Se quejan de las obras en las peatonales

Comerciantes dicen que los plazos están vencidos y bajaron las ventas. También se movilizaron contra el criterio estético de las remodelaciones.

21 Oct 2014

Dueños y trabajadores de locales sobre las peatonales Alberdi y Florida aseguran que las obras iniciadas en agosto generan muchos inconvenientes: imposibilitan el flujo habitual de personas, disminuyen las ventas y –según algunos- el criterio estético para la remodelación deja mucho que desear.

“Uno entiende que estas obras son para mejor, pero ya se está incumpliendo el plazo”, dijo a LA GACETA Belén, una empleada de un local de celulares ubicado en la peatonal Alberdi: “la gente no para ni a mirar las veredas, caminan a los empujones y –los que pueden- evitan pasar por acá”, agregó.

Para Belén, la situación se complicó desde agosto, cuando empezaron las obras para remodelar las peatonales: “antes éramos dos atendiendo este local, ahora estoy yo sola porque casi no viene gente”, lamentó, y señaló: “además de la falta de espacio, el ruido hace que tengamos que hablar a los gritos con los clientes”. La vendedora se quejó de que en las últimas semanas se vio trabajando a “uno o dos obreros” y dijo que, a ese ritmo, “las obras no van a terminar más”.

Ezequiel, de una sanguchería acostumbrada a llenarse durante el mediodía, dijo que “la cosa está complicada” y criticó que, a raíz de los obstáculos que genera la obra, “las ventas cayeron entre un 30y 40%”.

“La gente prefiere ir por otras calles, es muy difícil que se pare a comer acá si camina a los empujones por un pasillo de un metro”, graficó el sanguchero: “muchos comercios viven del día a día”, explicó.

Para algunos, vale la pena

Al igual que la mayoría de los comerciantes consultados, Ezequiel admitió que –una vez finalizadas- las obras redundarán en beneficios para los comerciantes, pero pidió que se respeten los plazos: “cuando empezaron en agosto nos dijeron que en octubre ya iban a liberar las peatonales y que iban a terminar todo a principios de diciembre. Esperemos que cumplan”.

No todas fueron pálidas. Algunos comerciantes dijeron que, si bien no se trabaja de la manera más óptima, están satisfechos con el avance de la obra y los resultados preliminares que se pueden apreciar.

Remberto, agenciero de tómbola, loterías, fotocopias y anillados, no se queja para nada. “A mí me solucionó la vida, yo ya estoy feliz”, dijo a LA GACETA y explicó: “ya solucionaron el tema de los resumideros y las cloacas, que generaban un olor insalubre para todos los que pasaban y peor para los que trabajamos acá”.

“Esto va a ser para mejor, si alguien quiere criticar seguro va a encontrar algo”, señaló Remberto diferenciándose de otros comerciantes menos optimistas: “yo no tengo de qué quejarme. Si queremos que las cosas mejoren, es necesario que todos pongamos un poco”, redondeó.

Antiestético

Además de las demoras y la incomodidad de las obras, hay quienes criticaron el criterio estético de las remodelaciones. En Facebook crearon el grupo "No a los bancos ataúdes de Isa", donde se burlan de los asientos que se instalaron en el parque San Martín y proximamente en las peatonales.

A media mañana, también hubo una intervención artística protagonizada por una docena de mujeres que reclamaron "respetar el estilo colonial".

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