Después de la represión, en el asentamiento San Calixto siguen exigiendo respuestas del gobierno

La represión policial se debió al ingreso de materiales por parte de una mujer, lo cual está prohibido por orden judicial. Niños y ancianos resultaron heridos por las balas de goma.

26 Ago 2020
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Foto LA GACETA

La zona sur de la ciudad vivió una noche de tensión y violencia. Los vecinos instalados en el asentamiento ampliación San Calixto se enfrentaron con la policía luego de que una mujer intentara ingresar materiales para su precaria vivienda. Horas después de los violentos hechos, estas personas mantienen su reclamo y exigen un lugar digno donde vivir.

“La policía nos quiere ganar por cansancio y no nos vamos a ir. Nos vamos a cansar de pelear, porque la gente ya vive acá", contó a LA GACETA un joven que vive desde mayo en el asentamiento. 

Los resultados de la represión desatada anoche en San Calixto son graves. Mujeres, niños y hombres mayores exhibieron en su cuerpo el impacto de los proyectiles disparados por la policía. “Anoche era un desastre: las señoras mayores y los niños se defendieron como podían” relató Alejandro, otro vecino del lugar. Esta mañana, los asentados recolectaron dos bolsas de residuos llenas de las balas de goma que quedaron desperdigadas anoche: "la gente les gritaba a los efectivos que pararan de tirar, que habían niños, y ni les importó” dijo.

Foto: LA GACETA

 Según relató la gente del lugar, todo comenzó cuando una mujer intentó ingresar cartones al predio para resguardarse del frío. Fue ahí cuando un efectivo que custodia la zona intentó quitárselo. Luego de un tironeo, los vecinos reaccionaron para ayudar a la mujer. "Comenzaron a llegar refuerzos policiales y tuvimos que pelear” relataron.

Desde la Policía confirmaron que el enfrentamiento se generó a partir del intento del ingreso de materiales. El comisario Miguel Velardez destacó que por disposición judicial los asentados no pueden incorporar materiales para reforzar sus viviendas. 

Las narraciones de la trifulca impactan: algunos de los damnificados comentaron que los agentes comenzaron a disparar a mansalva, a muy poca distancia de los rostros de la gente, y a las viviendas en donde había ancianos, mujeres embarazadas y niños. Vecinos aseguraron que gente que vive fuera del asentamiento se acercó a ayudarlos, tirando piedras a los policías y llevándose a los chicos para protegerlos en sus casas.

Muchas personas tuvieron complicaciones por balazos cerca de los ojos, desmayos, náuseas, pérdida del conocimiento  y aún nadie recibió asistencia médica. Un hombre se encuentra en grave estado tras haber sido embestido por un patrullero. “Mi amigo está orinando sangre, no se puede parar, y está pálido” contó Alejandro. Desde las fuerzas de seguridad confirmaron que nueve efectivos resultaron heridos con politraumatismos, y también nueve vecinos fueron atendidos por SAMEC. 

Balas de goma recolectadas por los vecinos. Foto: LA GACETA

“Bajo ningún punto de vista existe una orden judicial de desalojarlos", expresaron desde la Policía, pero remarcaron que sigue vigente la prohibición de innovar en las viviendas. Es decir, que la gente no puede ingresar más material del que se registró en sus viviendas en mayo. 

Al centro de las precarias viviendas, bajo unos techos de plástico y palos funciona un pequeño comedor, en el que intentan alimentar a los más pequeños de las familias, pero no se dan abasto. Pola, encargada del merendero, remarcó que piden un terreno para vivir, pero no lo quieren gratis. Aseguró que no tienen dónde trabajar porque los puestos de trabajo “se los reparten entre ellos”, por lo que la mayoría son trabajadores independientes. “Toda la gente que está acá fue utilizada por el gobernador para votarlo", declaró. "Es una guerra de pobres contra pobres”.

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