Cómo lavar tu ropa en casa para que no se arruine

17 Jun 2020
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LAVARROPAS. Antes de lavar, fijate qué ciclos de limpieza y de centrifugado figuran en la etiqueta de la prenda.

Guía de resistencia: aprendé sobre la composición de los textiles y sus requisitos

Es cierto que la moda es efímera pero, de tomar los recaudos de limpieza adecuados, nuestra ropa puede trascender las tendencias del momento y durarnos el doble en el armario. Sin ensanchamientos, colores percudidos ni las temibles pelotitas de pelusa. Para lograr el cometido, lo central es leer la composición textil y las instrucciones que figuran en las etiquetas de las prendas. Estas son las categorías de símbolos más comunes:

- Temperatura de lavado: se representa con un dibujo y un número que indica la temperatura máxima del agua (que suele oscilar entre 30 y 40 según el textil). En algunas marcas esta cifra es reemplazada por círculos que indican si puede emplearse agua fría (un punto), tibia (dos puntos) o caliente (tres puntos).

- Ciclos del lavarropas: la delicadeza del tejido se representa con el gráfico de un envase con agua y rayas horizontales. De no dibujarse, el ciclo de lavado es normal. En cambio, una línea representa la necesidad de lavado delicado; y dos el máximo de cuidado posible.

- Centrifugado: este programa está representado por un cuadrado con una circunferencia en su interior. El concepto del tachado representa la alerta de evitar estrujar automáticamente la ropa. Algunas marcas agregan como extra recomendaciones que indican la duración y el tipo de ciclo de lavado más conveniente.

- Planchado: el ícono no deja lugar para las dudas. De aparecer una plancha tachada hay que alejar esa remera o pantalón del calor directo. Si en su lugar aparecen puntos o números estos servirán para regular la temperatura óptima de planchado.

Prendas de seda: despedite de las manchas de grasa y las aureolas de perfume

Por la fragilidad de los hilos, la indumentaria de seda requiere ser lavada a mano o, en su defecto, dentro de una bolsa individual (de organza o de plástico) en el lavarropas. El jabón deberá ser de baja espuma y en formato líquido para evitar que las micropartículas abrasivas y aromatizantes manchen la tela. Al escurrirla, colocala en un lugar fresco y alejado del sol directo. Un dato importante es que hay algunas variantes de la seda que solamente se limpian en seco y con espumas.

Lana y pieles: el secreto está en las pelotas antifrizz y el secado

Al igual que la seda, hay que programar un ciclo de lavado especial para las camperas y los sweaters de lana y los tapados de pelo sintético. De usar el lavarropas es fundamental que no mezclemos los atuendos con nuestra ropa de algodón, modal o denim porque esta haría que las pelusas acumuladas aumenten. Como complemento para colocar en el lavarropas existen las pelotas antifrizz: estas evitan que los movimientos del electrodoméstico y los roces constantes lastimen la lana. Sumado a que absorben la humedad más rápido y la ropa se seca pronto. También hay que evitar el centrifugado y la exposición de los abrigos al sol. A la hora de secar los buzos de la temporada de invierno, la mejor recomendación es dejarlos sobre una superficie plana para que el peso del material no desfigure el cuello o estire las mangas mientras cuelga de la soga. Un detalle: no hay que olvidar que la lana no debería lavarse demasiado a menudo; con airearla fuera del placard -cada semana- es suficiente.

El lino: un poco de calor para planchar no hace daño

Conocido por su frescura (y lo fácil que se arruga), el lino es una de las telas más sencillas de preservar. Para conseguirlo se recomienda buscar un programa de lavado delicado. En cuanto a los productos de aseo, hay que desistir de las lejías o los detergentes que blanqueen los colores. ¿Y qué pasa con el secado? Si nuestra intención es optimizar el envejecimiento de la prensa (las fibras del lino pierden densidad conforme pasa el tiempo) la clave es dejar secar la ropa al aire libre sin procedimientos mecánicos ni la fricción que produce el estrujar con las manos.

Algodón: los blanqueadores pueden dejar amarilla la indumentaria

La resistencia del algodón a casi cualquier temperatura no genera demasiados problemas en el lavado. Acá lo que puede fallar es el uso de los detergentes y los suavizantes: evitá aquellos con fórmulas concentradas o blanqueadores extremos porque pueden generar un efecto opuesto y desteñir la ropa. Otro tip es evitar mezclar las prendas blancas con aquellas de colores pasteles o grises y otras remeras que tengan estampados impresos. Actualmente existen en el mercado acondicionadores en spray para estas prendas: los mismos se aplican antes del lavado y generan una capa protectora que saca de forma eficiente el mal olor en la zona de las axilas.

Denim: la duración del color original depende del jabón y el agua

El lavado a máquina es habitual, pero hay que procurar utilizar programas menos agresivos y siempre en temperaturas bajas para preservar el color original. El truco: dar vuelta los jeans o las camperas al colocarlos en la máquina. De tratarse de un pantalón negro, batik o jean blanco es preferible recurrir a jabones líquidos y separar las prendas en una bolsa de lavado.

El encaje debe acondicionarse a mano y con agua fría

La ropa de encaje es preferible lavarla sola y a mano, con suavizante sin fragancia y con jabón para textiles delicados. Además, la lencería de este tipo tiene mayores posibilidades de acumular bacterias (debido a su tela sintética) por lo que tenemos que evitar el contacto con focos infecciosos. En el caso de los corpiños existen envases contenedores que impiden que los ganchos rocen otras prendas o las tiras regulables se agranden.

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