Limpiar las calles de Salta en tiempos de Coronavirus: “la limpieza no se toma descanso"

En medio del aislamiento, algunos deben estar fuera de sus casas por el trabajo que desempeñan, como los barrenderos de la ciudad.

28 Mar 2020
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Chocobar con sus materiales de trabajo - Foto: LA GACETA

Circular temprano por las calles de Salta, antes de iniciarse el aislamiento social y obligatorio por el Coronavirus, significaba encontrar las calles, veredas y espacios públicos limpios y en orden. Este servicio, que no se detuvo, ocurre gracias a los empleados de Agrotécnica Fueguina que madrugan para mantener la limpieza.

Uno de estos tantos hombres de uniforme naranja, como se los caracteriza, es Marcelo Chocobar quien se encarga de asear principalmente la Plaza Belgrano y alrededores. Expuesto a los residuos que puede encontrar cada vez recorre con su carro por las veredas de la ciudad, asegura: “es mi trabajo, no queda otra, tengo que mantener limpia la plaza".

El hombre de 53 años inicia su jornada todos los días temprano, ya que debe empezar a limpiar su zona a las 6 de la madrugada, por lo que lleva en su mochila su desayuno. “Me toca hacer la limpieza de 6 de la madrugada hasta las 13. Durante mi jornada desayuno, por eso me traigo un termo con algún bollo”, dijo Chocobar a LA GACETA.

En cuanto a sus elementos de higiene y protección manifestó: “La empresa nos provee de guantes y barbijo para que cuando estemos en contacto con la basura, no nos expongamos tanto. Si bien no hay gente en la calle, siempre hay algo que limpiar, no se toma su descanso”. 

Además, agregó que no tiene su alcohol en gel, pero sí carga un jabón que lo usa cuando encuentra algún bebedero público para poder mantener limpias sus manos.

Empleado de agrotécnica en Plaza 9 de Julio - Foto: LA GACETA

Con respecto a sus compañeros realtó: “a ninguno lo escuché preocuparse por la situación de estar en la calle. Sí sé que a los mayores de 60 los dejaron estar en sus casas. Lo mismo a los que padecían algunas enfermedades, como los diabéticos”.

Mientras sacaba su termo, sentado en un banco la Plaza Belgrano, para comenzar a desayunar, Marcelo Chocobar contó qué opinaba su familia sobre su trabajo en estos días: “Vivo con mi hijo, mis tres nietas y mi nuera. Estuvieron preocupados los primeros días, no querían que me exponga, más por mi edad que otra cosa. Pero ahora entienden, además ya me vieron que tengo todos los elementos de higiene básicos”, dijo esbozando una sonrisa.

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