Bruno Gelber: “no viviría con Beethoven en una isla desierta”

El destacado pianista argentino evoca al gran sordo de Bonn, de quien este año se celebra el 250 aniversario de su nacimiento.

16 Feb 2020
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Dolor. Resignación. Tal vez esperanza. Seguramente, paz. Se elevan en ese rezo que respira en el corazón del Adagio sostenuto de la sonata Hammerklavier. Bonn lo vio nacer hace 250 años. La lucha consigo mismo pobló sus pentagramas. La sordera lo tuvo contra las cuerdas casi la mitad de su vida. Quizás le alumbró a Ludwig van Beethoven la senda de la inmortalidad. Ha tocado desde changuito las fibras más profundas de Bruno Gelber, un referente de sus obras pianísticas. “Desde hace casi dos generaciones, pertenece al grupo de los más sobresalientes intérpretes beethovenianos… sus interpretaciones de los conciertos para piano lo han acompañado a lo largo de toda su carrera artística, ha crecido con ellos y los ha tocado con una frecuencia con que muy pocos pianistas lo han hecho. ¡Qué grandioso resulta que, después de haber tocado estos conciertos innumerables veces, pueda aún ser capaz de una interpretación sin falsa rutina ni reservas!”, dijo en una ocasión Michael Ladenburger, director del museo y conservador de las colecciones de la Beethoven-Haus de Bonn sobre el concertista argentino.

- ¿Cómo fue su primera aproximación a la música de Beethoven?

- Fue por la radio, yo me conozco todas las sinfonías de Beethoven de memoria, y mis padres, poco tiempo después, cuando yo ya tocaba el piano, me compraron la reducción para piano, no solo las conocía, también las tocaba.

- ¿Las transcripciones de Liszt?

- No, no eran las de Liszt porque serían muy difíciles para que yo pudiera tocarlas, pero me encantaba, adoraba a Beethoven y aparte, en casa, como mamá daba clases, se oían mucho no solo las sonatas.

- ¿Qué le atraía de niño su música?

- Es muy difícil poner en palabras cuando algo le atrae a uno, es decir uno vibra en consecuencia con algo que le atrae, pero ponerlo en palabras es difícil. Lo que me parece maravilloso es que Beethoven es capaz de pasar de algo absolutamente recio y dictatorial a algo que a uno se le caen las lágrimas de la pureza, del dolor que tiene. Es el compositor que yo siento más, que creo comprender más.

- A los nueve años tocó el concierto N° 3…

- Sí, con Bruno Bandini que tenía la orquesta de Radio del Estado que vendría a ser la de Radio Nacional actual y todos los pianistas hemos comenzado con él. Era un italiano adorable, rubicundo, colorado, un amor de persona. Mis padres, en general, no querían que yo fuera músico, pero igual papá me llevaba a las representaciones en el Colón porque él tocaba en la Orquesta Estable y mi madre daba clases; mi casa era un verdadero infierno musical. Era gracioso, porque mi padre no quería que me adentrara en la música, pero se lucía conmigo porque tengo oído absoluto, entonces me hacía probar mi oído por los diferentes músicos. Creo que nací músico en estado fetal, escuché música todo el tiempo, y desde los dos años y medio, me quedaba al lado de mi madre, cosa que no me costaba mucho, porque tenía un Edipo… era feliz al lado de ella y con un dedito entre un alumno y otro repetía los temas que habían tocado. Un día, mamá se apiadó, me sentó al piano y desde entonces me hice amigo… me casé con ese señor de cola negra larga y dientes blancos y negros y le he sido fiel.

- ¿Cómo se lo imaginaba al ilustre sordo de Bonn a esa edad?

- Mucha gente necesita empaparse de la vida personal de un artista para entender lo que hace, eso para mí, eso no es exacto, para mí, no critico lo que hacen otros, considero que uno en estado de inspiración puede escribir cosas que no está viviendo en el estado humano normal. Muchas veces uno tiene cosas fantásticas que le pasan, todo le va bien, y se levanta y está de mal humor o no se siente bien y a veces todo le va mal y uno se despierta con el bichito del amor, de la vida, encendido. No corresponde exactamente una cosa con la otra.

- ¿Hubo alguna obra de él que le generó un cambio interior en su modo de concebir la música?

- Es muy fuerte decir eso, hay obras que siento que presagian el paso a otro plano, como las últimas sonatas y cuartetos… a partir de la sonata 28, pero cada tipo de sonata y de obra de Beethoven ha sido… lógicamente, al principio era muy influenciado por Haydn, pero a él siempre en algún momento le salía la tanada, si hubiera sido italiano, le salía la alemanada… realmente era increíble la fuerza con la cual se manejaba.

- ¿Hubo un antes y un después de Beethoven en la música?

- Bueno, había genios al mismo tiempo, no era solo Mozart, y él era muy admirativo con la música de Mozart, incluso le escribió algunas cadencias para sus conciertos…

- Como la del concierto N° 20 en Re menor…

- Yo la toco a esa cadencia cuando interpreto ese concierto. Mozart escribió pocas cosas, conciertos, en tono menor. El drama de Beethoven subía muy fácilmente porque era una naturaleza rebelde hacia la vida que le había proporcionado momentos muy difíciles.

- Además él marca un quiebre social porque hasta ese entonces el músico formaba parte de la servidumbre de la realeza y él se planta…

- Él se plantaba delante de cualquiera, fuera quien sea, realmente era una maravilla, pero siempre era en función de su obra, para que su obra fuera difundida, conocida, él tenía su misión absolutamente adentro que no dudaba en pedir ayuda; en aquel tiempo había que pasar por los príncipes, los reyes o por algún empresario o bueno, hoy en día también hay que pasar por los empresarios para los conciertos (se ríe). No era una persona tímida.

