"En cuatro meses Brasil está viviendo una tragedia peor que la única guerra en la que participó"

A criterio de Nicolelis, el neurocinetífico brasileño más prestigioso, la pandemia está fuera de control en ese país que ya registra más de 2,2 millones de contagiados y más de 82.700 muertos.

23 Jul 2020
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TRISTE RÉCORD. El Gobierno de Brasil confirmó casi 68.000 casos de covid-19 en las últimas 24 horas.

Brasil vive una situación descontrolada frente a la pandemia de la covid-19, y puede alcanzar los 150.000 muertos en setiembre y hasta podría empeorar luego, con las elecciones municipales previstas para noviembre. Tal escenario se desgrana de los dichos del neurocientífico Miguel Nicolelis, coordinador del comité contra el coronavirus de los nueve Estados de la región noreste.

Nicolelis, el neurocientífico más prestigioso de Brasil, afirmó que su país vive la peor tragedia de su historia. "Sin considerar el genocidio indígena y la esclavitud que duró tres siglos, en cuatro meses Brasil está viviendo una tragedia peor que la única guerra en la que participó, contra Paraguay, donde perdió 50.000 soldados, sólo que en seis años", explicó, en relación a la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870).

Elegido la década pasada entre los 20 científicos más destacados del mundo, Nicolelis es médico y profesor de la Universidad de Duke (EEUU) de neurociencia, y atraviesa la pandemia en San Pablo, donde coordina el comité del Consorcio Nordeste, la región donde se concentran los gobernadores opositores al presidente, Jair Bolsonaro.

"La pandemia está fuera de control y no hay Gobierno central para coordinar las acciones", afirmó Nicolelis cuando el país ya registra más de 2,2 millones de contagiados y más de 82.700 muertos. Además, advirtió sobre un posible búmeran en las grandes ciudades que hoy parecen estar estabilizándose.

Actualmente la fuerza de los contagios se corrido hacia el interior de los Estados, luego de haber tenido picos en las grandes ciudades capitales, que en el noreste son Salvador, Recife, Fortaleza, Natal y Maranhao.

"Existe mucha presión del sector empresarial contra los intendentes del interior para que abran las actividades y eso va a terminar siendo un búmeran para que las grandes ciudades vuelvan a tener otra ola de coronavirus", alertó.

Según Nicolelis, el "negacionismo" que existe en EEUU con los seguidores del presidente, Donald Trump, también se refleja en el Brasil de Bolsonaro, alineado a Washington.

"Hemos visto también manifestaciones contra las cuarentenas en Argentina, pero en ninguno de los casos se acerca a ser la mayoría de la población", consideró.

La región noreste, con nueve Estados, es la segunda del país más afectada, detrás del sureste. Tiene más de 26.000 muertes y 735.000 casos registrados.

"San Pablo fue el gran diseminador del virus, porque no haber cerrado las rutas nacionales en marzo y en abril para detener la pandemia llevó los contagios en forma muy rápida y constante. Tampoco se ha dejado de volar, los aeropuertos funcionan", dijo.

Las rutas nacionales y los aeropuertos dependen del Gobierno federal, quien hoy continúa negándose a aprobar medidas restrictivas que puedan afectar a la economía.

A criterio de Nicolelis recién el año que viene habrá una vacuna y, por eso, es necesario un "lockdown" -como se conoce en Brasil al cierre obligatorio y controlado- como hicieron San Luis, capital de Maranhao, y Fortaleza, de Ceará, algo que nunca ocurrió en los principales focos del país: San Pablo y Río de Janeiro.

"En noviembre tenemos elecciones municipales y mantenerlas a este nivel que vemos ahora puede ser dramático por la aglomeración que genera. Entonces los intendentes comienzan a pensar en la elección y no en la pandemia, con los Gobiernos regionales dejados por el poder central a su suerte, al contrario de Argentina por ejemplo", advirtió.

"Existe la posibilidad que en septiembre lleguemos a 150.000 muertos, las mesetas se van tornando ilusorias porque no hay personal médico para tantos meses de alta presión, no hablo apenas de camas de UTI (terapias intensivas), sino del personal médico, que está exhausto y está muriendo", concluyó. (Télam)

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