Detrás de las pistas de un Plan Económico

Por Regina Martínez Riekes - asesora financiera.

16 Ago 2020
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“Tiempos oscuros y difíciles nos aguardan. Pronto todos tendremos que elegir entre hacer lo que es fácil o lo que está bien”. (Harry Potter y el Cáliz de Fuego)

Esa mala palabra llamada ahorro

“En lo inmediato será fundamental impulsar el mercado interno”, señalaba el ministro Martín Guzmán esta semana. Con una utilización de la capacidad instalada de 53,3%, la gran apuesta del Gobierno es fomentar el consumo.

“La gente no compra bienes, vende pesos”, afirmaba Claudio Zuchovicki en uno de los tantos “zooms” que se repiten semana a semana. Explicó que cuando la reactivación se hace vía consumo, los pesos que se inyectan en la economía “se venden” a cambio de mercadería. Nadie quiere atesorar moneda local ante las expectativas de pérdida de poder adquisitivo. Ello explica el boom de consumo observado en bienes durables. El “dólar auto” o el “dólar electrodoméstico”, fueron una forma de acceder al tipo de cambio oficial, en este subsidio al consumo interno.

“Esta fase de fomentar la compra de durables se agotó”, señalaba un empresario del medio. Inundado de pesos, no consigue mercadería para reponer. De no mediar inversión que aumente la oferta, la mayor demanda solo se traducirá en un aumento de precios.

Desde el sector privado exigen reglas claras del juego para invertir. Caso contrario la inversión no llegará y la economía argentina profundizará el estancamiento.

¿Realmente faltan dólares?

Diversos cálculos señalan que las reservas netas del Banco Central (BCRA), vienen en franco descenso. Para engrosarlas y evitar un ataque a la moneda, se necesitan dólares. Ante la baja probabilidad de llegada de dólares financieros, la salvación argentina recaerá en el sector exportador.

Extraoficialmente, se conoció que el mes pasado los compradores de dólares solidarios implicaron una pérdida de reservas de U$S 750 mm. Ello ocurrió en un período de acumulación de divisas por mayor oferta del agro. En un contexto de escasa demanda de dólares para el turismo, pagos de deuda e importaciones, es un dato alarmante.

Los primeros números de agosto distan de ser alentadores. Solo en la primera semana el Central habría vendido cerca de U$S 500 mm. Los rumores de endurecimiento del cepo (disminuir el cupo de U$S 200), crecen día a día.

“Sin oferente de dólares, no hay techo. ¡Nadie te va a vender un dólar!”, reflexionaba el trader de cambios de una prestigiosa institución financiera.

Con una brecha cambiaria del 70% no existen incentivos a desprenderse del billete verde. Reducir las retenciones a las exportaciones aumentando el precio final del “dólar soja”, incorporar gradualmente el impuesto país en el valor de dólar oficial, o eliminar el “parking” de 5 días para la venta de dólar bolsa, podrían ser medidas que aumenten la oferta de divisas.

Toda decisión conlleva un costo asociado. De seguir retrasándola, los dólares no aparecerán, las arcas del central se verán cada vez mas vacías, la confianza se esfumará y el goteo de dólares del sistema financiero se incrementará, profundizando su desfinanciamiento.

“Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar la consecuencias de ignorar la realidad”, sentenciaba la soviética Ayn Rand, pensadora insignia de la Escuela Liberal.

Lo bueno de lo malo

En un mercado desbordado de pesos buscando cubrirse del inminente salto cambiario, las alternativas son escasas. Quienes no pueden dolarizarse vía contado con liquidación por ser beneficiarios de algún subsidio del Estado, eligen CER o dólar linked.

El inconveniente con la deuda en pesos que ajusta por tipo de cambio oficial (dólar linked), es que se trata de emisiones pequeñas frente a la sobredemanda existente. Esta semana la compañía de microbiología agrícola Rizobacter tuvo cuatro veces más ofertas que su monto emitido. Pagó una tasa de 0% por un título dólar linked, a tres años.

Si bien menos líquidos, los cedears también funcionan como instrumentos de cobertura. Se trata de acciones extranjeras que se adquieren localmente y en pesos al tipo de cambio contado con liquidación. De esta forma, un inversor puede apostar a la economía real (Johnson, Walmart por ej), tecnología (Qualcom, Microsoft, etc) o bancos (Citi, JP Morgan, Wells Fargo), por citar algunos ejemplos. Esta semana, la buena noticia es que disminuyeron los montos mínimos a invertir, haciendo accesibles estos instrumentos a pequeños inversores.

Lo malo de lo bueno

Comprar con el rumor (expectativa de acuerdo) y vender con la noticia (anuncio de acuerdo), se cumplió al pie de la letra. Despejada la incertidumbre respecto del canje, los mercados locales exhibieron pérdidas esta semana, en una saludable “toma de ganancias”.

El próximo paso es renegociar con el FMI. Las buenas relaciones entabladas entre el ministro Guzmán y Kristalina Georgieva, dejan entrever que el camino sería amigable. Sin embargo, el FMI no deja de ser el FMI.

Difícilmente el nuevo acuerdo se desvíe del camino tradicional: ajuste fiscal, ajuste monetario y tipo de cambio flexible. La pandemia seguramente podría suavizar los tiempos, pero no el rumbo. Quizás este es el Plan que el sector privado y los inversores tanto reclaman. El Plan del FMI.

Si tomamos como antecedente el proceso de negociación del canje, del discurso de “no podemos pagar más”, el Gobierno terminó subiendo el valor presente de la oferta en un 40%. Una prueba más de pragmatismo cuando la alternativa es solo postergar un problema, que seguramente será mayor, más adelante.

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