Curaciones populares: creer o reventar
Dicen que el empacho se alivia tirando el cuerito y que con la cura del susto, se devuelve el alma al cuerpo. ¿Mito o realidad?
Las creencias populares, aquellas que se transmiten de generación en generación de una manera casi incuestionable, nos dicen que si estamos mal del estómago nos tienen que “tirar el cuerito”. También sostienen que si una persona tiene un pie más largo que el otro o el ojo izquierdo más chiquito que el derecho está asustado y que se cura de diferentes maneras, pero siempre en secreto para “devolver el alma al cuerpo”. La misma metodología se aplica a las verrugas, a las hemorroides y a la conocida culebrilla. Otra teoría cuenta que el ahogo se calma levantando los brazos, soplando la frente e invocando a San Blas –patrono de las enfermedades de garganta-. Para cada dolencia hay una cura natural -a través de la ingesta de determinado tipo de plantas- y sobrenatural –por medio de invocaciones religiosas-, que en algunas ocasiones son aceptadas por la medicina y otras no.
“Nunca es recomendable automedicarse. Los remedios naturales no siempre son inocuos. Uno piensa que porque es algo natural no le va a hacer nada. El arsénico y la cicuta son naturales y sin embargo me pueden hacer mal. Siempre hay que preguntarle a un médico”, afirma Valeria Edelsteiz, autora de “Los remedios de la abuela, mitos y verdades de la medicina casera”.
Sin embargo, existen curas que van más allá de preparar un remedio con un determinado tipo de planta y que son aquellas que quedan en manos de curanderos o de personas que saben cómo sanar en secreto, a veces incluso a la distancia. “Cuando mis hermanas y yo éramos chicas, el médico pediatra le decía a mi mamá que vaya a verla a Doña Anselma para que nos cure del susto”, sostiene la licenciada en historia Cristina Bianchetti, quien dedicó su vida a la investigación folclórica y al estudio de las medicinas tradicionales.
Bianchetti cuenta esta anécdota para demostrar que “existen teorías que no se pueden comprobar científicamente” y que incluso los médicos –de antes y también de ahora- las dejan en manos de personas que lo hacen sin suministrarle nada al paciente. También se conoce como “cura por sugestión”.
En consonancia con Bianchetti, el médico clínico Roberto Guaymás –Matrícula 616- cuenta una experiencia similar pero con pacientes que tenían verrugas. “La evolución de las verrugas es difícil de prever. Hace un tiempo si el paciente no respondía al tratamiento médico, lo derivaba a la cura por secreto. Conocía a una enfermera que curaba lo que yo no podía”, explica.
En este sentido, tanto el médico como la historiadora coinciden en afirmar que lo psicológico juega un rol fundamental. “Existen un montón de técnicas de curación de diferentes tipos de enfermedades, depende mucho de la confianza de la persona. Si tengo dos pacientes con el mismo cuadro, a uno le digo que le voy a recetar un producto maravilloso y al otro le doy lo mismo pero le explico otra cosa, es muy probable que la respuesta del primero sea fantástica porque allí actúa el cerebro, el subconsciente. La sugestión juega un rol muy importante en estas cuestiones”, manifiesta Guaymás.
La famosa técnica de “tirar el cuerito”
“Tirar el cuerito” para curar el empacho es una práctica popular. Se trata de un tratamiento ancestral. Existen ensayos sobre el tema que datan del siglo 18, incluso se enseña el método de medir con una cinta roja para comprobar si una persona está empachada.
Son pellizcos en la piel de la espalda a los costados de la columna vertebral que estimulan inervaciones nerviosas para acelerar el movimiento estomacal. Al respecto, Guaymás explica que “cuando hay una disfunción en el aparato digestivo, sin un cuadro infeccioso que lo justifique, los médicos dicen que al “tirar el cuerito” se estiran los nervios de la zona para curarse. Todo se supone, nada está mostrado”, dice, a lo que la historiadora Bianchetti agrega: “es una reactivación de los órganos anteriores a la espalda”.
En este sentido, tanto la ciencia como la medicina natural y los curanderos sugieren este ritual para curar el empacho en adultos y en niños. “La gente no es ignorante, ni tonta, si este tipo de rituales no funcionaran, seguramente desaparecerían”, enfatiza el doctor Roberto Campos Navarro del Departamento de Historia y Filosofía de la Universidad Autónoma de México en su publicación “Medir con cinta y tirar el cuerito”.
La cura en secreto o “cura por sugestión”
Como el término lo indica, quienes practican este tipo de sanaciones no revelan cómo lo hacen. “Hay miles de formas de curar en secreto que vienen de diferentes saberes. Son cuestiones que van por encima de la fe, que son más bien un ‘creer o reventar’. Hay gente que no cree y se cura”, afirma Bianchetti.
Testimonios de personas que después de acudir a una curandera o curandero se curaron hay muchos. “Tenía las piernas llena de ampollas, ni los medicamentos me aliviaban el dolor que producían. Me recomendaron que me comunique con una mujer que curaba en secreto. La llame por teléfono, le conté lo que me estaba pasando, y ella me dijo que se iba a encargar. No tuve que hacer nada, con el paso de los días, las ampollas fueron cediendo hasta que se fueron”, cuenta Indalecia de 90 años. Y como ella hay un sinfín de historia que demuestra que es una cuestión de creer o reventar.
La más común es “cura del susto”. “Hay cuestiones que nos se pueden explicar científicamente. Cuando te curan el susto en secreto lo que están haciendo es devolverte el alma al cuerpo. Por ejemplo, la gente del campo aconseja que cuando uno se cae tiene que esperar unos minutos en el suelo y recién levantarse porque así rescata el alma. Dicen que en el susto, el alma se sale del cuerpo y se queda a un costado”, afirma Bianchetti.
Levantar los brazos y soplar la frente para calmar el ahogo
La medicina descarta esta práctica. “Hay una válvula que divide el esófago de la parte respiratoria que se lama epiglotis, que al tragar se cierra para que lo que pase por el esófago no vaya a la parte respiratoria. A veces, cuando la persona come y se escapa algo a la vía respiratoria, ahí se produce el ahogo. Levantar las manos no tiene ningún tipo de asidero porque lo único que te quita el ahogo es la tos. El golpe en la espalda también ayuda. A los niños, por ejemplo, hay que sujetarlos de los piernas y ponerlos con la cabeza abajo para que por una cuestión de gravedad, salga lo que le está obstruyendo la respiración”, explica Guaymás.
"Hay cuestiones que están por encima de la fe, que son más bien un creer o reventar. Todo es una sumatoria de creencias donde se encuentra un poco de todo, donde también hay un crisol de formas de curar", finaliza la historiadora.
NOTICIAS DE TUCUMAN
