Unicef expresó en un informe las desigualdades en la educación

“La exclusión perpetúa la pobreza”.

21 Ene 2020
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IMAGEN DE ACNUR

El estudio realizado por Unicef a 42 países destacó las grandes disparidades de la inversión pública en educación destinado a los menores de las familias más ricas en relación con el de las más pobres y concluye que “una financiación limitada y desigualmente distribuida” comporta “aulas con numerosos alumnos, maestros poco formados, falta de materiales de educación y deficiencias en las infraestructuras escolares”.

Este conjunto de contrariedades provoca además consecuencias negativas en la asistencia a clase, la matrícula y el aprendizaje.

Según el informe, los obstáculos que encuentran los menores más pobres para acceder a una educación de calidad son la propia pobreza, la discriminación por razones de género, la discapacidad, el origen étnico o el idioma de instrucción, la distancia física de las escuelas y la infraestructura deficiente.

Entre las cifras más impactantes el estudio, indicó que “el 44% de las niñas y el 34% de los niños y adolescentes entre 10 y 19 años de las familias más pobres nunca asistieron a la escuela o la abandonaron antes de completar la primaria”.

Los diez países que presentan las mayores desigualdades de la inversión pública en educación son africanos, seguidos por Costa Rica, Filipinas y El Salvador. El mayor contraste se produce en Guinea y la República Centroafricana donde los fondos destinados a los niños más ricos son nueve y seis veces superiores a sus contrapartes pobres.

Por el contrario, los únicos países que distribuyen sus fondos públicos de educación de manera equitativa entre los menores ricos y pobres son Barbados, Dinamarca, Irlanda, Noruega, Suecia y Chile.

“La exclusión en cada paso de la educación perpetúa la pobreza”, destaca el informe que muestra cómo la falta de recursos para los niños más pobres agrava la crisis de aprendizaje, ya que las escuelas no consiguen ofrecer una educación de calidad a sus alumnos.

Según el Banco Mundial, más de la mitad de los niños que viven en países de ingresos bajos y medios no pueden leer o comprender una historia sencilla al final de la escuela primaria.

“Un enfoque equitativo debe tener como objetivo llegar a todos los niños y niñas para que nadie se quede atrás, y reducir la brecha existente en la distribución de los recursos. Llegar a los niños más pobres implicará necesariamente costos más elevados porque sus necesidades de aprendizaje son mayores que las de los niños más ricos y requieren un apoyo sustancial de los sistemas de educación”

Henrietta Fore, directora general de Unicef, destacó que estas grandes diferencias no solo perjudican la educación de los adolescentes con menores recursos de todos los países sino también a ellos mismos.

“Mientras el gasto público en educación esté desproporcionadamente orientado hacia los niños y niñas de los hogares más ricos, los más pobres tendrán pocas esperanzas de escapar de la pobreza, de aprender las aptitudes necesarias para competir y tener éxito en el mundo de hoy, y de contribuir a las economías de sus países”, Señaló.

Por otro lado, destacó la complicada situación que viven los niños en los países con menos ingresos.

“En los países de bajos ingresos, la diferencia es muy marcada: el 10% se destina a los más pobres, mientras que el 38% se destina a los más ricos”, concluye. (Organización de las Naciones Unidas)

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