“Tato”, el salteño privilegiado que vio la mano de D10S y recuerda el partido con emoción

Oscar “Tato” Cardozo es un agradecido a la vida, que le permitió verlo jugar a Diego Maradona en más de un mundial. Revivió y recordó sus frases, sus caras, gambetas y goles que nunca olvidará, al borde de las lágrimas.

30 Nov 2020 Más visto
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Foto: LA GACETA

*Por Margarita Tonini

Oscar “Tato” Cardozo tiene 75 años. Tiene seis nietos, fue entrenador de rugby en Gimnasia y Tiro y siempre amó y siguió al deporte. “Me siento atraído por cualquier cosa que tenga la celeste y blanca”, dijo ni bien empezó a hablar.

Tuvo la oportunidad de asistir a muchos mundiales de fútbol, en los que vio jugar a Diego Maradona y a otras estrellas de la pelota. Pero ninguna como él. En el año 86, Tato tenía a su esposa muy enferma, pero un amigo suyo insistió tanto para que fuera, que aceptó viajar a México. “Yo voy a estar bien” le dijo ella.

“Nadie tenía confianza en el seleccionado de Bilardo. Pero mi amigo me convenció” reconoció. Los amigos de Oscar tenían periodistas conocidos, y eso le abrió muchas puertas: algunos fueron Tucho Figueroa, jefe de redacción del Tribuno, y Cayetano Ruggieri, del diario Crónica. Junto a ellos ingresó a ver concentraciones, entrenamientos y eventos exclusivos de marcas deportivas.  De uno de ellos se llevó una pequeña pelota, marca Adidas (por la que después le ofrecerían mucho dinero) con la leyenda “Azteca” en sus caras. Un Diego brioso y amable se la firmó en una concentración del estadio América a la que pudo ingresar. “Yo tocaba el cielo con las manos” rememoró.  El tiempo la desgastó. Pero Tato la mira y una sonrisa se dibuja en las comisuras de sus labios.

Cuatro o cinco días antes del partido con los ingleses, la tensión se sentía en el aire. La guerra de las Malvinas estaba fresca y había muchos argentinos refugiados allá: habían hecho hacer camisetas que decían ´salgan piratas de las Malvinas´ y cosas por el estilo. “Todos estábamos a la defensiva contra los ingleses que nos habían quitado a nuestros chicos. El temor más grande era perder, de nuevo. Fue el mejor partido de Argentina. Fueron con un espíritu y una mentalidad hermosos. Estaban seguros de que no iban a perder. El alma de Maradona guiaba a todos con una calidad increíble. Cuando vi el gol que metió con la mano grité. Mi amigo me dijo `cállate, no te vayan a escuchar´. Y pensé ´gracias Dios mío porque estoy aquí´”.

“Ver el gol a los ingleses, yo tras del arco, a dos metros de la cámara que filmó el video que quedaría para la historia, con mis propios ojos, cuando él venía gambeteando a los jugadores, lo tengo aquí –se señala la frente- nadie, pero nadie me lo va a sacar en la vida”, dijo conmovido. Sus nietos se saben la historia de memoria, pero le piden que se las cuente otra vez. “Cada vez que lo cuento, lo revivo. Viene Valdano y yo gritaba ´¡dala! ¡Dala!´ Como si me fueran a escuchar. Y cuando veo que entra la pelota por el medio del arco me quería morir. Me podría haber caído de la tribuna de cómo festejé” expresó.

Su hijo lo llamó para contarle que Maradona había muerto y a tato le dolió el alma. “Pero yo ya lo había visto mal. Muchos lo veíamos con los ojos del corazón, pero no como estaba en realidad. Maradona me enseñó que para ser feliz hay un montón de caminos. Él encontró ese camino. Maradona sacaba oro de las cenizas. Hizo feliz a todo el mundo” dijo con nostalgia.  

“No lo comparo, pero lo que tienen en común con Messi, que también hizo feliz a tanta gente, es que son felices jugando al fútbol. No pueden dejar de jugar a la pelota. Dios me puso muchas cosas en la vida, y una de esas fue haber visto a Maradona hacerme feliz”, concluyó.

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