Sin ingresos ni agua potable, más de 20.000 familias salteñas no pueden afrontar la pandemia

Hay 154 asentamientos o barrios populares en Salta, donde la mayoría de los vecinos teme por su salud ante la falta de servicios elementales, según un estudio del Centro de Investigación Social de TECHO Argentina.

09 Jul 2020
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Foto archivo La Gaceta

Más de 20.000 familias viven en asentamientos o barrios populares de Salta. El 98% de esta población no tiene acceso a redes de agua potable y cloacas y más del 60% no tiene garantizado de forma regular el servicio de energía eléctrica. Hoy, ante el avance de la pandemia, la mayoría de ellos teme por su salud ante la falta de agua y advierte la disminución de fuentes de trabajo.

Así lo manifestó el 51,6% de las personas entrevistadas por el Centro de Investigación Social de TECHO Argentina. Los entrevistados en los barrios populares de Salta aseguran que este faltante es uno de los mayores obstáculos para poder afrontar el coronavirus.

“En Salta los municipios de Tartagal y Capital son los que aglomeran más del 70% de los barrios populares del total de la Provincia y sabemos que estos son los territorios donde los sistemas de contención social menos llegan”, sostiene Carlos Durán, director de la sede Salta de TECHO en Argentina.

A la falta de agua se suma la situación de hacinamiento que pone en riesgo la salud de los habitantes de los asentamientos: el 32,6% de los vecinos y vecinas considera que las condiciones de su vivienda afecta totalmente a su capacidad de hacer frente al COVID-19. El hecho de que muchas personas vivan en una misma casa es una problemática e influye negativamente en el cuidado de la salud, según observan los entrevistados.

Además, la pandemia afecta directamente las fuentes laborales e ingresos de los vecinos y vecinas de los barrios populares. La mayoría de las personas encuestadas (58,96%) afirma que la principal dificultad a la que se enfrenta actualmente es la disminución de los ingresos del hogar.

Dentro de las personas encuestadas, el 53,2% declara que se encontraba trabajando en el momento previo al dictado del aislamiento social preventivo y obligatorio, en tanto que estos resultados varían según el género: un 72,5% de los hombres declara encontrarse trabajando, mientras que el 48,5% de las mujeres afirma lo mismo. Esta disparidad, muestra una vez más la vulnerabilidad a la que están mayormente expuestas las  mujeres en Salta.

Por último, los vecinos y vecinas destacan los distintos procesos de organización comunitaria como un factor fundamental para hacer frente al COVID-19. El 41% de las personas valora la organización entre personas que habitan en el barrio como una fortaleza en el contexto de urgencia, mientras que en el 100% de los asentamientos encuestados la comunidad se organizó para realizar alguna acción ante la propagación de la pandemia , siendo la principal actividad las ollas populares.

 “La realidad de los barrios populares es sumamente compleja, con diversos factores que se entrecruzan, agudizando la situación crítica actual, por ello, los esfuerzos que se hagan para la recuperación no pueden pretender únicamente volver al punto de partida, sino que deben ir más allá, procurando, sobretodo, resolver las problemáticas estructurales”, asegura Gabriela Arrastúa, directora del Centro de Investigación Social de TECHO Argentina que inició el estudio en mayo.

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