Si ayudás a tus plantas a vencer el estrés, ellas te ayudarán con el tuyo

Los rigores del verano nos afectan a todos los seres vivos, pero los que hunden las raíces en la tierra no tienen la opción “zambullida en la pile”.

14 Ene 2020
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Para la mayoría, este es tiempo de vacaciones; de relajación; de soltar el estrés. Y no necesitamos que nos expliquen qué es el estrés. Nuestro cuerpo lo sabe. Ahora: ¿se te ocurrió que tus plantas también se estresan?

Nuestro estrés (el negativo) lo generan factores ambientales que superan nuestra capacidad de adaptarnos a ellos y manejarlos. El de ellas, también. Claro que en su caso esos factores no son la inflación, las cuotas del colegio o el malhumor de su jefe, sino ataques de insectos o plagas; fallas del riego, déficit de nutrientes, exceso o falta de luz, un sol casi asesino y 40° a la sombra... Ellas, como nosotros, desarrollan mecanismos para defenderse de estas situaciones... pero a veces -como nos pasa a nosotros- no son suficientes. Y aquí entrás vos, porque no sólo la primavera es tiempo de intervenir.

Lo interesante de todo esto es que seguramente te sentirás mejor: una investigación conducida por Aime Sommerfeld, de la Universidad de Texas (Estados Unidos), encuestó 298 adultos mayores para estudiar “su placer por la vida”; el resultado fue que los niveles más altos de optimismo, resolución global y fortaleza se encontraron en quienes practicaban jardinería. En otras palabras, ayudándolas a superar su estrés, ellas te ayudarán a vos.

Qué tener en cuenta

Para todos (ellas y nosotros) adaptarse a las diferencias entre el invierno y el verano tucumano requiere de un gran esfuerzo. Pero para ellas, especialmente las que están en macetas (y más aún en macetas en los balcones) el esfuerzo es más duro: no pueden prender el acondicionador de aire ni zambullirse en la pileta.

Un primer ítem que conviene atender es el riego, porque -por exceso o por defecto- puede ser un problema en verano.

Con estas temperaturas la evaporación se acelera, así que necesitan humedad que llegue a la profundidad, donde están las raíces.

Para cerciorarte de ello, controlá que la tierra no esté demasiado apretada, lo que dificultará que el agua se filtre desde la superficie hacia abajo.

Lo mejor es regar temprano a la mañana o al atardecer; así se evitan las horas de calor intenso, cuando el agua se evapora más rápido.

Además, al regar dejá un poco de agua en los platos, para que (por capilaridad) la tierra también se mantenga húmeda desde abajo.

También puede pasar lo contrario: con tormentas como la del domingo a la noche, el agua puede ser excesiva, y eso reduce la cantidad de aire en la estructura del suelo, de donde las plantas obtienen parte del oxígeno. Es un problema que puede “desagradar”, especialmente para las suculentas (porque son oriundas de lugares áridos). Si llovió mucho, conviene esperar hasta que la tierra se haya secado antes de volver a regar.

Unos minutos de spa

Además de realizar la fotosíntesis (por la que eliminan oxígeno) durante el día, las plantas también respiran, como todos los seres vivos. Lo hacen por medio de los estomas (unas aberturas de las hojas y de las partes verdes de las plantas). Por los estomas también transpiran. Pero si esos estomas están cubiertos de polvo, ambos procesos se dificultan. Por eso es una buena idea que reciban un buen baño.

Si la lluvia no se encarga de ello, por sequía o porque tus plantas están bajo techo, es importante que con relativa frecuencia te asegurés de limpiar el follaje; “una buena ducha”, digamos. Otra opción puede ser sacar las plantas de interior, de balcones y de galerías a la lluvia, pero el peso de las macetas puede ser un problema (Ver: “Consejos”).

Cuando lleguen “los minutos de spa”, ya que estás, cortá las flores secas y las hojas que estén en mal estado para liberarla y favorecer su crecimiento.

Otras causas de estrés

La presencia de “vecinas molestas” produce malestar, ¿verdad? A las plantas les pasa lo mismo: las malezas que crecen cerca de ellas compiten por el agua y por los nutrientes, y si las dejemos crecer muy altas hasta pueden bloquear la luz del sol.

El calor en exceso, incluso si las plantas no están expuestas directamente a los rayos solares, puede ser problemático para algunas; el síntoma más claro es que las puntas de las hojas comienzan a secarse.

Por último, no hay que olvidarse de que las raíces también crecen. Si las plantas pasan mucho tiempo en la misma maceta, llegará un momento en que se quedarán sin espacio y sin nutrientes.

Estos días que tenés tiempo para ellas, quizás puedas regalarles un nuevo “hogar-maceta”.

CONSEJOS ÚTILES
1- Si vas a trasladar una planta del interior al exterior, probablemente reaccione a la luz del sol y al viento marchitándose. Se puede prevenir construyendo un pequeño refugio para facilitar la transición.
2- Las hojas descoloridas suelen indicar falta de nutrientes, lo que puede solucionarse con un fertilizante orgánico de liberación lenta. Si el problema persiste, controlá el pH del suelo; la mayoría de las plantas necesita un pH de entre seis y siete.
3- Para lavar el follaje de tus plantas es buena idea rociarlas abundantemente con un buen pulverizador. Otra opción es limpiar cada hoja con una esponjita empapada en agua.

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