Los drones llegaron a Salta y ya surcan los cielos

Los vehículos aéreos no tripulados son el juguete nuevo de los realizadores audiovisuales y fotógrafos. Mirá lo que están haciendo algunos salteños que se sumaron a la tendencia.

23 Oct 2014


Mirar el mundo a vuelo de pájaro ya es una fantasía cumplida, al menos para los artistas audiovisuales, que encontraron en la tecnología de los vehículos aéreos no tripulados, o drones, el mecanismo para conseguir imágenes espectaculares.

Lo que hasta ahora parecía imposible de conseguir con los pies en la tierra, la tecnología del telecomando lo permite mediante estos aparatos de alta sensibilidad y autonomía, capaces de volar hasta a seis kilómetros de distancia de quien los controla y registrar en alta definición paisajes, situaciones y perspectivas únicas.

En la intersección del aeromodelismo y el cine, las destrezas que requiere el manejo de los drones son parte de las condiciones de su uso. Uno de los primeros en trabajar con ellos en Salta fue Antonio Tita, que desde 2010 aplica esta tecnología en los filmes que produce en Cuarta Dimensión, además de fotos sociales, documentales, campañas institucionales y videclips.

Spot: Salta Te encanta from Cuarta Dimension on Vimeo.


"Suma mucho respecto del video tradicional. Genera un punto de vista muy distinto y espectacular. La gente ve los videos y se sorprende, produce mucha emoción. Es como ven los pájaros, pero controlado", cuenta el realizador, y agrega que la técnica necesita de mucha práctica para que salga bien. "Todas las semanas hay que manejarlo porque cuando lo volvés a agarrar después de mucho tiempo, cuesta. Tiene un control que vas manejando, pero tenés que ver la potencia, cómo vuela, hay que saber de electrónica, de aeromodelismo y de aerodinámica", apunta. 

Juguetes complicados

Ernesto Vater es otro de los salteños que se especializó en drones y, además de producir videos y fotos, los construye. "Los costos son altos por las partes importadas que tienen. Un avión puede salir entre 20 y 30 mil pesos", cuenta, y aporta datos sobre el oficio. "Nacen a partir del aeromodelismo, con pequeños aviones comandados a control remoto que fueron incorporando tecnología de transmisión de datos e imágenes. Despues surgen los sistemas para estabilizar a estas naves y lo que se utilizó en misiles, ahora se aplica al uso civil en los drones", cuenta.

Entre las aplicaciones posibles están las tareas de relevamiento aéreo de cultivos, relevar el terreno y deducir el nivel de humedad, tipos de plagas, hidrografía y acceso a zonas donde no puede operar un helicóptero por limitaciones geográficas o económicas, cuenta Vater. Además de ser económicos en su funcionamiento -la mayoría utiliza baterías de 12 voltios o combustibles para motores de dos tiempos- los drones son veloces y pueden usarse en sistemas de emergencia, como los bomberos.

Ojos que todo lo ven

El uso de los drones no se encuentra regulado en Argentina, donde ninguna legislación contempla su funcionamiento ni impone permisos a sus operadores, como sucede en Estados Unidos. Entre los riesgos, el espionaje, función para la que los drones parecen haber sido diseñados a medida. 

"Los aviones drone operan a muy larga distancia y altura y tienen un poder de sigilo muy importante, no hacen ruido", asegura Vater, que reconoce que su especialidad es fabricarlos más que producir videos. Fibra de vidrio, carbono, madera, materiales plásticos y piezas electrónicas importadas son parte de la materia de trabajo. "Soy un apasionado del aeromodelismo, pero este es un hobby caro. Un avión de largo alcance puede costar 30 mil pesos, que es el que puede hacer relevamientos de grandes extensiones de cultivos y puede operar a cuatro kilometros de distancia". 

Los multicópteros, con cuatro o seis hélices, son otra versión de los drones, que son en este caso más fáciles de manejar, pero con tiempo de vuelo más limitado. "Un avión vuela 45 minutos, mientras que un multicóptero unos 15", dice. 

Más para ver

Para Carlos María Vergara, la incorporación de los drones a su trabajo como fotógrafo significó un salto en cuanto a calidad y posibilidades. "Es una herramienta innovadora totalmente, que da imágenes que hace dos o tres años eran imposibles de conseguir".

 

"Armar el drone y sacarlo a volar es muy sencillo, cualquiera lo puede hacer. La dificultad está cuando hay que resolver situaciones adversas, como cuando hay vientos fuertes, interrupciones satelitales o interferencias de autos, agua, comunicaciones. Ahí se puede perder el control de vuelo", cuenta.

En el caso de Tita, esas dificultades significaron perder dos aparatos durante rodaje de videos. Uno, mientras filmaba desde el Cerro San Bernardo, un drone que nunca pudo recuperar y que imagina perdido en la ciudad. "El segundo lo perdí en el dique, mientras filmaba un clip para el grupo de cumbia Ternura. Estábamos arriba del catamarán y dejó de responder al control. Veía que se iba cayendo y no podía hacer nada. Lo único que podés hacer es llorar. Es la impotencia absoluta", se acuerda, mientras calcula que fueron unos 50 mil pesos en pérdida, entre equipo, cámaras y demás accesorios que se fueron al agua.

Sin ley

Una de las últimas noticias que protagonizaron los drones fue el caso de una mujer que salió a los escobazos contra uno de esos aparatos, cuando descubrió que la estaba filmando mientras tomaba sol en topless en la terraza de un edificio en Eslovaquia. 

Como en la mayor parte del mundo el funcionamiento de los vehículos aéreos no tripulados está desregulado, los daños que puedan sufrir estos aparatos por acción de quien quiera voltearlos no está penado. Cualquiera puede pegarles un piedrazo o bajarlos con una escoba, como esta mujer, y ninguna ley va a amparar a su propietario. 





Reel, de Antonio Tita

Cuarta Dimensión - reel from Cuarta Dimension on Vimeo.




Alejandro 1°, por Carlos María Vergara




Trasmontaña en Tucumán, por Antonio Tita




Plaza 9 de Julio, por Ernesto Vater




Procesión del Milagro, por Ernesto Vater

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