Fetiches sexuales, ¿conocías alguno de estos términos?

La cantidad de filias que preferimos en el dormitorio son un ejemplo de la diversidad de expresiones sexuales existentes. Curiosidades y límites.

14 Nov 2020
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ANTES. Los fetiches eran vistos previamente como desviaciones sexuales.

Como quien se siente protector de una vida paralela, hay deseos que solo son pronunciados por las noches. Anhelos que humedecen la mente de posibilidades y que somos incapaces de proponer en voz alta. Así son los fetiches: un espacio dentro del deseo sexual que muchos consideran tabú.

“En esencia, hablamos de comportamientos que aluden al interés sexual y se caracterizan por ser no convencionales. Esto no significa que sean perversos (porque dicha palabra sería patologizar), sino que poseen un índice de prevalencia bajo en la población”, explica la sexóloga Maria Victoria Puertas.

La lista de “gustitos” eróticos es larga e involucra -a veces- a la indumentaria y los accesorios de moda. Por ejemplo, tenemos la altocalcifilia (atracción por los zapatos con taco) y la elifilia (interés por los textiles y las sensaciones que despiertan sus roces). En esta última, hay quienes afirman que usar lencería de látex o de vinilo es un camino de ida.

En lo que refiere a prácticas sexuales también está la clastomanía o -sin tanta terminología- el gusto por romper la ropa que lleva nuestra pareja sexual.

Aunque algunas filias son inesperadas, hay fetiches que se convirtieron casi en un clásico. “El voyerismo es una de las tendencias más arraigadas. Se suele enfatizar que la experiencia traspasa la legalidad al violar la intimidad de un tercero, pero hay formas de implementarlo sin esta connotación negativa. Además, este rasgo se retrata -en menor escala- al consumir pornografía. Nos excitamos gracias a un otro”, señala la sexóloga Maira Lencina.

Un referente de fetiche que Hollywood se encargó de marcar son los pies (podofilia). Y en la misma línea hay ciertos rasgos estéticos que despiertan por igual nuestros bajos instintos. ¿Alguna vez sentiste estigmatofilia (atracción por los tatuajes, los piercings o las perforaciones)? A otros amantes lo que los incentiva es que sus acompañantes fumen y les esparzan el humo en la boca (capnolagnia). O que tengan las venas de la piel marcadas. “Mentira, ¿eso tiene nombre?”, se puede preguntar. Si, y se conoce como arterofilia.

La sinceridad emocional resulta por igual atractiva en la cama con la dacrifilia: fetichismo en el que nos excitamos al ver lágrimas o gente llorando. “El efecto se centra en la apertura interna. Para nada tiene que ver con hacer sufrir a nuestro amante o recurrir a la violencia”, detalla Lencina.

Entre los nichos, aparecen por igual conductas referidas a productos culturales. Si sos fan de los cómics o los mangas podrías tener toonofilia (interés persistente por personajes ficticios).

“El término fetiche suele confundirse con el de parafilia. El límite entre ambos es el consentimiento. Al darle rienda a un fetiche los participantes saben y están de acuerdo con los actos. Al hablar de parafilia ya se exhibe una reiteración compulsiva de conducta que deteriora las relaciones sociales (es un acto desadaptativo)”, advierte Puertas.

Para ver: los fetiches en el cine

- “La secretaria” (2002): muestra una parte del mundo del BDSM (sumisión, disciplina, dominación y ataduras), con juego de roles.

- “Lars y una chica de verdad” (2007): involucra un romance entre el actor Ryan Gosling y una muñeca de plástico, a la que trata como su novia de carne y hueso, y a la reacción de quienes lo rodean.

- “La Venus de las pieles” (2013): basada en la obra de teatro homónima de David Ives, esta pieza cinematográfica expone una relación erótica en la cual se consienten los azotes y las ataduras.

- “La pequeña muerte” (2014): relata la vida de cinco parejas que deciden confesar y hacer realidad sus fantasías sexuales.

- “Kiki. El amor se hace” (2016): en las diferentes historias de esta película se ve la dacrifilia y la somnofilia.

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