Cómo se vive en Choromoro, un pueblo en cuarentena por coronavirus

Las puertas a Chuscha y a La Higuera se cerraron tras un caso de covid-19 de un vecino que ahora está en La Rioja.

27 May 2020
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ENTRADA RESTRINGIDA. Dos personas de la comuna cuidan que nadie ingrese sin los permisos correspondientes y controlan que no se quede.

“Aquí nunca pasaba nada hasta que han empezado a hablar de epidemia”, dice entre curiosa y sorprendida Ramona Haydée Ríos. Tiene 87 años y ha trabajado toda su vida como empleada doméstica. Su única enfermedad es la artrosis de las rodillas que la obliga a no poder prescindir del bastón. Tiene una casa inmensa llena de plantas y gallinas que disfruta mirándolas, sentada, desde la galería.

Antes miraba pasar a la gente que iba y venía por las calles de Choromoro. Pero ahora que la entrada al pueblo está cerrada por un caso de covid-19 de un joven de La Higuera (se informa en otra nota), hay menos gente.

Vive sola, pero con la secreta alegría de que a causa de la pandemia su comadre y su ahijado, que son de Temperley, Buenos Aires, y habían venido a visitarla en las vacaciones de enero no han podido volver. “Venían por 20 días y todavía están aquí”, reprime una sonrisa. “Así que gracias a ellos que me van a hacer las compras y me cuidan yo estoy en buena compañía”, agradece parada desde el otro lado del alambrado de púas. Ya está acostumbrada a no salir. “Ni los vecinos vienen ya. Están todos encerrados porque la policía les pide que no salgan”.

“¿Qué hacer? Y bueno mire yo pienso que hay que pedirle a Dios que esto pase rápido”, sonríe con simpleza.

En el acceso a Choromoro (departamento Trancas, por ruta 9) hay dos empleados de la comuna que piden permisos para poder entrar. “Aquí no entra nadie que no tenga permiso y se le controla el tiempo para que salga. Aquí nos conocemos todos. Si alguien viene es para dejar un remedio o por algo excepcional. La gente del pueblo sí puede salir y entrar por trabajo o para hacer algún trámite”, cuenta la delegada María Olga Díaz. Chuscha y La Higuera (de donde es oriundo el joven que contrajo covid-19) quedaron dentro de la cuarentena.

“Aquí la gente está con temor pero también con esperanza de que todo sea nada más que un susto. El muchacho está internado en La Rioja, donde fue detectado el caso. Pero como antes de llegar ahí estuvo en La Higuera con la familia y visitó amigos (el fin de semana del 16 y 17), se decidió aislar todo el pueblo como prevención”, explica la funcionaria. Ayer el Siprosa realizó hisopados a la familia (se informa por separado). “Los resultados estarán en 24 o 48 horas, nos dijeron”, agrega.

ESTUDIANTE DE ENFERMERÍA. Sofía Chocobar tiene de 22 años.

Díaz reconoce que en Choromoro la cuarentena estaba muy relajada. “Todos están confiados en que no les va a pasar nada y se enojan cuando uno los va a controlar”, reniega. En eso coincide Sofía Chocobar, de 22 años, estudiante de Enfermería en Trancas. “Mi tía, que trabaja en el Caps, había hecho barbijos para regalar. Al principio todos andaban contentos con los barbijos, después se lo han sacado y no lo han usado más”, protesta.

En la zona no hay señal de telefonía y el WhatsApp es el único medio de comunicación, por lo menos en La Higuera y otros parajes.

Elvis Cardozo es agricultor y padre de cuatro chicos. “ Somos cristianos evangélicos, ante esta pandemia no nos queda más doblar las rodillas y pedirle a Dios que nos cuide”, confía.

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