Llevan más de 35 días asentados, aislados y organizados, en busca de un lote

Ante la posible perdida de una pequeña porción de tierra que ocuparon, miles de personas no abandonan el asentamiento en Parque La Vega y se armaron de merendero, enfermería y un sistema de seguridad propio.

30 Jun 2020

Más de 1000 familias asentadas en una manzana de Ampliación Parque La Vega, llevan 38 días aislados por vallas, viviendo en improvisadas carpas de lonas. Ante el temor de que otro vecino ocupe la pequeña porción de tierra que ocupan, no abandonan el lugar y forman una unión vecinal que lleva adelante un merendero, enfermería y seguridad para sobrevivir en medio de la pandemia.

Organizados por sectores, los encargados juntan una colaboración de 10 pesos por carpa para hacer las ollas populares que tienen que alcanzar para las 3560 personas que habitan en el lugar, entre ellos niños y abuelos que hoy pelean por tener una tierra y construir su casa propia.

Merendero para las 3.560 personas / Foto: LA GACETA

Una carpita con el nombre de enfermería los atiende cuando se sienten con algún dolor, “discriminados de la sociedad, viviendo peor que presos”, son algunas de las palabras que resuenan en el lugar porque muchos de ellos no pueden ver a sus hijos por estar buscando una tierra donde vivir.

Yathiel Alderete es trabajador independiente y uno de los encargados del asentamiento, en diálogo con LA GACETA expresa que el centro de enfermería se organizó para colaborar entre todos, “si se trata de medicamento que alguien necesita hacemos una rifa y lo compramos, hay una buena unión”.

La enfermería que los vecinos organizaron / Foto: LA GACETA

Por la tarde, los niños van y vienen corriendo detrás de una pelota, que es lo único que tienen para divertirse y por las noches lo único que les queda es acurrucarse entre la familia para pasar las heladas temperaturas que deja el clima de invierno, señalan que hay mucha gente enferma que sufre de los huesos y lo mismo sigue, durmiendo en el suelo, en la humedad para conseguir algo que sea de ellos.

“Acá no se acercó nadie del Gobierno, ni de salud ni nada”, comenta Santiago Farías, otro de los encargados y relata que en el lugar no solo se pasa hambre, frio sino también muchas mujeres sufren de violencia de género y nadie las ayuda.

Foto: LA GACETA / SILVIA PÉREZ

Solo en el asentamiento hay un 30% de mujeres con hijos menores de edad que sufren de violencia de género y no cuentan con una ayuda estatal. “Acá adentro del predio nos toca atravesar por esto y uno no sabe cómo solucionarlo y son casos graves pero nadie se acerca a arreglar o ver qué pasa. Es injusto que están cobrando y no ayuden”, enfatiza Alderete.

“UNA PELEA JUSTA PARA TODOS”

Alderete subraya que se trata de una organización familiar y de vecinos que pasan necesidad, no de una bandera política y cuenta que un 15% se fue porque juntos a los encargados fueron claros con el objetivo que es “pelear por las personas que no tienen donde vivir, una pelea justa para todos”.

En la manzana hay familias que no tienen un expediente, algunas no conocían sobre su existencia, ni como realizarlo y otras no pueden inscribirse por todos los requisitos que eso conlleva.

Foto: LA GACETA / SILVIA PÉREZ

Santiago, es vendedor ambulante y expresa que la pandemia lo empujó a estar peleando por una vivienda, así como a él a muchos el virus los dejó en la calle, sin nada. “La pandemia llegó a afectar a la parte más vulnerable y la mayoría somos los vendedores ambulantes, la gente pobre que no tiene acceso a una educación o no terminaron su estudio y tampoco tienen conocimiento que por un expediente se llega a conseguir un terreno.Un vendedor ambulante es pan para hoy y hambre para mañana, es la cruel realidad". 

Alderete agrega que no quieren convertirse en punteros políticos solo quieren que el gobernador sea transparente porque están cansados de que solo los utilicen cuando necesitan votos. 

El baño que comparten entre todos, en el fondo se divierten jugando a la pelota Foto: LA GACETA

Todos los vecinos pelean por lo mismo, un lugar donde criar a sus hijos y respuestas positivas por parte del gobierno. “Acabemos con los punteros políticos llamemos a cada familia desde el IPV y que se solucione todo”, concluyen los encargados de mantener tranquilidad en el asentamiento.

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