“Solo han pasado dos meses y ya aparece una pugna de poder inocultable”

El conflicto entre Alberto y Cristina se definiría en las legislativas de 2021.

23 Feb 2020
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-¿Cómo ve la relación entre el discurso y las acciones del Gobierno?

-El discurso del Gobierno lo que dice es que les da a los que menos tienen, y efectivamente lo que hace el Gobierno, en un momento de recursos reducidos para necesidades sociales muy amplias, es tratar de concentrar esos recursos reducidos en el sector de menores ingresos. Me parece que esto en el tema jubilatorio es muy claro: hay una suba en efectivo similar para todos, pero que no representa lo mismo para todos. Así, mientras que para el que recibe $ 14.000 significa un aumento del 30 %, para el que gana $ 30.000 representa menos. Y para los que tienen jubilaciones más altas no significa nada. O sea, hay un aumento en efectivo para la gente que cobra la mínima y a la que ese porcentaje le representa algo importante, pero a costa de no aumentarles casi nada a los ingresos medios y altos. Quizás, conjeturo, pueda ser una idea del Gobierno de que la clase media vota por (Mauricio) Macri, no vota al peronismo, y en consecuencia trata de concentrar sus recursos en los sectores populares, que son los que votan al peronismo.

-Pero el Gobierno ganó con el 48 %, un porcentaje que quizá supera lo que usted llama sectores populares. ¿No corre el riesgo de perder votos con estas medidas?

-Sin lugar a dudas a la clase media baja estas medidas la pueden afectar. Pienso que ese es el sector menos leal en términos electorales, porque es el segmento de la clase media que tiene menores ingresos y que, en consecuencia, puede votar a una alternativa o a otra según cómo esté su situación económica. Pero también me parece que es bastante normal que los presidentes lleguen al poder con un discurso y después del proceso electoral lo cambien.

-¿Qué piensa de la interna en el Gobierno?

-Ante todo, considero que la situación política que vive la Argentina es inédita para el país y que es difícil encontrar otro caso similar: un vicepresidente que nomina al presidente y una coalición electoral donde el vicepresidente tiene más votos que el presidente. Esto nunca había sucedido en la Argentina y nos pone frente a una situación política inédita. Es decir, que (Alberto) Fernández y Cristina (Kirchner) son socios en el poder es un hecho, pero, aunque en términos institucionales el presidente es más, en términos políticos la que es más es la vicepresidenta.

-¿Cree que Fernández puede transformar esta autoridad institucional en autoridad política?

-La política suele no ser estática, ¿no es cierto? En la política las cosas van y vienen: hay imponderables y sorpresas. Pero sí me da la impresión de que lo que la vicepresidenta tiene es el control de las dos cámaras del Congreso. También tiene alineada a la Provincia de Buenos Aires y posiciones muy importantes dentro del Gobierno, en el ámbito de la seguridad, en el PAMI (Programa de Atención Médica Integral), en la Anses (Administración Nacional de la Seguridad Social). Tiene influencia sobre el Poder Judicial también, y todo esto hace que ella tenga un poder permanente. Ahora, la Argentina tiene un sistema presidencialista, que en caso de conflicto le da al presidente instrumentos importantes. Así que me parece prematuro anticiparme, pero sí veo que solo han pasado dos meses y medio de un período de 48 meses y ya aparece una relación cordial en la superficie pero con una pugna de poder inocultable.

-Si esta pugna de poder saliera la superficie, ¿cómo afectaría a la estabilidad del país?

-Bueno, nosotros tenemos un antecedente con alguna similitud, que es la relación entre (Eduardo) Duhalde y (Néstor) Kirchner, allá entre el año 2003 y el 2005. Es decir, Duhalde no tenía un cargo pero había sido el que lo había nominado a Kirchner y el que había puesto una parte importante de los votos, sobre todo en el Conurbano bonaerense. ¿Cuándo se dirimió el conflicto? En la elección legislativa de medio mandato del primer período de Kirchner, en la elección del 2005, cuando en la Provincia de Buenos Aires se enfrentaron Hilda Duhalde por un lado, como expresión política del ex presidente Duhalde, y Cristina del otro lado, como expresión política del entonces presidente Kirchner. Y el conflicto se resolvió con el triunfo de los Kirchner en esa elección legislativa. De la misma manera, yo creo que si el conflicto actual perdura, la elección legislativa del 2021 va a ser el ámbito en el cual probablemente se defina.

-¿Espera una reestructuración exitosa de la deuda? ¿Qué lectura hace del informe del Fondo Monetario Internacional sobre Argentina?

-Yo creo que el acuerdo en torno a la deuda es una condición necesaria pero no suficiente para ordenar la economía. Sin resolver el tema de la deuda, es muy difícil que Argentina pueda volver a crecer. Ese es un dato. Ahora, las negociaciones suelen ser largas. Puede ser que a lo mejor haya un acuerdo con el Fondo antes de fin de marzo, pero después vienen los acuerdos con los bonistas, y esa es otra negociación que va a llevar tiempo. Entonces me parece que es un tema que, por uno u otro camino, nos va a terminar llevando todo el año 2020. Hay que cerrar con los distintos grupos de bonistas, con los distintos fondos de inversión, etcétera, etcétera… Tenemos una señal positiva del Fondo, pero este es un primer paso en un proceso que, yo creo, va a ser largo.

-¿Qué cree que sucederá en la oposición? ¿Macri mantendrá su liderazgo o tendrá que hacerse a un costado?

-A mí me parece que el liderazgo recién se va a definir a comienzos del 2023. No veo una resolución rápida del tema del liderazgo opositor, pero sí veo que, en todo el espectro político opositor, el jefe de Gobierno porteño, (Horacio) Rodríguez Larreta, es quizás, porque tiene un territorio importante, el que tiene más chances de jugar políticamente a la sucesión de Macri. Pero, de nuevo, la política está llena de imponderables y sorpresas.

-¿Cómo ve a la oposición en el día a día, como contrapeso del Gobierno?

-Lo que pasa es que el Gobierno termina teniendo mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Nación. En el Senado porque tiene una bancada mayor y en Diputados porque negociando con dos bloques menores llega a la mayoría. Y así es muy difícil que la oposición pueda hacer algo efectivo. Si hoy estuviera en condiciones de convocar manifestaciones de protesta, como hizo entre 2008 y 2015, uno diría que tiene un instrumento de poder político importante. Pero yo creo que por ahora no está en condiciones y entonces aparece más como una oposición que puede ser agresiva en su discurso pero que es pasiva en la acción política.

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