LA GACETA SALTA
Las escalofriantes voces de las muñecas de Thomas Edison
Un museo norteamericano publicó grabaciones inéditas de unas muñecas 'parlantes' diseñadas por el famoso inventor
07 May 2015
NUEVA JERSEY, Estados Unidos.- Dos viejos coleccionistas de fonógrafos de Thomas Edison conservaban dos muñecas desarrolladas por el destacado inventor en 1890. Los juguetes se encontraban en buen estado, pero no se atrevían a reproducir los cilindros de cera que contenían.
Los hermanos Robin y Joan Rolfs, dueños de estas reliquias, sabían que si giraban la manivela que tenían las muñecas en la espalda, la aguja de acero del fonógrafo podía romperse o destruir los surcos del cilindro, poco profundo y con forma de anillo. Así que, durante años, las muñecas permanecieron una junto a la otra dentro de una vitrina, portadoras de un mensaje de los albores de la grabación sonora que nadie podía oír.
Según informes de la época, las muñecas de Edison fueron un fracaso; la producción duró solo seis semanas. A los niños les costaba manejarlas y les resultaban más aterradoras que adorables. Las grabaciones que guardaban en su interior, con fragmentos de canciones de cuna, les aburrían enseguida.
Tras años de estar bajo siete llaves, un laboratorio del Gobierno desarrolló un método para reproducir discos frágiles sin tocarlos. La técnica utiliza un microscopio para crear imágenes de los surcos con un detalle exquisito. Un ordenador emula –con gran precisión– los sonidos que habría generado una aguja moviéndose en esos surcos.
En 2014, la tecnología se comercializó por primera vez fuera del laboratorio. “En todo momento, el temor es que no queremos estropear esos discos. No queremos ponerles una aguja encima”, explica Jerry Fabris, comisario del Parque Histórico Thomas Edison en West Orange, Nueva Jersey, establecimiento que lo puso a disposición del público.
Los hermanos Robin y Joan Rolfs, dueños de estas reliquias, sabían que si giraban la manivela que tenían las muñecas en la espalda, la aguja de acero del fonógrafo podía romperse o destruir los surcos del cilindro, poco profundo y con forma de anillo. Así que, durante años, las muñecas permanecieron una junto a la otra dentro de una vitrina, portadoras de un mensaje de los albores de la grabación sonora que nadie podía oír.
Según informes de la época, las muñecas de Edison fueron un fracaso; la producción duró solo seis semanas. A los niños les costaba manejarlas y les resultaban más aterradoras que adorables. Las grabaciones que guardaban en su interior, con fragmentos de canciones de cuna, les aburrían enseguida.
Tras años de estar bajo siete llaves, un laboratorio del Gobierno desarrolló un método para reproducir discos frágiles sin tocarlos. La técnica utiliza un microscopio para crear imágenes de los surcos con un detalle exquisito. Un ordenador emula –con gran precisión– los sonidos que habría generado una aguja moviéndose en esos surcos.
En 2014, la tecnología se comercializó por primera vez fuera del laboratorio. “En todo momento, el temor es que no queremos estropear esos discos. No queremos ponerles una aguja encima”, explica Jerry Fabris, comisario del Parque Histórico Thomas Edison en West Orange, Nueva Jersey, establecimiento que lo puso a disposición del público.
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