Limónov según Carrère

La vida del polémico escritor que acaba de morir.

05 Abr 2020
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VISIONARIO. Limónov fue un hombre que se inventó a sí mismo y que supo que iba a ser necesario en los crueles engranajes de la historia rusa.

NO FICCIÓN

LIMÓNOV

EMMANUEL CARRÈRE

(Anagrama - Buenos Aires)

Limónov es un libro arrollador. Es una crónica ficción. No es cualquier crónica. Es la historia diversa, polifónica, andrajosa y artística de un poeta ruso homosexual y mujeriego, de un ídolo de multitudes alocadas, de un fascista moderno, de un sexópata incurable, de un provocador incurable. Limónov es el seudónimo de un hombre que tiene cien caras y cien trajes, que vive en Rusia pero que vivió en diez ciudades y que fue un pendenciero y un peleador, que luchó por la perdida revolución.

Limónov es un libro múltiple. Enumera los hechos de la vida de Limónov y, a la vez, saca cuentas de la historia de Rusia, de la historia de la vanguardia rusa, de las rencillas entre los poetas. Cuenta la vida de Limónov en Nueva York como homosexual y como sirviente de un rico de Manhattan. Limónov vivió en la casa del ricachón y vio, de cerca, la cara de los funcionarios del régimen en Nueva York y escribió un libro sobre el fracaso tirado en el pasto del Central Park y se reencontró con su ex mujer para verla tener sexo con otro.

Limónov fue un hombre que se inventó a sí mismo y que supo, desde el inicio, que iba a ser un hombre necesario dentro de los crueles engranajes de la historia de su país.

Un hombre, un país

Limónov, el libro, es avasallante. Aunque cuenta la historia real de un personaje real, está escrito con los recursos de la ficción. Carrère no sólo domina el arte de la ficción sino que pone las herramientas de la ficción para contar la vida inverosímil del hombre de las mil caras y de los miles de fracasos. La historia de Limónov es la historia de un hombre y es la historia de la transformación de un país. De esa Rusia que pasó de ser el centro del comunismo mundial al centro de la corrupción del postestalinismo, a la era de Brézhnev, al deshielo. Lo mejor es que cuenta la historia política sin contar la historia política. Mira a los ojos de los poetas para narrar la vida de los pusilánimes y de los héroes anónimos.

Carrère se las arregla para contar lo máximo con lo mínimo y reconstruye el tiempo de la vida a través de los cristales mínimos de la vida cotidiana.

Por eso, el libro de Carrère es una novela de aventuras, una crónica moderna, una radiografía política, una microhistoria intelectual, una lupa que agranda la revancha de los poetas, un repaso por la historia de un país que fracasa, una reconstrucción de la oscuridad de un hombre que se inventó a sí mismo y que pasó por diferentes etapas en su vida. Y es, también, una autobiografía intelectual ya que el propio Carrère habla de sí mismo y de su pasado para engarzarlo con la historia de Limónov.

© LA GACETA

FABIÁN SOBERÓN

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