“Me sentí perseguida”, dijo la joven que denunció por acoso sexual a un cura

El párroco Fernando Javier Zannier renunció a la iglesia Medalla Milagrosa tras ser acusado de enviar imágenes obscenas y propuestas sexuales a una feligresa. El relato de la denunciante.

24 Ene 2020
2

imagen ilustrativa

En una hora y cuarenta minutos una serie de mensajes con contenido sexual y fotos obscenas puso al descubierto un nuevo escándalo en la Iglesia. El emisor es un cura de una iglesia de Salta y la receptora, una joven salteña que decidió denunciarlo y relatar lo que pasó.

Dijo sentirse “muy mal” y “perseguida”, por lo que no quisiera que ninguna otra persona pase por lo mismo. La mujer denunció que el párroco Fernando Javier Zannier, de la iglesia Medalla Milagrosa, la acosó sexualmente a través de una comunicación por Whatsapp.

“El 24 de diciembre yo le mando un mensaje de felices fiesta con una imagen de Navidad y él me preguntó por mi abuelita. Y le conté que estaba mejor”. Así empezó la comunicación, según relató la mujer, quien prefirió no difundir su nombre.

Días antes, Zannier fue a dar la unción de los enfermos a la abuela de la denunciante, dado que sufre un cáncer terminal y estuvo internada.  

Ella contó que luego el sacerdote le preguntó por su situación personal con su esposo, dado que está en procesos de separación y el religioso había oficiado el casamiento de la pareja. “Me empezó a decir que podía pedir la nulidad del matrimonio y dije que alguna vez me cuente cómo se hace y me citó para que nos veamos en febrero después de sus vacaciones”, continuó la mujer. “Igual, más que pedir una nulidad, por ahí quería un apoyo espiritual. Pero gracias a Dios que no fui a verlo”, resaltó.

Horas más tardes, el párroco volvió a comunicarse por Whatsapp diciendo: “estás tan caliente como yo, o no sé”.

“Yo pensé: ‘éste se confundió’. Pero cuando empecé a ver un mensaje tras el otro, me di cuenta que era para mí. Quería verme. Me decía ‘dale, puteame’ y a la vez decía ‘no quiero alterar tu fe’. Me empezó a mandar fotos, primero de su torso”, recordó.

No supo cómo reaccionar en ese momento, dijo. Por lo que acudió a una amiga abogada, quien lleva la causa y juntas fueron el 26 de diciembre a radicar la denuncia en una comisaría del barrio Santa Ana.

“No podía creer que una persona actúe de tal manera, menos cuando no le había dado lugar. Yo no le respondía y él me decía: ‘cómo llegamos a esto’, 'estamos en el horno'… ‘¿Estamos?, me preguntaba yo. Me hizo videollamadas, después de haberme mandado la foto. Morboso”, contó.

Ella no respondió hasta que se vio sobrepasada: “Me mandó una foto de su miembro y ahí reaccioné yo”, dijo.

Le advirtió al cura que le parecía “una vergüenza lo que estaba haciendo” y que iba a denunciarlo. “Ahí es cómo que se asustó, me empezó a pedir perdón, que lo charlemos, me citó para que lo hablemos. Pedía misericordia y me decía que no solo iba atentar contra él, sino contra la Iglesia que era lo más importante”, señaló la mujer.

La joven aclaró que entre el sacerdote y ella no había ningún vínculo de confianza y que esta situación la perturbó. “A mí me provocó un daño muy grande, jugó con un montón de sentimientos míos, de mi abuela, de mi separación. Me sentí muy mal, me sentí perseguida”.

Tras la denuncia policial, la denunciante también acudió al Arzobispado de Salta donde se sintió protegida, según manifestó. “Me pidieron perdón. Dos personas de  una comisión para las víctimas del arzobispado me creyeron. Eso para mí fue importante. Ahora se inició un proceso canónico”, explicó.

La joven desea que esto no le ocurra a otras personas creyentes que acuden a la iglesia por ayuda. “Que él haya presentado su renuncia a mí no me deja tranquila, porque puede seguir haciendo lo mismo. Por eso pido que las personas que hayan pasado por lo mismo que se animen a denunciar, tanto en la policía (o tal vez mejor en la fiscalía de delitos contra la integridad sexual) como en el arzobispado”, pidió la mujer, quien en estos días tiene custodia policial en su domicilio por disposición judicial.

“Con lo que me pasó, no quiero ver ni un cura cerca. Pero no dejé en creer en Dios nunca”, sostuvo, a la vez que reclama justicia y una condena ejemplar para el párroco Zannier.

Comentarios