el código Braille es lo que sigue introduciendo a las personas con discapacidad visual en la vida escolar”, comentó Adrián Bautista (27 años), locutor y comunicador.

“El Braille nos da independencia para poder movernos con libertad; si Tucumán estuviera completamente señalizado podríamos saber a qué oficina estamos ingresando o en qué calle estamos y no es así. Esos cambios recién están surgiendo en la provincia aunque muy lentamente”, agregó Bautista. El profesional señaló que en Tucumán falta más conciencia sobre lo que implica para un ciego salir a la calle. “Sin el Braille dependemos de otra persona para saber donde estamos. Además, las veredas están rotas, son angostas y algunas obras en construcción no están señalizadas”, lamentó.

En estos casos, la tecnología empieza a jugar su papel protagónico. “Hay un GPS especial que nos indica a cuántos metros estamos de los lugares donde queremos llegar. También nos dice qué locales tenemos alrededor”, explicó. Incluso los celulares vienen con un lector de voz incluido para facilitar el acceso.

Ahora por lo general en escuelas y universidades los ciegos utilizan una computadora. “Una de las desventajas del Braille es que si yo quiero leer un libro de 300 páginas, se convierte en uno de más de 700, porque se multiplica el volumen. Es importante saber que tenemos la opción del libro electrónico pero no hay que descuidar la práctica del Braille”, observó Bautista.

Historia

“El Braille un código alternativo al sistema de tinta. Los militares crearon en el siglo XIX un código de lectura nocturna de 12 puntos que no contemplaba los signos de puntuación. Cuando ellos se enteraron de que había un instituto para ciegos en Francia, fue cuando Luis Braille tomó contacto con el código y redujo a seis los puntos; incluyendo, mayúsculas y signos de puntuación. Al principio el código fue cuestionado hasta que se implementó”, explicó Juan Félix Paz (45), director de la escuela Luis Braille y primer director de escuela no vidente del país.

“La lectura en Braille no se puede reemplazar, como tampoco la de tinta. Es un poco más complicado de aprender y a veces a las personas que quedaron ciegas, como yo, nos cuesta la fluidez en la lectura, pero es algo que se aprende”, añadió. En su escuela recibieron a muchos dueños de locales comerciales interesados en traducir sus herramientas a Braille.

Barreras sociales

“En Tucumán no hay tantas barreras arquitectónicas, porque se aprende a esquivarlas. Las barreras sociales son las más grandes. Es difícil que algunas personas hablen en lenguaje descriptivo, o a veces hacen comentarios como si nosotros no fuéramos capaces de defendernos o escucharlos”, lamentó.

“En la calle nos ayudan muchas personas, son muy solidarios. Hay que destruir las barreras sociales y nosotros en nuestra escuela estamos dispuestos a brindar las herramientas al que quiera lograr eso”, concluyó.

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