La vida del científico que descubrió la salvación para la peste

Novela singular sobre un personaje singular.

17 May 2020
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EL RETRATO. Alexandre Yersin en el escritorio que tenía dentro de su habitación, en el Instituto Pasteur. La imagen tiene más de un siglo: data de 190

NOVELA

PESTE & CÓLERA

PATRICK DEVILLE

(Anagrama - Buenos Aires)

La novela de Patrick Deville narra la errática vida solitaria de Yersin, un prolífico científico suizo que trabajó con Pasteur y que descubrió la salvación para la peste. Entre líneas, Peste & cólera narra la historia del imperialismo: Francia, Inglaterra y Alemania se disputan las colonias. En ese contexto crucial, Yersin desarrolla su existencia y su trabajo en Asia, lejos de la pompa europea. La peste invade y carcome India y China y los discípulos de Pasteur luchan como guerreros blindados contra la peste. Yersin es el guerrero número uno. Pero él se niega a la política y a la lucha ideológica. Deville dice de modo inmejorable: “Es un individualista, como suelen serlo los altruistas. Solo más tarde, a fuerza de tanto amar a los hombres, uno termina por convertirse en misántropo”.

Enviado por su madre, Yersin se instala para estudiar en Berlín y en París. Luego, como si fuera un Rimbaud sosegado y antibucólico, Yersin abandona la ciencia, se sube al barco Oxus y se convierte en un viajero empedernido, como su admirado Livinsgtone. Y se instala, para siempre, en las sombras de Asia. Vive con los nativos, cultiva plantas, realiza experimentos médicos y biológicos, dibuja mapas, funda casas y asociaciones. Desde Nha Trang, Yersin escribe cartas. Escribe cartas toda su vida. Disfruta de vivir lejos, aislado. Como si viviera en Asia sólo para escribir cartas. Desde Nha Trang puede contar sus experimentos y la vida frugal entre animales y plantas. Es mejor contar su vida que vivir al lado de las trincheras de la guerra, en medio de la hipocresía del progreso y los brillos de la ciudad. Es mejor vivir en el pueblo de los pescadores. Así se puede narrar.

Yersin no es un guerrero. Pero vive como un campesino que lucha contra la ignorancia. Estudia todas las disciplinas que le dicta su curiosidad. Es un ermitaño que está lejos de los centros de poder. Desde su pueblo minúsculo revisa las taras del mundo.

Contra la reproducción

Como si fuera un escritor frustrado, alguien a quien no le interesa la escritura literaria, Yersin vive en medio de las gallinas, las orquídeas y el caucho. Y siente el espesor de esa vida. Los periodistas se alarman por el anciano de barba larga que vive con los nativos y lo acusan de hacer experimentos con los aborígenes y de explotar a una mujer asiática para tener un hijo. Pero él vive sin sexo, como un monje. Deville sigue a Schwob: escribe la puesta en escena de una vida imaginaria. Y sigue a Borges, un discípulo de Schwob, y usa una idea de Borges para hablar del rechazo del sexo: “sin duda ha engendrado en él una porteña abominación hacia los espejos y la copula porque multiplican sin razón las existencias”.

La novela de Deville es portentosa y bella: impresionista, descriptiva y lírica. Elige los momentos claves que cifran una vida y ve en ellos el centro de la existencia. Pero Deville, a diferencia de Borges, expone una serie larga y continuada de sucesos y se demora en el despliegue. Su libro no es un poema aunque narra los sucesos con la respiración de la poesía. Peste & cólera narra vidas paralelas: en ese sentido es una polifonía de voces y de nombres. Las otras vidas ayudan a armar la sísmica vida de Yersin.

Con una prosa rítmica y poética, con capítulos breves que se detienen en momentos precisos, con el estudio analítico de los viajes del científico, Deville construye una novela singular sobre un personaje singular. Como si fuera una lupa que agranda y embellece la vida, la novela de Deville escenifica los episodios y las vidas de escritores y científicos disímiles (Rimbaud, Pasteur, Céline, entre otros) para mostrar la complejidad de la vida de Yersin y del mundo que lo rodea. Peste & cólera es una pequeña enciclopedia literaria y científica que ilumina la penumbra de una vida y pone en foco lo que nadie puede ver.

© LA GACETA

Fabián Soberón

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