Qué pása con los niños que ingresan a primer grado en este contexto de pandemia

La palabra de los especialistas.

22 Sep 2020
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ARCHIVO LA GACETA

El paso de jardín de cinco a primer grado es, para los niños, un salto cuantitativo y cualitativo: se agregan más horas de clase, se fortalece el vínculo con el docente y, lo más importante, se inicia un fuerte proceso de sociabilización y alfabetización.  Pero, ¿qué pasa en este contexto donde el desarrollo normal de esta transición se vio alterado por la pandemia? Tres especialistas en educación reflexionan sobre el tema en diálogo con LA GACETA.

“Muchos niños sienten que empezarán el primer grado recién cuando concurran a la escuela”, dice Mariana Dato, profesora en Ciencias de la Educación y especialista en análisis institucional. “Es lógico porque perdieron esta dimensión temporal y espacial del colegio y la casa siempre fue un lugar para otra cosa, para el juego, para el encuentro con la familia, para el descanso”, agrega.

En este escenario, las clases virtuales a través de las aplicaciones Zoom o Meet se convirtieron en las herramientas de los docentes para construir vínculos con los niños. “La construcción de este vínculo es especialmente importante en los niños de primer grado y es fundamental para la transmisión de conocimiento”, asegura María Elena del Río, licenciada en pedagogía. 

“La tecnología nos permite acortar la distancia, pero nunca se logra la misma profundidad ni riqueza en los lazos como sucede en las clases presenciales”.

La situación ubica a los padres en un lugar difícil al momento de las tareas y sin que estos cuenten con las herramientas pedagógicas de los maestros. Maritchu Seitún, licenciada en psicología y especialista en crianza, insta a los padres a trabajar la paciencia y en cuidar las relaciones con sus hijos pequeños: “Es muy importante que los niños terminen el año amigados con la escuela en la pantalla y los papás educando. Lo que puedan o no aprender este año puede recuperarse, pero los vínculos dañados son más difícil de recuperar; por eso la prioridad es conservar la relación positiva entre padres e hijos”.

La pademia vino a acentuar las desigualdades sociales y de esto no quedó exenta la problemática educativa: “hay hogares que tienen un solo celular, hogares que no pueden cargar los datos, padres que no tienen las posibilidades de ayudar a sus hijos, con alumnos que no tienen conectividad; esas situaciones exigen mayor intervención de los docentes, las instituciones y el estado; hay que continuar pensando y diseñando políticas de acercamiento para que esos niños, adolescentes y jóvenes puedan incorporarse de alguna manera”

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