Netflix: llega un filme que generó polémica

“Guapis”, con una niña que baila twerk, presenta el exhibicionismo de las preadolescentes en la red. Opiniones de especialistas.

09 Sep 2020
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NIÑAS PRECOCES. La película francesa “Guapis” recibió premios en festivales y muchos elogios de la crítica.

Cuando Netflix difundió, hace unos meses, un afiche de la película “Guapis” (“Bonitas”), se levantaron voces indignadas que acusaban al filme -sin haberlo visto- de sexualizar a niñas y fomentar la pedofilia. Hasta se creó un hashtag para reclamar que no se estrenara. La plataforma pidió disculpas, tras reconocer que la imagen difundida no representaba la verdadera esencia de la historia y reemplazó la foto. Pero el malestar no se aplacó, según se sabe, porque su lanzamiento fue bloqueado en Turquía, con la acusación de “promover la explotación infantil”.

En realidad, el tema principal de la película tiene que ver con la forma que encuentra una niña preadolescente de escapar de las fuertes represiones que su contexto familiar y social impone a las mujeres.

Es evidente que el filme de la francesa (de origen senegalés) Maïmouna Doucouré -premiada en Sundance y en Berlín por esta producción- pone también sobre el tapete el tema de la exhibición precoz de las niñas. En este caso, a través de un baile (twerking o “perreo”) de connotaciones sexuales. A esto, proyectado a un plano más general, se lo relaciona con el exhibicionismo de las menores en las redes sociales.

Ver y ser visto

El exhibicionismo y el voyeurismo no son tendencias exclusivas de los adolescentes sino que abarcan a toda la sociedad a través de la tecnología. según la opinión de la psicoanalista Felisa Puzskin, en diálogo con LA GACETA. “Hay una mirada omnipresente, una oferta que genera demanda: ver y ser visto. A nivel mundial se ha instalado un gran ojo ¿Cómo quedar fuera de semejante dispositivo? -planteó-. La cuestión de la mirada es tan fuerte que en la mayoría de las situaciones, para saber quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos, se nos presenta como lo más cautivante ser atravesados por esta cuestión de mirar al otro. En el caso de las preadolescentes, mirar a sus vecinas, amigas o a los personajes que circulan por las redes”.

Apasionada por el cine, Puszkin recordó otra película notable sobre preadolescentes, “Little Miss Sunshine” (2006). Más reciente es “Mustang” (2015), un premiado filme turco sobre la represión que ejerce una sociedad conservadora sobre las mujeres y niñas.

Sexo y represión

“Las pulsiones y transgresiones vinculadas con la sexualidad, con el cuerpo, están presentes desde que nacemos -explicó la experta-. Prohibidas, permitidas, transgredidas, a ojos vista u ocultas, en el baño, en las aulas, en la calle. Los chicos acceden a los elementos tecnológicos por la vía que sea. Como en el cuento ‘Alicia en el país de las maravillas’, los invitan: ‘mirame, agarrame, usame’. Son comparables al Gran Hermano, en la novela ‘1984’, de George Orwell. No considero que signifique una anticipación de la sexualidad”.

Puzskin señaló que esa sexualidad está presente y va a contramano de las prohibiciones. Aclaró que no hay un sistema normativo fácil de aplicar y que se limite a vigilar y castigar. “La discusión y la educación son necesarias, pero no van a domesticar nuestras pulsiones, que siempre van a encontrar caminos de salida -advirtió-. A veces más vinculados a la vida y otras veces más terribles y mortíferos, pero de eso se trata nuestra vida. Es muy importante poder hablar y pensar sobre estas cosas. Las redes pueden permitir la comunicación y la reflexión, como también entorpecer, desviar o construir ilusiones e ideales. Las jovencitas allí son el objeto de proyección, de prohibición, de rechazo, de atracción de los adultos ¿Qué posibilidades tienen de salir de ese lugar de objetos? Más que alarmarse y reprimirlas, habría que darles la palabra para que expresen qué quieren. Es decir, cruzar lo visual con la palabra”.

Búsqueda de identidad

Todo preadolescente está en busca de su identidad. Eso incluye a su sexualidad, que no se limita a lo genital, sino que abarca la manera de ser, de estar, de vestise, de descubrir quiénes le atraen estéticamente, según explicó la psicóloga tucumana Carolina Villagra a LA GACETA.

“La subjetividad se va construyendo gracias a un otro. Ya sean padre, madre o quienes cumplan esa función -dijo-. Y ese otro también está encarnado en el lenguaje, en la imagen y en los medios masivos de comunicación, que son constructores de subjetividad. Son un otro que muestra un modelo a seguir, a veces negativo, con el que las personas se van identificando”.

En las redes sociales los adolescentes buscan contención. En muchos casos, publican fotos seductoras o provocativas sin que lo sepa un adulto de la familia. Villagra remarcó: “esa niña que no ha conseguido el sostén del padre o la madre busca aprobación a través del ‘me gusta’, sin importarle mucho quién está del otro lado. Necesita reafirmar su autoestima, sentirse viva”.

Chicas empoderadas

Por otra parte, la terapeuta admitió que existen aspectos positivos que ofrecen las redes en el plano de la interacción e intercambio de información. “Así como hay chicas que usan su belleza, su cuerpo, como objeto en internet o en los medios, hay otras niñas y jóvenes que toman conciencia de sus derechos y se van empoderando cada vez más -aclaró-. En esto, hay que reconocer que los medios aportan positivamente, incluso desde las series que se ven en televisión, donde aparecen los temas de la igualdad y de la identidad de género”.

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