Una joven escritora ganó el premio Booker

Una trama con referencias autobiográficas sostiene a la novela debut “La inquietud de la noche”.

30 Ago 2020
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“La inquietud de la noche” (“De avond is ongemak”), primera novela de Marieke Lucas Rijneveld, escrita en 2018 y reciente ganadora del prestigioso premio inglés Booker Internacional 2020, llegará a la Argentina en noviembre, según anunció la editorial Planeta.

Rijneveld nació en Países Bajos, en 1991, en Nieuwendijken, en el seno de una familia campesina y religiosa. Su primer nombre Marieke es el diminutivo femenino de María (en holandés) y el segundo, Lucas, es un nombre masculino que adoptó a los 19 años de un amigo imaginario de su infancia. Rijneveld dijo en una entrevista al diario De Volkkrant: “No me sentía ni un niño ni una niña, sino una ‘persona intermedia’”. Actualmente prefiere nombrarse de forma neutra, pero declina describirse como trans.

Entre las seis finalistas del reconocido premio estaba la argentina Gabriela Cabezón Cámara. La mayoría eran autoras mujeres. La neerlandesa se convirtió en la más joven ganadora de esta distinción con una novela que el jurado calificó como “visceral y virtuosa, que atrae absolutamente tu atención tanto por la intensidad de su visión creativa como en la perspectiva de un niño”.

Con un lenguaje poético que no perturba, la historia tiene su propia luz y peso: Jas, una preadolescente, pierde a un hermano en un accidente mientras esquía. Al dolor de la edad se le suma el duelo y la falta de contención. Trata de recuperar a su hermano con rituales que se desdibujan en el descubrimiento del erotismo.

En el relato se hace visible lo importante que es poder y permitir el duelo y qué consecuencias desastrosas tendrá si esto no sucede. Y aunque el ambiente cristiano juega un papel importante (sobre todo con la idea del “más allá” y de Dios) se pone en la superficie cómo las buenas intenciones son contraproducentes.

Desde el primer párrafo y conociendo los datos de la autora (perdió en un accidente de tránsito a un hermano a la misma edad que Jas, la protagonista) se percibe lo autorreferencia de su texto: “Yo tenía 10 años y no me quitaba el abrigo. Aquella mañana, madre nos embadurnó uno por uno con pomada de cebolla contra el frío; la sacaba de una lata amarilla de Bogena y, por lo visto, era solo para grietas, callos y unos bultos parecidos a coliflores que les salían a las vacas en las ubres. La tapa de la lata estaba tan pringosa que solo la podías hacer girar agarrándola con un trapo; olía a las ubres estofadas que madre a veces cocía sobre el fogón, en una olla con caldo, cortadas en lonchas gruesas sazonadas con sal y pimienta, y que me daban el mismo asco que aquella pomada apestosa sobre mi piel”.

Aunque el libro se publicó en holandés en 2018, los padres de Rijneveld aún no lo leyeron. “Espero que mis padres lo hagan algún día y estén orgullosos; que entiendan que es una novela, que no es todo sobre ellos. Pero probablemente sea demasiado pronto”, reconoció la autora.

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