¿Cuál será el plan para la inflación reprimida?

Pensando en la pospandemia, es necesario un programa con una política monetaria sana y quita de regulaciones y controles a los precios.

25 Jul 2020
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Pesos

Por Nahuel Ríos, asistente del área de Políticas Públicas de la Fundación Federalismo y Libertad.

El Estado suele recurrir a la intervención de precios en el fin de controlar su aumento o su disminución. Esta práctica puede dar la ilusión de éxito en el corto plazo, pero la realidad de imponer eso tiene sus consecuencias. El ejemplo de precios máximos es el programa de “Precios Cuidados” (352 productos en 12 categorías). En el país, vivir con inflación fue adoptado como modo de subsistencia. La Argentina lleva décadas sin tener una política monetaria sana. Sobresale el amor por el dinero fácil desde el poder estatal y esto tienen efectos graves para la sociedad. El primer impacto es un aumento del costo de vida, que afecta más a las personas de bajos recursos. Además, la inflación genera incertidumbre y nubla el horizonte a largo plazo, cuya consecuencia es la pérdida de inversiones y la descapitalización del país.

Las principales consecuencias del control de precios son el desabastecimiento y un aumento en el largo plazo, de manera abrupta y en una proporción mayor a la que se hubieran dado de no estar congelado. El aumento de precios futuros se conoce como inflación reprimida. El último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) arrojó un aumento del 2,2% en junio, una inflación interanual del 42,8%, un acumulado en lo que va del año del 13,6%. Se debe tener en cuenta que para los próximos 12 meses, según pronostican los encuestados del REM publicado por BCRA, se espera una inflación de entre el 52% y 53%.

La tasa del 2,2% es un valor real a medias. No se afirma que la canasta tomada por el Indec no haya variado efectivamente en esa proporción, sino que se deben tener en cuenta algunos factores. Actualmente se congelaron por 180 días, las tarifas de energía eléctrica, agua y gas. También el precio de las naftas y existen controles de cambio a la compra de dólares. Si tomamos en cuenta todo esto, la inflación debería ser mayor a la difundida.


Más circulante

La base monetaria del país aumentó considerablemente en el tiempo, principalmente en el período que abarca desde el primer gobierno de Cristina Kirchner al día de hoy, con el fin de financiar el déficit fiscal. Ante la falta de financiamiento externo, el país debió acudir a la emisión de billetes para afrontar la actual pandemia. Los depósitos se mantuvieron relativamente constantes -esto quiere decir que la mayor parte de lo emitido está como circulante- lo que lleva a preguntarse: ¿por qué no aumenta considerablemente la inflación? Se debe tener en cuenta tres situaciones:

• La primera tiene que ver con los precios pisados, o sea, la inflación reprimida.

• El otro punto es el hecho de que la cuarentena hace que las personas no salgan a consumir.

• Por último, el tiempo que tarda el dinero emitido en impactar en precios, generalmente de ocho a 12 meses.

La base monetaria incluye el circulante más las reservas en el Banco Central, que regula la oferta monetaria. Hay que pensar al dinero como un bien más de la economía; si abunda, entonces su precio cae y esto se ve reflejado en el hecho de que cada vez podemos comprar menos. El BCRA subió la base monetaria un 7,62% respecto del mes pasado; 307,6% en los últimos cinco años y 1.451% los últimos 10 años. Si sigue en aumento, en forma indiscriminada, es de esperar que con el paso del tiempo se pueda comprar menos con el dinero emitido por el Estado argentino.

Estas variaciones generan expectativas inflacionarias, y hace que la población acceda a comprar bienes durables o monedas extranjeras para resguardar sus ahorros (la fiebre por el dólar).

Una moneda se define por tres características: es depósito de valor, unidad de medida y medio de cambio. El peso argentino no es moneda porque no reúne todas ellas; sólo es medio de cambio por su imposición estatal. Actualmente existe una restricción de la compra de divisas. Además de una diversidad de cotizaciones, el Estado puso un impuesto al dólar ahorro del 30% en busca de quitar incentivos para atesoramiento. Sin embargo, la demanda sigue y su precio sube. En algún momento habrá problemas con las reservas y esto obligaría al Estado a tener que soltar el tipo de cambio, lo que se verá replicado en el aumento de los precios, y desatará la inflación reprimida.

Los controles de precios causan escasez y aumentos a futuro (inflación reprimida). Lo mismo pasa con los controles de cambio: aunque se impongan restricciones, no se logrará apaciguar las necesidades la población, y se genera una mercado paralelo. Es de vital importancia que el Gobierno nacional exponga un plan económico a largo plazo, con una política monetaria sana y quita de regulaciones y controles a los precios. No existe en la actualidad un buen panorama: con la mayoría de los precios pisados, aún existe una inercia inflacionaria, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿qué hará el Estado para revertir la actual situación?

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