- El “Emperador” pareciera ser su concierto preferido de los cinco, ¿es así?

- No, el cuarto porque es un concierto interior, espiritual, absolutamente… que se podría tocar de rodillas de tan divino que es y tan espiritual.

- Hablando de genios, más de los últimos diez años de vida estuvo sordo, y sin embargo fue capaz de componer varias de sus mejores obras en ese período.

- Él nació en 1770 y a partir de la mitad de las sonatas, de la número 12, ya estaba con problemas, lo sé porque tuve en la Casa Beethoven y el curador me contaba detalles. Me dio emoción ver los instrumentos que él imaginaba para tratar de oír algo… no en vano los progresos técnicos a veces son válidos porque hoy con un pequeño aparatito hubiera sido resuelto su problema.

- Usaba una varilla de metal que la ponía entre los dientes y la asentaba en el puente del piano para poder escuchar en su cerebro la vibración de las notas…

- Sí, era tremendamente triste ver todo eso, usó muchos aparatos distintos que él creaba. La música de los genios como Beethoven venía de otro lado, desde allá arriba, momentos de inspiración divina, pero a él le costaba porque no era una persona como Chopin, que tenía esa facilidad de escribir, incluso obras chiquitas, él tenía una personalidad para los temas que desarrollaba de una manera espectacular, pero tenía una facilidad mayor para hacer las variaciones de los temas.

- Se suele decir que es el primer romántico, ¿es clásico o romántico o está en la frontera?

- Vea, a mí me importan un bledo las definiciones… no le estoy contestando eso a usted, eh, sino hablando en general, un bledo toda esa cuestión de dónde termina este período y se inicia el otro. Para mí no hay nadie más expresivo que Bach, él se expresaba con los medios de la época, pero no solo era expresivo, también apasionado, ardiente, ahora lógicamente, es como si hoy se quisiera escribir como si fuera la época de Mozart, no se puede; cada uno escribía cómo se hacía en el momento.

- Nadia Boulanger decía que Bach dominaba la preceptiva de su tiempo y dentro de ella era totalmente libre.

- Yo la conocí, me invitó a una comida y no sé cómo hizo Marguerite Long para enterarse y al día siguiente la llamó y le dijo: “Querida Nadia, el pequeño Bruno ha venido para mí, no para usted, entonces déjelo ir”… claro, tenía libertades limitadas, había un marco del cual no podían pasar.

- ¿Cuál fue su aporte más importante a la música?

- El ser un genio y atraer… usted hace hoy un festival Beethoven y se llena más que si hace un festival Dvorak o Schubert. Atrae a la gente porque su música no es tan difícil de captar por el común denominador de los mortales.

- Por ejemplo, los acordes iniciales de la Quinta Sinfonía han quedado en el inconsciente colectivo…

- Sí, han hecho bromas con la entrada. Creo que hay Beethoven para siglos y siglos…

- Si le quedara escaso tiempo para partir de este mundo y siente la necesidad de tocar una sonata, ¿cuál elegiría?

- Mucho no me queda porque las decenas de años han pasado (se ríe), he dado muchas vueltas al mundo, muchos concierto, 57 países, pero el tiempo pasó también… tocaría la sonata más extraordinaria para mí, la Hammerklavier y la 30 también que tiene esa parte lenta tan dolorosa, es una maravilla, las últimas cuatro son soñadas.

- A mí me gusta mucho la N° 31, que es muy poco tocada tal vez porque es corta…

- Es extraordinaria la 31, uno no se puede poner en el alma de los demás, hay que aceptar que el éxito de algo a veces es absolutamente inmanejable, incomprensible y hay que aceptarlo. ¿Por qué alguien que tiene talento y toca bien no es favorito del público y a otra persona que toca menos perfectamente, el público la sigue? Porque hay una simpatía, se planta en el escenario y atrae… hoy en día, ustedes, los periodistas, bueno usted también es músico, pero la mayoría no lo es, presentan las cosas de una manera facilista, creo que hay que saber hablar en este mundo que de tan popularizado todo, tan abierto para atraer a ese mundo que estuvo cerrado demasiado tiempo. Cuando toqué el año pasado en el festival de Montecarlo, me pidieron que fuera con colores y no me iba a poner un moño rosa en el pelo; me puse un pañuelo verde en el pescuezo, pero resultó que acá era el color a favor del aborto (se ríe), allá no tenía ninguna significación.

- ¿En pocas palabras qué significa Beethoven para usted?

- Mire, con Beethoven tengo una cosa… yo no viviría en una isla desierta con él porque tenía un carácter espantoso, eso de ninguna manera, pero estaría a su servicio en todo lo que fuera posible porque lo merece y sus necesidades eran tan humanas, sus dolores eran tan maravillosos, que estaría a su servicio.

Presentación

El destacado pianista tocará en Tucumán el 16 de septiembre

“El 16 de septiembre voy a tocar en Tucumán cuatro sonatas de Beethoven. Le mando mi cariño al público que escucha la música y tiene la paciencia de oír las tonteras que cuento. A veces son interesantes las anécdotas porque la gente cree que los artistas vivimos en una nube ideal, pero no, vivimos la vida de todo el mundo, y es bueno que eso sea divulgado para que la gente no nos considere aparte de los demás. A veces nuestras vidas son muy complejas, no por lo personal sino por lo que significa estar con la cola en un avión todo el tiempo, los viajes, los hoteles, son complicados, Una vez, en Italia no pude hacer un concierto porque el que levantaba el telón en Palermo, Sicilia, hizo huelga y yo dije: “Qué me importa levanto yo el telón”. “Ni se le ocurra”, me dijo la organizadora.

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