“Estamos condenados a elegir”, según el filósofo Sztajnszrajber

Se presenta esta noche en Salta: “Desencajados”, un show de filosofía y buena música. Su protagonista habló de política, la tele y su espectáculo.

09 Abr 2015
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Darío Sztajnszrajber. Foto La Gaceta

Por segunda vez, el filósofo Darío Sztajnszrajber llega a Salta con “Desencajados”, un espectáculo que propone “la demolición de las formas en que pensamos y vivimos”, según su propia descripción. En diálogo con LA GACETA, habló sobre la democracia, la farandulización de la política y la “condena” de elegir.

Nuevamente en Salta con Desencajados… ¿de qué se trata esta vez?

¡Sí! Nos fue muy bien hace dos años con una gira por Jujuy y Salta y la verdad que la experiencia aquí fue increíble. Además, en estos dos años recibí por las redes sociales muchos comentarios de gente que ansiaba con que volviéramos, porque es un espectáculo para ver más de una vez. Y esta vez tiene la particularidad de que está bastante cambiado. El show tiene cuadros teatrales donde voy planeando una deconstrucción de los grandes temas existenciales siempre desde el punto de vista del desencaje (de ahí el título), de la demolición de las formas en que pensamos y vivimos esos temas cotidianamente.

¿Hablás de filosofía en un lenguaje más llano, alejada de los claustros… como en tu programa de televisión?

Lo que hago es recuperar la experiencia docente. En todos los proyectos que voy trabajando en la divulgación de la filosofía en los medios, nunca renuncio a lo que fue mi tarea docente. Me parece que es una reivindicación del ese trabajo que permanentemente busca miles de recursos para generar transferencia y que la enseñanza llegue. Y en esa transferencia nos fuimos dando cuenta que también funcionaba en un contexto más masivo. Esto es lo que traemos con “Desencajados”.

Por otro lado, es incomprensible que la filosofía se la haya aislado tanto, siendo un saber tan íntimo. Estamos acompañados todo el tiempo por esa reflexión permanente que cuestiona nuestros fundamentos. 

Viniste en plena campaña política. ¿Desde la filosofía, de qué se trata elegir a un representante?

Obviamente estamos condenados a elegir, en un sentido filosófico. Y desde un punto de vista más metafísico: vivir es estar eligiendo. Cuando uno elige se decide por una posibilidad y deja de lado otra. Es muy paradójica la libertad en ese sentido. La elección que hacemos (que se supone es con suma libertad), en realidad no podemos no hacerla. Entonces hay una coacción en algún punto.

En el caso de la política por suerte hemos optado por un sistema democrático que tiene, como todo sistema, sus problemas. La democracia es activa, se va puliendo a sí misma. Pero la democracia no se agota en un acto electoral, es un estilo de vida (...) Cada vez que elegimos tenemos siempre que volver a pensar que ese acto tiene consecuencias directas en las leyes que nos gobiernan, sea la elección de un gobernador, de un intendente o sea la elección en el centro de estudiantes.

Y en cuanto a la exposición de imagen de algunos políticos en los medios, ¿qué piensa como filósofo y comunicador de medios televisivos?

Vivimos tiempos de una fuerte espectacularización de la vida cotidiana, donde cada vez más los medios de comunicación van produciendo contextos, en los cuales los personajes terminan entramados en el juego de ese guion previo que se supone tienen que cumplir.  Los programas hacen lo que la lógica de la televisión indica, que básicamente es vender. La discusión de plataformas políticas baja el rating.

También es cierto que hay políticos que necesitan de esos programas para ser reconocidos de manera más masiva. Lo que termina siendo un círculo vicioso, porque piensan que están utilizando a esos programas y en realidad están siendo utilizados ellos.

Conclusión “Sztajnszrajber” sobre la crisis política:

Creo que hay una crisis profunda de una política tradicional y ha dado como emergente a la antipolítica, que se presenta con el discurso que todos lo político es negativo, todos los políticos roban. La retirada de la política da lugar al mercado como única expresión.

Sabiendo esto y lo que nos queda a los que creemos en lo político es una renovación radical de la política. Hacer política rompiendo el paradigma, desde un lugar completamente distinto y pueda combatir la antipolitica que en realidad es un enmascaramiento de los sectores de privilegio tradicionales de nuestra sociedad que quieren seguir ejerciendo su hegemonía.

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