Drogas y alcohol: la problemática de jóvenes con padres desorientados

Mientras se aceleran los consumos en los barrios de Salta, desde ONGs apuntan a rediscutir el rol de los adultos en las prácticas cotidianas de los menores y el fortalecimiento de la familia como una herramienta de contención.

04 Oct 2015
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FOTO CLARÍN

“Cuando hablamos de las prácticas de consumo en los jóvenes salteños nos referimos a su vínculo creciente con el alcohol y las drogas. Prácticas socialmente complejas que derivan en otras conductas o reacciones con emociones violentas: violencia familiar o suicidios”, explica a LA GACETA la psicóloga y especialista en drogas, Fabiola Ramos Chailán. Y añade la importancia del rol de los adultos en las prácticas de los menores, para revalorizar y contemplar a la familia como una herramienta de superación.

Cuenta la especialista que el principal obstáculo a superar en las prácticas de consumo es dejar atrás el secreto familiar. “Muchos adultos conocen la situación de sus hijos pero la esconden como un secreto a puertas cerradas, a veces por vergüenza, otras por desconocimiento de cómo poder ayudarlos”. En ese sentido explica que el trabajo diario en la Escuela Para Padres, ubicada en calle Leguizamón 1751, es impactante.

“Recurren a nosotros porque están en un contexto desbordado. Son muchas las familias disfuncionales con problemas de violencia intrafamiliar, de consumos, desempleo y falta de diálogo”, dice. Pero asegura que el puntapié es el diálogo y recuperar el sentido de la familia como un espacio de terapia entre adultos y jóvenes que consumen alcohol y drogas.


“Promovemos un trabajo interdisciplinario para que las familias se dejen interpelar por las instituciones y encuentren allí espacios para ser asesorados por psicólogos y psicopedagogos. La mejor rehabilitación es la familia y no la simple suma de voluntades individuales”, dice Ramos Chailán. 

Drogas y alcohol en los barrios; un problema de vecinos

Marcela Rojas, integrante del Centro de Asociaciones Familiares de barrio Solidaridad -uno de los barrios más afectados a esta problemática-, cuenta a LA GACETA que enfrentar los consumos de los jóvenes es también hacer una autocrítica del rol de los vecinos. 

Cuestiona que desde el Centro realizan jornadas de debate para idear herramientas y combatir el consumo, que muchas veces derivan en agresiones y delincuencia, pero apunta a los “kioscos” de la zona que les acercan a los jóvenes las sustancias y las venden indiscriminadamente.


“Le propusimos a la Policía mayores controles en los negocios del barrio. A veces los comerciantes no toman conciencia del daño que generan en los chicos: les venden alcohol, cigarrillos y pegamento. Consumen y cuando están bajo los efectos de esas sustancias roban”, apunta. 

La droga se mueve por los barrios de Salta

En los primeros nueve meses del año, se triplicó el número de allanamientos por droga en los barrios de la ciudad. Mientras que en todo el 2014 se realizaron 495, hasta septiembre del 2015 ya se realizaron 1495 según los datos aportados por el Centro de Coordinación Operativa del Sistema de Emergencias 911. 

Los casos por tenencia y comercialización en la vía pública duplican este año las cifras de los 12 meses del año anterior. 

De las 1.000 intervenciones diarias que realiza la Policía de Salta, la zona sudeste de la ciudad representa la más conflictiva demandando el 30% del total de los operativos. Consumo, violencia intrafamiliar y robos –en ese orden- demandan el accionar de los oficiales.

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