El coronavirus empieza a hacer estragos en las comunidades originarias del norte

Ante el colapso del sistema sanitario, criollos y wichis se automedican mezclando jugo de limón con aspirina. El hambre y la falta de agua potable siguen siendo un lugar común. Hoy protestaron en la ruta.

26 Ago 2020
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SANTA VICTORIA ESTE. FOTO ARCHIVO LA GACETA.

Por Daniel Medina

Para dar cuenta de la situación en el norte de Salta conviene hablar de lo que falta: no hay jabón, ni alcohol en gel. En muchas comunidades originarias ni siquiera hay agua potable. Tampoco hay médicos. No hay enfermeros. Ni siquiera hay personas para manejar las ambulancias. La mayoría de los profesionales a cargo de los puestos sanitarios en Santa Victoria Este o están aislados, por haber estado en contacto con alguien que tuvo coronavirus, o tienen síntomas. El resultado es el mismo: los habitantes de las comunidades originarias no tienen quién los atienda.

Quizá por eso todos implementan un remedio casero. Lucinda Moreno, vecina de Santa Victoria Este, dijo a LA GACETA que la receta llegó desde Tartagal y que cuando tienen síntomas, la usan: dos aspirinas diluídas en un litro de agua (potable o potabilizada después de hervirla) y a esa agua se le suma el jugo de un limón exprimido. Así combaten al coronavirus en el norte de Salta, los que no pueden esperar a que los atiendan.

La mujer sintetiza que el hospital sirve de poco, porque mezclan a todos los enfermos. “Hay ocho camas para los que están jodidos y a los que están más jodidos los mandan a Tartagal”. En Tartagal justamente falleció una bebé wichí de 9 meses. Presentaba una cardiopatía. El hisopado confirmó la presencia de Covid-19,

La crisis del hospital fue confirmada por su director, César Oviedo. “Estamos diezmados por la pandemia”, dijo el hombre a cargo del nosocomio de Santa Victoria Este, luego de los dos choferes de las ambulancias fueran aislados, tras dar positivo. El hombre, sin tapujos, dijo que uno de los choferes internados trabajaba gratis desde hace tres meses. En igual situación había enfermeros y médicos. Ante los micrófonos de fm La Voz del Chaco.  

Había un solo médico, que estaba trabajando desde hace una semana, sin parar.

A ese se le adeuda cuatro meses de sueldo. “Hay uno que empezó a trabajar en enero y todavía no cobra. Hay enfermeros que también tienen sueldos atrasados y agentes sanitarios igual”, dijo.

Una funcionaria, que pidió mantener su nombre en reserva, aceptó que el gobierno intenta distribuir el agua, pero no se preparó ningún kit especial con jabón o alcohol en gel.  Simplemente no estaba previsto que la pandemia llegara a las comunidades originarias.

Cabe recordar que tanto la ministra de Salud de Salta, como la de Desarrollo Social, habían resaltado que el hecho de estar aisladas le había jugado en contra a las comunidades en otras ocasiones, pero ahora sería una ventaja: se pensaba que por ese motivo el virus no llegaría a la comunidad.

En Morillo se habla de 80 casos. En Santa Victoria Este, 28, mientras hay 41 personas aisladas.  Las estimaciones no son oficiales: muchas personas que tienen síntomas ni van, porque no hay quién los atienda. Entonces recurren al agua con limón y aspirinas.

“Acá falta todo. Sobra necesidad. Hay hambre, hay sed y ahora hay coronavirus”, dijo Lucinda.

El aislamiento se profundizó y generó mayor malestar: hay bolsones, becas y otros beneficios como el IFE que se dejaron de pagar, luego de que el intendente decidiera no permitir la apertura del Correo Argentino.

Este 26 de agosto, algunos caciques salieron a realizar cortes de calle, con el objetivo de visibilizar la problemática.

Los originarios se sienten los olvidados de la provincia.  

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