Wichis denuncian que solo tienen un médico y un tubo de oxígeno para afrontar la pandemia

Los casos de covid-19 aumentan notoriamente en el norte salteño y el temor crece en las comunidades porque no cuentan con barbijos, ni insumos sanitarios.

26 Sep 2020
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IMAGEN ILUSTRATIVA. Gentileza: Omar Gutiérrez

Los habitantes de las comunidades Misión Chaqueña, Misión La Emboscada y Paraje Pozo Hondo sienten temor por el aumento exponencial de casos positivos de coronavirus en Embarcación: denuncian que se encuentran totalmente desprotegidos frente a la pandemia.

Omar Gutiérrez, referente wichí de Misión Chaqueña, contó a LA GACETA que en la comunidad de cinco 5 mil habitantes hay una salita con cuatro camas, un solo médico, dos enfermeros y un tubo de oxígeno que “no saben si funciona”. En el pequeño centro de salud faltan toda clase de insumos, no hay barbijos ni alcohol en gel. Además, el único médico de la comunidad es paciente de riesgo por su edad avanzada.

“La gente de acá necesita ir a Embarcación a buscar mercadería y tiene mucho miedo de ir, porque saben que si alguno se contagia nos mata a todos”, relató.

El joven se lamentó reiteradamente por la postergación que sufren las comunidades originarias por parte del Estado y remarcó que los poblados más pequeños y alejados, como Misión La Emboscada y Paraje Pozo Hondo ( donde viven 17 familias) son los que más padecen el olvido.

El último informe epidemiológico reportó 100 casos acumulados de COVID-19 en Embarcación

Hace dos días llegaron por primera vez a Misión La Emboscada los módulos alimentarios de Nación, que deberían haberse entregado hace meses. “Fue un día histórico para las madres de ahí. Yo hablé a la ministra de Verónica Figueroa hasta que me escuchó. Antes, dejaban siempre los bolsones en un paraje aledaño porque ni ellos saben cómo ir hasta la Emboscada. Los mismos empleados del gobierno que traen las cosas nos dijeron que no sabían dónde quedaba” relató. Además, con los bolsones llegan actividades escolares que envía el Ministerio de Educación para los niños, y que los maestros bilingües les ayudan a realizar.

La gente de las comunidades no tiene agua potable para beber, y espera obras que el gobierno prometió en abril. El proyecto de ampliación y renovación del sistema de cañerías que se iba a ejecutar en junio aún no se concreta, y el agua “sale negra”. “Tenemos que esperar muchos días, como una semana, hasta que se pone clarita, y luego hervirla para beber” contó el joven. La gente sufre diarrea y problemas estomacales a causa del agua. Omar logró por medio de sus redes sociales hablar con el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincial y que les arreglen una bomba quemada, lo cual es provisorio.

El referente, que estudiaba abogacía en Buenos Aires y ahora lo hace a distancia, en su tiempo libre se traslada haciendo dedo a las comunidades más pequeñas para colaborar con lo que necesitan. Cuenta que por la pandemia estas personas dejaron de tener compradores para las artesanías que hacían, o la leña que recolectaban, y ahora solo pueden meterse al monte para buscar animales y alimentarse.

“Pedimos a cualquier persona u organismo, gubernamental o no, que no nos olviden y envíen insumos sanitarios. La gente de las comunidades lejanas no tiene señal ni celulares, hay que ir hasta allí y contarles en lengua materna lo que está sucediendo. Pero lo saben y tenemos mucho miedo, porque sabemos que si el virus entra en la comunidad, nos morimos en nuestras casas” se lamentó.

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