El duelo romántico y su “purga” digital

Al terminar una relación llega la hora de editar nuestro perfil. Consejos para no flaquear.

07 May 2020
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ADIÓS. Es común que, en vez de borrar al “ex”, archivemos los recuerdos.

Las redes sociales no sólo representan un hueso extra de la columna vertebral amorosa, sino también un diario íntimo para ventilar sentimientos negativos. Donde hubo fuego, ahora existe un tuit con indirectas.

“Tras la ruptura, hay pacientes que intensifican su presencia digital a modo de herramienta de catarsis. El duelo (mal llevado) los conduce a postear canciones tristes, frases agresivas y la captura de salidas en las cuales se ríen en exceso”, señala el psicólogo Gabriel Boschetti. Al final, el acto es contraproducente y -pasado el tiempo- aparece el autorreproche y sentimientos de lástima.

Sea como fuere, la instancia de borrar los recuerdos marchitos es inalterable. “En aquellas relaciones que acabaron en traición, los mecanismos de enojo y de preservación hacen que sea sencillo eliminar las fotos o los chats de WhatsApp”, detalla la terapeuta de parejas Maira Lencina.

En cambio, si la ruptura del vínculo se dio por desamor es frecuente que cueste desechar las fotos y acabemos guardando en alguna base de datos (poco frecuentada) la información. “El consejo pasa por evitar maniobras impulsivas. Quitar de la esfera digital a una expareja sirve para despedirnos. Sobre todo es preferible eliminarlo de los contactos y omitir también a sus amigos y familiares. Ellos no dejan de ser una posibilidad de conexión que aún no estamos listos para tomar”, amplia Lencina.

El otro tip es pedirle a alguien de total confianza que proceda por nosotros a la limpieza. “A veces arrancar de raíz los estímulos sensoriales es la mejor forma de crear nuevas proyecciones”, indica la psicóloga.

La sugerencia de Boschetti implica la prudencia de antemano. “Si no tenemos cuidado podemos proyectar una personalidad online negativa para el resto de los usuarios. Imaginemos que cada cinco meses alguien postea una foto con una pareja distinta porque sus relaciones son tan frágiles o superficiales que acaban pronto. Y sin embargo, la intensidad de los comentarios y los 'te quiero' se repiten pese a cambiar la cara del acompañante....”, invita a reflexionar el terapeuta de parejas.

“Si tardamos en presentarles a nuestros hijos o padres a alguien en directo (hasta no tener la certeza de que es la persona adecuada), ¿por qué creemos que en las redes sociales la situación debe ser distinta? La responsabilidad afectiva pasa por cuestiones tan pequeñas como mejorar la calidad de nuestros vínculos al usar internet. La regla es sencilla: hay que ser cautos con los amores de nuestra vida”, afirma Boschetti.

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