El polémico pensador que combinó filosofía con ciencia

El cientista y físico argentino Mario Brunge murió a la edad de 100 años. Sus valiosos aportes al campo del pensamiento.

26 Feb 2020
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Nicolás Zavadivker

Doctor en Filosofía y profesor de la UNT

Proveniente del área de la física, Mario Bunge llegó a la filosofía en una época poca afín a sus ideas cientificistas. La mayoría de sus profesores, y posteriormente colegas en Argentina y en Latinoamérica, se enrolaron en lo que se conoce como “reacción anti-positivista”. Esta implicaba la independencia (y en cierto sentido la prioridad) de la filosofía en relación a las ciencias. Bunge, en cambio, consideraba que la filosofía debía ser cercana a los resultados de la ciencia e intentó desarrollar una filosofía científica.

Por otro lado, su posición entre la filosofía y la física tampoco era del agrado de compañeros. Como recuerdo, el director de su tesis en Física lo abandonó (curiosamente, su tesis doctoral en física fue publicada por la Universidad Nacional de Tucumán, en 1960).

En ese sentido, deben valorarse sus solitarios esfuerzos para introducir los estudios epistemológicos en Argentina. Por ejemplo, la fundación a los 25 años de la revista Minerva (pensada como un frente racionalista para combatir el “irracionalismo” alemán). Creada en 1944, en los artículos de esta publicación participaron muchos profesores de la entonces Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. Entre ellos, Rodolfo Mondolfo, Elizabeth Goguel de Labrousse y, su amigo, Risieri Frondizi.

Además, en 1956 Bunge fundó la Asociación Rioplatense de Lógica y Filosofía Científica. Y más adelante colaboró en la creación de la Sociedad Argentina de Filosofía Analítica, sin ser exactamente un filósofo analítico. En ese tiempo, sus posiciones y sus acciones políticas también le granjearon enemigos. Situación por la que, al igual que muchos científicos argentinos, decidió emigrar del país en 1966.

Bunge fue un pensador que no solo enfrentó a la polémica, sino que hasta la buscó. Sus fuertes críticas a las diversas variantes del posmodernismo, al existencialismo y a la fenomenología (a veces tildando a sus seguidores de “charlatanes”) llevaron a que la mayoría de los intelectuales nacionales optaran por ignorarlo. Mientras tanto, su figura crecía por todo el mundo, llegando a intercambiar ideas con grandes pensadores como Popper, Piaget, Lakatos y Quine.

De Popper tomó el concepto de pseudociencia (aquello que parece ciencia, pero no lo es). Le dio una amplitud mayor y se dedicó a cuestionar disciplinas que consideró pseudocientíficas como -por ejemplo- el psicoanálisis, la homeopatía y ciertas corrientes económicas.

Su abundante obra, que supera el centenar de libros, impresiona por la gran amplitud de temas tratados. En ese sentido fue como un pensador renacentista. Probablemente sea el filósofo de habla hispana más citado en el mundo, aunque buena parte de su obra se publicó en inglés y en otros idiomas. Son conocidos sus tempranos aportes a la epistemología general (“La ciencia, su método y su filosofía” es un clásico en esta materia), su defensa del principio de causalidad (cuestionado desde la Mecánica Cuántica) y sus aportes sobre conceptos científicos como espacio, tiempo, emergencia, significado y verdad.

Perfil: Mario Bunge

Filósofo, físico, epistemólogo y crítico de las pseudociencias, la trayectoria profesional de Bunge lo llevó a obtener 16 doctorados honoris causa y cuatro profesorados honorarios. Su obra (la mayoría escrita desde el exilio, en Canadá) abarca más de 80 libros y la creación de una revista de filosofía.

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