Lo que Hollywood y la televisión nos mostraron sobre los partos (y cómo son en realidad)

En pantalla existen alusiones erróneas a la ruptura de fuente y cierta invisibilización del trabajo reproductivo. Información y mitos.

30 Ago 2020
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EN CAMILLA. La escena del parto de Lily Aldrin en “How I met your mother” no siempre se da en la realidad.

Existen partos de película (con esfuerzo, sudor, emoción o lágrimas) y otros que aparecen durante los filmes o las series. En la segunda opción, dejarnos guiar por Hollywood y la televisión puede dar lugar a grandes equívocos. En especial al comparar las vivencias propias sobre el embarazo y la maternidad con las ajenas.

El primer mito cinematográfico aparece apenas el bebé da la bienvenida al mundo: siempre con la cabeza hacia arriba y mirando el techo. De ser así, todos podríamos ser grandes actores.

“En general, lo primero que vemos es la nuca, porque el bebé la usa como un pivote con el pubis para salir. Esa es la posición óptima en un parto vaginal normal. En cambio, cuando es un parto pelviano aparecen antes los miembros inferiores y la colita del niño (o solo la cola)”, explica la ginecóloga Cecilia Ousset.

Con el botón de play en alguna comedia, otra constante es que la protagonista rompa bolsa en plena calle. A lo que le sigue un show de asombro, algún héroe inexperto que -nunca- ayuda y el pedido fugaz de un taxi hasta la clínica.

“Romper bolsa no siempre da origen al parto. En general antes vienen las contracciones y, en ocasiones, el saco amniótico sale junto al bebé (envolviendolo). De ser así, se dice que nació en manto y en la jerga popular se lo considera una bendición”, comenta Ousset.

Incluso -si el niño es prematuro y ya rompimos aguas- se puede esperar días, semanas y hasta meses antes de dar a luz. Bajo la precaución de análisis de sangre y ecografías regulares.

Regresemos al instante en que se culmina con el “puje y afloje”. ¿Es posible recibir un niño impoluto? Esto varía según la cultura y el médico.

“El bebé (de no ser prematuro) aparece recubierto en una película blanquecina (parecida a la leche cortada o grasa) llamada vérnix. Hay mujeres del Norte (con énfasis en las zonas de Bolivia y de Jujuy) que se untan esto en la cara porque afirman que le hace bien a la piel”, agrega la médica.

Aprender y desaprender

Sean correctos o erróneos, los datos sobre la gestación que recibimos a través de charlas casuales e internet juegan un rol importante a la hora de enfrentar inseguridades.

“Hay millones de aplicaciones que indican en qué semana del embarazo estás y lo que debés sentir. Y adquirís tanta información que terminás por desconocer qué medidas son las adecuadas. En el mejor de los casos, esto nos lleva a preguntar. Lo malo es que hay pacientes que sienten miedo a quedar como tontas y prefieren llamar al silencio”, comenta la licenciada en Obstetricia Lorena Montañez.

Dentro del cine, su ejemplo apunta a las contracciones. Imagen en que la mujer es invadida por un dolor fuertísimo al punto de impedirle respirar. “Es hora”, suele escucharse antes de arrancar con el parto.

“El preconcepto es que te vas a dar cuenta de que tenés contracciones por la llegada de una sensación horrible. En la vida real, de no detallar el médico qué es una contracción, esperaremos ese dolor antes de actuar”, objeta la partera del hospital Doctor Elías Medicci (Tafí del Valle).

Al contrario, las contracciones también suman otras “alertas”. “Hay quienes experimentan amortiguamiento de las piernas, dureza en la panza, incomodidad en la espalda o la sensación de que son empujadas hacia abajo. Tener mayores referencias y detalles de la sintomatología hace que podamos prepararnos de forma natural y logremos conocer la respuesta exacta de nuestro cuerpo”, acota Montañez.

A la par...

Manos enlazadas, promesas y “sacrificios” conforman la otra cara guionada que ofrecen los filmes. Un combo para demostrar que existen “embarazos de a dos”, en que el hombre (en un rol hegemónico) se pone la camiseta de la comprensión.

La trampa sigue en pie. “En la actualidad los hombres están mejor informados sobre el parto y se nota su mayor interés. No obstante, su rol es el de acompañar. Y eso tiene que quedar claro porque sino invisibilizamos y naturalizamos el trabajo reproductivo. Y termina por parecer que es nuestra obligación por tener útero, cuando no es así”, reflexiona Ousset.

La otra cuenta pendiente del séptimo arte es el proceso de alumbramiento y la suturación de heridas que puede venir después. “Hoy la Ley Nº 25.929 (de Parto Respetado) ampara a la mujer y el recién nacido. Y nos permite elegir en que posición queremos parir o al acompañante”, destaca Montañez.

Sea en la pantalla grande o chica, o el hospital, lo central son los derechos y el poder de decisión.

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