Una franja social que sólo opera con el efectivo

Rechazan la bancarización y adoptan un sistema de “compras de pánico”. ¿Qué lleva a jubilados y beneficiarios a concurrir al banco?

04 Abr 2020
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EN CONCEPCIÓN. Beneficiarios de planes esperan su turno para cobrar.

¿Qué es lo que lleva a los jubilados, pensionados y beneficiarios de programas sociales a agolparse masivamente en los bancos para tratar de cobrar sus haberes y beneficios?

La primera respuesta surge del mercado y es lo que se denomina “compras de pánico”, es decir, ese mecanismo de acción que lleva a la población a sobrereaccionar frente a la pandemia del coronavirus, ante la presunción de que habrá desabastecimiento.

Lo segundo está relacionado con el aspecto social y el poco hábito, particularmente de los adultos mayores, a operar por canales digitales o con tarjetas de débito.

Lo tercero tiene que ver con la situación socioeconómica tucumana: un distrito en el que el 37,5% de la población de su principal aglomerado urbano está en situación de pobreza, con jubilados que -en muchos casos- no llega a cubrir el costo de la canasta básica total que, para una familia tipo, roza los $ 34.000 mensuales. Además de eso, la informalidad golpea al 46,8% del total de asalariados tucumanos que, en su mayoría, se refugian en la asistencia estatal.

Roxana Laks, socia gerente de la consultora Sociología y Mercado, dice que las compras de pánico son un fenómeno global que se profundizó con la pandemia, en la que la sociedad se lanza a comprar masivamente, porque intenta asegurarse ante lo que puede venir. “Esto no es consumismo o compras compulsivas; estamos frente a un escenario de supervivencia frente al riesgo de la creencia general de que se acabarán los productos que se buscan por falta de abastecimiento durante la cuarentena”, explica la socióloga a LA GACETA.





La franja poblacional que ayer se agolpó alrededor de los bancos es la que busca no sólo la protección alimentaria, sino también adquirir productos de higiene, con los que se les recomienda prevenirse de la covid-19. “Muchos de ellos quieren tener el dinero en la mano, no están bancarizados, y adoptan ese concepto psicológico de compras de pánico”, acota. Laks considera que es fundamental adoptar el sistema de compras responsables y, para eso, las empresas tendrán que asegurar la provisión de mercaderías, además de que no se disparen los precios.

Al respecto, la secretaria de Comercio Interior de la Nación, Paula Español, descartó ayer que vaya a haber faltante de mercaderías en este tiempo, “porque las empresas están respondiendo para que no haya problemas”, y sostuvo que los precios “han estado muy contenidos en alimentos y bebidas, como en artículos de limpieza y perfumería, en las cadenas de supermercados”.

“En el monitoreo que tenemos de supermercados efectivamente tenemos una contención del incremento de precios muy grande en el mes de marzo, si bien ese canal tiene entre 25 y 30% del consumo general, según cada producto, y la inflación depende además de otros rubros”, dijo Español en declaraciones a radio El Destape.

Sector vulnerable

Las personas en general y las personas mayores en particular pueden necesitar de ayuda para las tareas cotidianas y más aún en contextos de aislamiento social obligatorio como el que vivimos, advierte un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. Esos adultos mayores son los que ayer se expusieron a los riesgos del coronavirus cuando fueron a cobrar sus haberes. Si bien es menor al 10% el porcentaje de personas mayores que no cuentan con un familiar cercano, al menos 1 de cada 3 mayores declara que no cuenta con ninguna persona que le ayude con las tareas cotidianas cuando así lo precisa, dice el reporte.

El diagnóstico remarca que el 45,9% de los y las mayores de 60 años que perciben jubilación y/o pensión no utilizan el cajero electrónico y cobran por ventanilla (independientemente de que tengan tarjeta o no).

“Ese porcentaje aumenta al 67,4% en los sectores más vulnerables. Vale decir que en condiciones normales casi la mitad de los y las jubiladas de las áreas urbanas del país se movilizan mensualmente hacia el banco de referencia para el cobro de haberes”, puntualiza.

Un porcentaje algo menor (36,9%) no usa tarjeta de crédito ni débito en sus compras. Lo cual indica la necesidad periódica de efectivo para al menos 1 de cada 3 mayores en general y casi 2 de cada 3 en los sectores más vulnerables. En este marco vale señalar la particular situación de las personas mayores en el actual contexto apuntando fundamentalmente a la necesidad de mayores apoyos instrumentales pero también afectivos, fundamentalmente en aquellos mayores que viven solos, finaliza el informe de la UCA.

A DISTANCIA PRUDENCIAL. Jubilados y pensionados fueron a los bancos para extraer sus haberes, para adquirir productos de primera necesidad. la gaceta

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