Cómo imaginan los docentes que será el regreso a las escuelas

Todavía no hay fecha ni anuncios en la provincia, pero los docentes se preparan para una vuelta paulatina y priorizando algunos cursos y zonas.

29 May 2020
1

ASÍ VOLVIERON A CLASES EN ISRAEL. Todos con barbijos, distancia social y manos limpias en el aula. cnnenespañol.cnn.com

No hay fecha de regreso a las escuelas todavía, ni tampoco un protocolo. Eso no quita que muchos docentes comiencen a imaginar cómo podría ser esta nueva normalidad escolar. Si bien no hay certezas de cómo será el escenario que nos dejará la pandemia tras el receso invernal - cuando se estima que podrían volver las clases presenciales - tampoco hay dudas de que el mundo escolar ha cambiado para siempre.

Aulas semivacías, con alumnos separados unos de otros, mesas que se limpian con lavandina cada dos horas, flechas en el piso que guían los pasos de los chicos para que no se crucen y caritas con máscaras y barbijos son las imágenes que nos devuelven los países, como Israel, donde los chicos ya han regresado a las aulas. Pero en Tucumán ¿qué debemos esperar?

Tres pedagogas consultadas coinciden en que la vuelta debe ser paulatina, por grupos y jerarquizando a los que más necesitan de la escuela, como los chicos que viven en contextos vulnerables y los que empiezan o terminan un ciclo o nivel. También podrían volver los que viven en zonas rurales donde no haya contagios. También concuerdan en que la virtualidad convivirá con lo presencial.

“A mí me preocupa el reencuentro. En nuestro caso, la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, nunca comenzó las clases, muchos chicos no conocen personalmente a sus maestros. Por eso me imagino un reencuentro ambivalente: por un lado celebrando la cercanía del otro pero a la vez manteniendo la distancia. Un regreso que debe ser paulatino, por grupos, que se vayan rotando para que se conozcan e interactúen”, dice la directora María Eugenia Ruiz.

“El retorno debe ser cuidado, graduado y responsable, resguardando el modelo de una escuela saludable. Asegurar el distanciamiento social, esperar a los chicos con una escuela limpia y desinfectada. Gradualizar el ingreso. Asegurarnos de que todos puedan llegar. Prever horarios graduados, evitando las aglomeraciones en lugares como cantina y recreos. Ordenar las entradas y salidas, fraccionar los días de clases en grupos. Tener un horario más acotado al principio porque volver después de una larga cuarentena estresa. Contar con kits de limpieza para las aulas. Monitorear la salud, tener un protocolo para saber qué hacer frente a alumnos que se sientan mal y mantener la comunicación constante con las familias, como lo estamos haciendo”, concluye.

Carolina Gutiérrez, pedagoga y directora de un colegio reflexiona: “pensar la escuela tradicional del siglo XIX, con docentes del siglo XX en un escenario del siglo XXI y desde la pandemia, es dar vuelta la escuela. Es hacer un giro pero sin perder los objetivos de la escuela como institución. Un giro no sólo en lo pedagógico sino en lo que significa para la sociedad y las familias, no sólo en lo curricular, sino en el marco de una cultura que emerge con nueva mirada”.

La profesora González aventura un regreso “por grupos alternativos, en un sistema dual que combine lo presencial con la virtualidad, esta herramienta que vino para quedarse, aunque no sustituye al docente en el aula”, aclara. “Pienso en organizaciones distintas a las que estábamos acostumbrados, como los recreos y los actos escolares, donde hay mucha aglomeración de personas, de familias, pero que hacen al sentir y al hacer de la escuela. Hoy no podemos dar certezas, pero podemos ver dónde vamos a hacer los anclajes educativos, en lo social y en lo pedagógico. Pensar en una pedagogía de emergencia ante estos nuevos cambios. Jerarquizar a los grupos que demanden mayor atención como los niños que empiezan la alfabetización, o los que están terminando un ciclo o nivel, que son etapas de cierre”, sostiene.

La profesora González sugiere optimizar las clases presenciales con el modelo de clase invertida, en las que el docente es guía o tutor de lo que los alumnos han investigado desde la virtualidad.

A su turno, la pedagoga Dora Villagra cree que antes que nada habría que hacer un monitoreo de los alumnos que están recibiendo el material que se envía a las casas y de los que no están haciendo las actividades. “Teniendo en cuenta la evaluación formativa que se está llevando a cabo vamos a poder detectar cuáles son las escuelas, alumnos o grupos que necesitan volver a la clase presencial”, advierte.

Quizás no todas estas ideas se lleven a la práctica, pero de lo que está segura la profesora González es que “la peor catástrofe sería volver a la escuela, en un escenario distinto, y que no haya ningún cambio”.

Comentarios