“El otro enemigo invisible”

03 May 2020
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Por Regina Martínez Riekes, asesora financiera.-

“ Y claro, el drama de ser Presidente

es que si uno se pone a resolver los problemas del Estado

no le queda tiempo para gobernar”

MAFALDA

Canalizando el ahorro hacia la inversión

Según declara el Mercado Argentino de Valores (MAV), el financiamiento acumulado a PyMEs en 2019 alcanza los $106.000 millones. Por medio de instrumentos como cheques de pago diferido, facturas de crédito electrónica, pagarés y ON simples, las PyMEs se conectan con una gran cantidad de inversores, accediendo al financiamiento para incrementar su capital productivo.

Ese es precisamente el rol del sistema financiero: canalizar el ahorro hacia la inversión. El desarrollo de este sistema, sumado a una moneda fuerte, permite suavizar el impacto de las crisis, financiando los desfasajes con el ahorro interno y en moneda local.

“Quieren agrandar el mercado de capitales en pesos y terminan matando el mercado en su conjunto”, se lee en un chat del sector financiero. Se acaba de conocer las nuevas medidas que los reguladores locales, CNV y BCRA, lanzaron para contener la disparada del dólar.

La solución a los problemas que genera el Estado: más Estado

“Ni Cristina se animó a tanto. Era menos dañino lo que hicieron en 2014, cuando obligaron a los fondos con tenencias en dólares a valuar a tipo de cambio oficial, reconociendo pérdida por la brecha entre dólar oficial y financiero”, afirma la encargada de administrar fondos comunes en una gestora independiente. Buscaba digerir la Resolución 835 de CNV.

Con esta medida, los fondos comunes en pesos, deberán desprenderse de activos en dólares que superen el 25% de su cartera. En un plazo de solo 15 días y en un mercado sin compradores, deben vender bonos soberanos, provinciales, corporativos y hasta pagarés de pymes, por un equivalente a USD 1.000 millones.

El objetivo es doble: deprimir el dólar financiero, conocido en la jerga como contado con liquidación o dólar MEP, y forzar a los inversores a invertir en activos en pesos.

El resultado fue la pérdida de valor para ahorristas locales, que forzados a vender a precios de remate, dieron entrada a inversores extranjeros. El efecto deseado de bajar el dólar libre, no se consiguió.

Restringiendo el acceso al dólar barato

El Banco Central salió a acompañar a CNV, emitiendo una serie de comunicaciones que alteran las regulaciones vigentes.

Las empresas que quieran comprar un monto superior a USD 500.000 en el Mercado oficial, paradójicamente denominado Mercado “Único” y “Libre” de Cambios, deberán pedir consentimiento previo al BCRA. Asimismo, quienes hayan recibido alguna asistencia financiera, no podrán acceder al dólar libre (MEP o contado con liquidación) por un período de 30 días. Finalmente deja el negocio del dólar a bancos y casas de cambio, restringiendo la participación de ALyCs. Estas ex “sociedades de bolsa”, al ser más competitivas en precio, estaban ganando fuertemente participación en el mercado. Es lo que genera la competencia: más jugadores, mejores precios.

El principal objetivo con esta medida es limitar una operatoria común en tiempos de cuarentena: obtener financiamiento barato en pesos para adquirir divisas.

Esto es algo muy característico del sistema financiero. Las regulaciones introducen imperfecciones que rápidamente son aprovechadas por el mercado y terminan desembocando en un bucle imparable entre regulación-imperfección-regulación.

Controlando precio y cantidad

Según el Keynesianismo, se demanda dinero por tres razones: para transacciones cotidianas, por precaución ante imprevistos y finalmente por especulación.

La historia de nuestro país imprimió en el inconsciente colectivo una demanda de dinero “bimonetaria”. Se demandan pesos para transacciones y se atesoran dólares como reserva de valor.

Si se restringe la cantidad de dólares que se va a vender en la economía, el exceso por sobre los USD 200 permitidos se abastecerá al precio de escasez que surja de la interacción de la oferta y demanda. Es por ello, que todos los intentos que se realicen para controlar ambas variables, cantidad y precio, fracasarán.

La única forma de detener la disparada del precio del dólar, es aumentar la demanda de pesos, disminuyendo las expectativas de inflación y explicando cómo se financiará la depresión económica auto infringida al cerrar completamente nuestra economía.

La discusión no es filosófica sino pragmática. No se trata de pensar en más o en menos Estado, sino cuál es el plan para financiarlo. ¿Deuda? ¿Impuestos? ¿Emisión?. En cualquier caso la carga siempre recaerá en el sector privado.

Despierta Argentina

“Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas”, reza el famoso refrán. Ello llevó a las gestoras de fondos comunes a tomar la antipática decisión de “cerrar” sus fondos evitando suscripciones y rescates. Buscan proteger a los cuotapartistas de la pérdida de valor irrecuperable a la que se someterán de continuar malvendiendo sus activos en dólares.

En la provincia de Santa Fe, se gestó una “liga de comerciantes” que anunció la apertura de locales a partir del 10 de mayo.

El sector financiero comienza a rebelarse. El sector comercial lo acompaña. De a poco, se escuchan las cacerolas en los barrios porteños. Esperemos que nuestras autoridades sepan reconocer los desaciertos. Aún están a tiempo.

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