Fogwill: "sin los rasgos de mis personajes no habría escrito nada, o lo hubiera hecho tan mal como un profesor de letras"

El talentoso y polémico autor de Los Pichiciegos concedió esta entrevista algunos meses antes de su muerte. La aparición de sus Cuentos completos fue la excusa. “Improviso en todo: la vida, la escritura, los reportajes, todo”, afirmaba.

30 Ago 2020
1

Por Augusto Murano.

PARA LA GACETA / Buenos Aires

- En una ocasión usted sostuvo que no se consideraba un escritor realista. ¿Por qué?

- En mi país, a los realistas los derrotó don José de San Martín, que a veces hasta los exterminaba como en la prisión de Pampa de los Venados. Odio a los reyes tanto como a la realidad.

- En otro reportaje, usted dijo que siendo un escritor, “todo es parte de la obra, también la elaboración de la imagen pública”. ¿Qué relación existe entre lo que escribe y el modo en que usted se publicita?

- El primer gesto del escritor apunta a su imagen pública. Mirá los prólogos de El Quijote.

- ¿Diría que sus experiencias personales fueron importantes en su escritura?

- Claro que fueron importantes.

- ¿Por qué?

- Porque crearon mi personaje. Sin sus rasgos, no habría escrito nada, o lo hubiera hecho tan mal como un profesor de letras.

- Antes de escribir sus cuentos, cualquiera de ellos, ¿cuenta con alguna estrategia, o la improvisación ha sido su motor primordial?

- Improviso en todo: la vida, la escritura, los reportajes, todo.

- ¿El proceso de escritura de los cuentos es el mismo que utiliza en sus novelas?

- Siempre es lo mismo, cuentos, poemas, ensayos, novelas: el tema es sentarse, escucharse y empezar a anotar.

- En su opinión, ¿cuánta parodia hay respecto a la mirada con que elabora sus relatos?

- Mucha parodia debe haber en un mundo paródico: odiemos, parodiemos.

- ¿Cree -como piensa Elvio Gandolfo, en el prólogo-, que algunos de sus textos tienen proyección teórica?

- Eso espero de todos mis textos, no sé si siempre lo consigo. Pero aclaremos que no creo que la proyección teórica tenga mucho que ver con la calidad de una obra.

- ¿Por qué lo dice?

- Porque hay dos clases de proyección teórica: la que el autor carga, como la cargó Borges y trato de emular yo, y la proyección que a partir de la obra establecen las academias y el pensamiento de su tiempo y la posteridad. Este segundo caso es el de El Quijote: todo lo que se dice de El Quijote es proyección de sus lectores cultos y no parte de proyecto alguno del buen Cervantes, que sólo quería divertirse y, de paso, salvar su cabeza, siempre en peligro por sus estafas y su fama de proxeneta.

- ¿De qué modo interviene la política en sus textos?

- En todo texto interviene lo político. La gracia es advertirlo y cuestionarlo. Y no confundir política con periodismo político.

- ¿Qué lugar ocupa Help a él, dentro de su producción cuentística? ¿Se trató de una reescritura de Borges?

- Help comenzó como una parodia de Borges y fue evolucionando como una parodia de mí. No sé qué lugar ocupa. Lo escribí en 1982 y su objetivo era divertirme y, a la vez, mandar un mensaje a este año, mostrando que yo era inocente, que conocía las tratativas de montar un orden democrático y las de privatizar canales de TV y ferrocarriles y hasta sugerir el emplazamiento de los promotores del plan en un departamento de la barranca de Juncal y en una oficina de las torres de Catalinas, que por entonces eran solo dos.

- Al considerar estos 21 textos reunidos en sus Cuentos completos, escritos durante más de tres décadas, algunos de los temas recurrentes son: la droga, la juventud, la guerra, la dictadura, el sexo. ¿Identifica alguna obsesión, por encima de todas las nombradas, que ha omitido y que atraviesa sus cuentos?

- Mil más identifico, pero subrayo la ironía, el desprecio y la pasión por aguar las grandes fiestas sociales, desde el Mundial de pelota de Videla y la victoria de Malvinas de Galtieri, hasta la nueva ESMA de Hebe Bonafini de Kirchner.

© LA GACETA

PERFIL

Rodolfo Fogwill nació en Quilmes, Buenos Aires, en 1941. Murió el 21 de agosto de 2010, en Buenos Aires. Cultivó la poesía, el cuento y la novela. Fue profesor en la UBA, donde obtuvo una licenciatura en Sociología. También estudió Filosofía y Medicina. Trabajó, con mucho éxito, en publicidad. Desde su sello editorial, Tierra Baldía, promovió a autores casi desconocidos en ese entonces como César Aira y los hermanos Lamborghini. A partir de la publicación de Muchacha punk, con la que consolidó su notoriedad, decidió dedicarse de lleno a la escritura. Recibió la beca Guggenheim y el Premio Nacional de Literatura por Vivir afuera.

En Esta Nota

Buenos Aires
Comentarios