De Salta al mundo, pisando fuerte

Valentina Romano Falcón lleva adelante la marca de zapatos, hechos a mano, Valensuela. Conocé la historia de una diseñadora que soñó y logró llegar a París y te lo cuenta en esta nota.

10 Mar 2016
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VALENTINA ROMANO FALCON. FOTO LA GACETA

Recibida del Cetic como diseñadora de indumentaria hizo su camino desde que estudiaba en Buenos Aires. “Un día conocí a una persona que hacía zapatos para las obras de Sofovich. Me encantó lo que hacía y empecé a ir a su taller a aprender, así aprendí el oficio mientras continuaba estudiando diseño”, cuenta Valentina Romano Falcón a LA GACETA.

Sus zapatos ya viajaron a París, San Pablo, Miami, Milán. Todas estas oportunidades se dieron por concursos donde participó, presentando sus diseños. Para Valentina Romano Falcón, fue muy importante formar parte de La Ruta del Diseño, un grupo de diseñadores salteños que buscan agruparse para potenciar sus trabajos como emprendedores independientes. “A partir de ese trabajo de ferias y posicionarme, tuve la oportunidad de que vieran mis zapatos y me convocaron para viajar a París con otros diseñadores de acá. Fue un sueño, hice una colección grande en base a los vestidos que me pasaron. Yo soñaba con ir a los fashion week del mundo, y de repente estaba yo con mis diseños en París, fue un sueño cumplido”, cuenta a LA GACETA mientras recuerda que esa experiencia le abrió no solo una puerta a los ojos del mundo, sino que comenzó a mirar todo con otros ojos. “Luego de París surgieron otros eventos y semanas de la moda en distintas ciudades y agradezco por eso”.

Esta salteña se destacó el año pasado por dos hechos: en mayo del año pasado ganó el premio a la mejor diseñadora del interior en la feria Puro Diseño y participó de un comercial de Cerveza Salta donde cuenta cómo realiza su trabajo como “embajadora salteña”. De la experiencia recuerda que se divirtió mucho y que se sintió honrada de que hayan elegido para representar a su provincia. Los zapatos Valensuela formaron parte del Argentina Fashion Week y del BafWeek y la semana de la moda de Buenos Aires que se desarrolló la semana pasada.

Con respecto a su producción recalca que no trabaja con tendencias de temporada. “Mis colecciones son “cápsulas”, es decir, muy chicas. Cada zapato es diferente, en número y modelos. No hay repetición, tu zapato Valensuela es único, lo que si hago es uno parecido, en otro talle si es que lo necesitan porque muchas veces trabajo a pedido, la gente ve algo en Facebook y me piden de su talle”.



Su historia

Cuando terminó sus estudios, regresó a Salta y siguió estudiante en detalle la creación de zapatos. Su primer zapato fue con taco, “era hermosa la sensación porque era algo mío, pero le faltaba algo”, recuerda. “Ahí empecé a probar cueros, géneros, mezclé cosas, hice muchos dibujos y así nacieron los Valensuela que se caracterizan por el color y la textura”.

“Al principio los hacía para mí a los zapatos. Los iba probando y la gente me preguntaba y les empecé a hacer y vender. Una vez que le puse el nombre, Valensuela, salió la esencia de mi trabajo”. (Valen viene de Valentina y suela, de los zapatos)

Para Valentina, hacer un zapato lleva tiempo, para hacer un par, cuenta, se demora una semana solamente en el trabajo artesanal del armado. “Toda la técnica tiene su tiempo que tiene que ver con la tela o cuero, por eso no hay que apurarlos porque si no se puede arruinar el zapato”. Los materiales, provienen de Buenos Aires, “hay mucha más variedad: uso cuero de chancho, cabritilla, cuero de vaca, pelos”, cuenta Valentina y agrega que “la única contra es buscar la materia prima y la capacitación porque no vienen acá a darte capacitaciones, todo es afuera”.



¿Qué ventaja tiene estar en Salta?

Los pros son muchísimos, estar en un lugar donde muy poca gente hace este trabajo, juega a favor. Es muy lindo que la gente de tu lugar te conozca y reconozca su trabajo, eso hacerlo en una ciudad grande es mucho más difícil.

¿Cómo te inspirás, cómo es el momento de la creación de un producto?

Dentro de mi proceso creativo trato de no ver nada, aunque sea increíble. No hago las colecciones según las tendencias, aunque veo desfiles, revistas y sé lo que se usa. Yo trato de no incorporarlo en mi trabajo.

Los procesos de creación son angustiantes, hay que mostrarse uno, uno le pone mucho amor y trabajo y después debe liberar todo. Pero ver el producto final y palparlo, es hermoso. Para mi fue rarísimo vender el primer par de zapatos, fue muy loco y ahí me di cuenta de que la angustia del proceso tenía un valor, era ver un sueño mío en otra persona. Mis zapatos son sueños construidos para mujeres.

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