Romper la cuarentena por sexo: el deseo pudo más que el coronavirus

Según un sondeo, casi la mitad de quienes no pasaron el aislamiento en pareja, lo quebraron para tener relaciones. Muchos de ellos no usaron preservativo.

13 Jul 2020
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PRIORIDADES. Según el sondeo nacional, muchos dejaron primar el deseo por sobre la prevención.

Nunca ante habíamos escuchado tanto sobre la importancia del cuidado y de la prevención, porque no hay vacunas. Pero ese “quedate en casa” que funcionó al principio, se relajó. Lo que era previsible y lógico. El problema es que al salir, el resto de los recaudos también se fue por la borda. Y no; no estamos hablando de runners. Estamos hablando de aquello de lo que normalmente no se habla: el sexo.

Según un sondeo realizado en todas las provincias del país, el 43% de las personas que no pasaron el aislamiento en pareja rompieron la cuarentena para tener relaciones sexuales. De ellos, el 56% no usó siempre preservativos; y el 47 % no lo usó nunca en esos encuentros.

Son algunos de los datos que arroja el relevamiento anónimo sobre sexualidad y cuarentena que realizó la filial Argentina de la organización AHF (AIDS Healthcare Foundation). Fue respondido por 647 personas de todas las provincias del país entre el 27 de mayo y el 10 de junio a través de un formulario en Docs de Google.

“Más allá de las acciones de los sujetos en contexto de aislamiento, que impacta fuerte en la vida sexual de muchas personas, consideramos que hay que hacer foco en el bajo uso de preservativos durante la cuarentena. Su uso es la manera más efectiva para prevenir el VIH, las ITS y los embarazos no planificados y estos datos nos hacen temer un aumento de las infecciones poscuarentena”, destaca Natalia Haag, directora de Testeo y Prevención de VIH de AHF Argentina

“No son buenas noticas, para nada. El preservativo sigue siendo la única manera de prevenir infecciones de transmisión sexual, y hoy, cuando no está descartado por las investigaciones que pueda haber coronavurs en el semen- hay que usarlo más que nunca; hay más motivos”, señala a LA GACETA Mileva Pavicich, psicóloga, sexóloga y educadora sexual y cuenta que la realidad que muestra el sondeo se confirma también en los consultorios.

“Incluso entre las parejas convivientes durante la cuarentena se produjeron transgresiones -señala Pavicich-. Al principio vimos muchos casos de una suerte de ‘luna de miel’ (cosa bastante más difícil en parejas con hijos chicos, claro), pero con el paso del tiempo la rutina, la cotidianidad, los pesares de la economía fueron generando fricciones...”.

“Y ya sabemos, la sexualidad siempre es campo de transgresiones... Así que escuché e casos de infidelidades virtuales, y también de las otras”, agrega.

Riesgo y silenciamiento

“Es cierto que las recomendaciones insisten en el cuidado; pero la experiencia de trabajar con VIH nos dice que la información no logra en general vencer la baja percepción del riesgo -indica por su parte el tucumano Gustavo Costilla Campero, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Infectología-. Y es más difícil percibir el riesgo respecto de infecciones de las que se habla poco y en voz baja, como las que se transmiten por vía sexual”.

“Es difícil saber qué tanto la gente asumió nuevas conductas de riesgo. Pero, si bien las respuestas del sondeo no son muy numerosas y puede haber otras variables que influyan en los comportamientos riesgosos que se puedan haber durante la cuarentena, es probable que el impacto de esas conductas descriptas (impacto que no podemos medir ahora) redunde en un aumento de embarazos no deseados y de las infecciones de transmisión sexual -agregó-. Y en estos casos, nunca hay que olvidar la importancia de testear. Es clave que la pandemia no impida los testeos”.

Punto de vista: ¿por qué la resistencia a cuidarnos?

María Elena Elmiger

Psicoanalista y docente universitaria

Es verdad que hay un cierto cansancio producido por la prolongada cuarentena. Pero la pandemia no ha sido inventada; existe, arrasa. Mata sin discriminar mujeres de varones, ricos de pobres, blancos de negros, homo, bi, trans ni héteros. Sin embargo, una constante se repite: “yo me cuido, a mí no me va a pasar”. Me cuido de día, pero de noche tengo sexo con desconocidos. Me cuido de día, pero una reunioncita con amigos qué le va a hacer…

Los psicoanalistas sabemos que ante la angustia, ante la amenaza atroz de la muerte propia o de los propios, uno de los mecanismos que rigen es la negación. “Yo sé, pero aún así,… no me va a tocar”. Lo que no se dice es que esta negación, que en muchos casos ayuda a vivir, en general nos arroja a la muerte. Mejor dicho, apoyándonos en ella nos arrojamos a la muerte. Peor aún: estamos impelidos a buscar la muerte. La negación no sólo encubre el horror de lo que ocurre en la  vida, sino que disimula el horror de nuestra propia pasión autodestructiva que actúa aunque la desconozcamos.  Sostiene un impulso irrefrenable a arrojarnos a la muerte.

Creo que eso es lo difícil en esta pandemia: no soportar ver el agujero que ha producido en las vidas cotidianas. La vida ha cambiado, tal vez por mucho tiempo. Como dice el psicoanalista Juan Carlos Volnovich, “me acosté en un mundo, y me desperté en otro”. Si no nos damos cuenta de que esto ocurre, el destino de la Argentina será el de EE.UU. o Brasil o Ecuador.

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