¿Por qué la Navidad se celebra el 25 de diciembre?

El emperador Constantino aconsejó a los cristianos la fecha que coincidía con la gran fiesta pagana dedicada al Sol. En Roma se celebraba el “día del nacimiento del Sol invicto” que representaba la victoria de la luz sobre la noche más larga del año

24 Dic 2016
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Por Antonio Las Heras

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

El 25 de diciembre de cada año festejamos la Navidad, que representa la “Natividad del Señor”, es decir, la fecha en que se conmemora el nacimiento de Jesús. Pero, en verdad, éste no fue el día en que ocurrió su nacimiento, desconociéndose cuándo ocurrió. La Iglesia de los primeros siglos aceptaba desconocer esa fecha, incluso el año, y algunos pontífices llegaron a castigar con pena de excomunión a quienes se atrevieron a proponer alguna.

Hay cuestiones científicas que aseguran la imposibilidad de que Jesús naciera en pleno invierno. El frío de aquellas zonas no permitía que hubiese pastores cuidando a sus rebaños, ni que algún niño naciera en una cueva como lo afirma Lucas en su Evangelio. Todos hubieran muerto congelados. Se deduce que –dados tales datos– Jesús naciera entre marzo y junio; esto es: en la primavera boreal.

La elección del 25 de diciembre la estipuló oficialmente el Papa Liberio en el año 354 para superponerla al inicio de las tradicionales celebraciones paganas del Solsticio de Invierno.

Tampoco nació en el año cero. Error de Dionisio el Pequeño –también llamado “el Exigüo”–, monje del siglo VI, padre de nuestro calendario, quien, según los especialistas en el tema y de acuerdo a mis propias investigaciones, equivocó sus cálculos en, aproximadamente, siete años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús hubo nacido en el año 753 desde la fundación de Roma. De modo que Jesús habría nacido siete años antes.

Lo que debemos destacar es que la elección del día de nacimiento no fue casual. El emperador Constantino aconsejó a los cristianos la fecha del 25 de diciembre porque coincidía con la gran fiesta pagana dedicada al Sol. En Roma se celebraba el dies natalis Solis invicti (“día del nacimiento del Sol invicto”) que representaba la victoria de la luz sobre la noche más larga del año (clara alusión al Solsticio de Invierno). Esta explicación se basa en que la liturgia de la Navidad y los cristianos de la época establecían un paralelismo entre el nacimiento de Jesús y algunas expresiones bíblicas referentes a él tales como sol de justicia (Mateo 4, 2) y luz del mundo (Juan 1, 4).

Hay algunos datos más llamativos que resaltar. El cristianismo de aquella época estaba en franca “competencia” con los tradicionales ritos paganos, muy arraigados en la población; especialmente con los que se efectuaban entre el 24 y 25 de diciembre en honor a Dionisios (divinidad del vino, la fecundidad y la muerte); al nacimiento de Eón en Alejandría; a Osiris y, según la leyenda, también en esa fecha las aguas del río Nilo poseían el poder de curación otorgado por los dioses.

La fecha del Solsticio de Invierno (en el hemisferio boreal que corresponde al Solsticio de Verano del hemisferio sur) ha sido de tanta trascendencia para las distintas culturas, religiones y tradiciones que resulta suficiente destacar el hecho de que prácticamente a todos “los grandes maestros de la Humanidad” se les atribuye haber nacido de una madre virgen y un 25 de diciembre. Así tenemos nacidos el 25 de diciembre a Atis, de la virgen Nana; Buda, de la virgen Maya; Horus, de la virgen Isis (en un pesebre y una cueva); Krishna, de la Virgen Devaki; Zoroastro, también de una virgen; y Mitra (la figura más relevante en cuanto a culto de esa época),de una virgen, en una cueva, siendo visitado por pastores que le llevaron regalos. Esto, entre muchas otras similitudes más que coinciden con las etapas míticas de la vida atribuida a Jesús.

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Antonio Las Heras - Doctor en Psicología Social y Magíster en Psicoanálisis. Visitó todos los lugares de Medio Oriente donde, según los evangelios canónicos, estuvo Jesús. Es autor de Jesús de Nazareth, la biografía prohibida (Nowtilus, Madrid).

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